Jueves 20 de marzo de 2003
 

Cheney, "eminencia gris" al mando del gabinete de guerra

 

Por Herbert Winkler

  El vicepresidente de Estados Unidos, Richard Cheney, no se dejaba ver mucho mientras en las Naciones Unidas aún se buscaba una solución pacífica a la crisis de Irak. Le dejaba el protagonismo al secretario de Estado norteamericano, Colin Powell. Sólo cuando en las islas Azores se desvanecía hasta la última ilusión de una salida diplomática al conflicto, Cheney se mostró en todos los canales de televisión: "No hay duda de que estamos muy cerca del final de los esfuerzos diplomáticos", afirmaba. Pocas horas después, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunciaba "la hora de la verdad" para el líder iraquí Saddam Hussein.
A sus 62 años, Cheney, desde hace tiempo enfermo del corazón pero todavía firme, volvía a desempeñar, una vez más a la perfección, el papel de "eminencia gris" del gobierno de Bush.
"En el drama de Irak, Cheney se revela como el asesor de guerra del presidente", señala el diario "The Wall Street Journal".
Las personalidades que mayor atención despiertan en ese sentido con el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld; el secretario de Estado, Colin Powell, y la asesora de seguridad de Bush, Condoleezza Rice. "Pero el vicepresidente hizo el papel más importante de todos", afirma el periódico.
Al frente del "gabinete de guerra" de Bush, este profesional de la política procedente del Estado de Nebraska, que ya fue jefe de gabinete en la Casa Blanca en los años 70, es sin discusión el asesor más influyente de Bush. Cheney dejó claro hace mucho que para él la salida del poder de Saddam Hussein era la única forma de proceder que tenía sentido. Entre bambalinas manejaba los hilos y sólo salió de su escondite cuando vio peligrar su objetivo. Igual que en el verano (boreal) del 2002, cuando asustó al mundo con su rechazo sin disimulo a la doctrina de la contención. Powell se impuso oportunamente para lograr que Washington pasara por Naciones Unidas antes de dirigirse a Bagdad.
Los aliados más importantes de Cheney están en el Pentágono. Son liderados por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, quien se ha convertido en una estrella de los medios de comunicación con sus provocaciones y su indiferencia. Si Powell era la "paloma" que se esforzaba por lograr una solución pacífica al conflicto y por mantener buenas relaciones con los aliados de Estados Unidos, "Rummy" era el "halcón" que no disimulaba sus críticas a la "Vieja Europa", centrada en Francia y Alemania. Rumsfeld contaba en especial con la asistencia del subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, y del asesor ultraconservador del Pentágono, Richard Perle.
Según algunas fuentes, Condoleezza Rice actuaba de moderadora entre ambas fracciones, aunque no hay duda de que también ella apoyaba desde el principio la postura de que había que lograr un cambio de régimen en Bagdad.
La nota más disonante en las semanas inmediatamente precedentes al ultimátum y una probable guerra la puso Colin Powell, el hombre que no sólo llevó durante muchos meses el peso de la diplomacia, sino que era enviado a los programas televisivos de los domingos como portavoz de más alto rango del gobierno.
Tras el fracaso de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Powell es considerado el mayor perdedor de la lucha interna en las filas de Washington. "Powell está en el búnker", apuntó la revista "Time", mientras que el diario "The Washington Post" llamaba al secretario de Estado "guerrero contra su voluntad".
El propio Powell se presenta como un estratega que dio una última posibilidad a una solución de consenso internacional en paralelo a los preparativos militares. Ante las cámaras de televisión afirmó que no se ha perdido el tiempo, sino que el tiempo se ha utilizado para la preparación de una eventual incursión de las tropas.
Para los críticos que lo consideran un vasallo fiel del presidente, eso parece confirmar que Powell hizo el papel que le fue asignado dentro del entramado del poder estadounidense y que finalmente mostró su verdadera cara como "fiscal jefe" ante el Consejo de Seguridad.
Powell tiene un punto importante en común con Cheney y Rice: los tres pertenecían al círculo íntimo del presidente George Bush padre, que en 1991 libró la primera Guerra del Golfo contra Irak y cuyas tropas se detuvieron antes de que cayera el dictador iraquí. (DPA)
     
     
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