Sábado 15 de marzo de 2003
 

La victoria diplomática de las FARC

 

Por Andrés Oppenheimer

  Algo insólito está pasando en el frente sur de la lucha contra el terrorismo: los guerrilleros narcos de Colombia pudieron festejar una victoria diplomática gracias a la decisión del Brasil, Venezuela y Ecuador de no calificarlos como "terroristas"".
Lo que ocurrió en días pasados es más que una victoria propagandística para las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo guerrillero que según funcionarios colombianos y norteamericanos colocó la bomba que hizo volar el club social El Nogal de Bogotá el mes pasado, matando a 35 personas -incluidos cinco niños- e hiriendo a otras 175.
En efecto, lo que hicieron estos países fue un desaire público al presidente colombiano Alvaro Uribe, que ha envalentonado a las FARC. Uribe había pedido a sus países vecinos que declararan a las FARC una organización terrorista, lo que bajo la resolución 1.373 de las Naciones Unidas los obligaría a congelar cuentas bancarias vinculadas con las FARC, impedir el flujo de fondos al grupo guerrillero y negarles refugio a sus militantes.
Estados Unidos y los 15 países de la Unión Europea ya declararon a las FARC un grupo "terrorista"", junto con las derechistas Autodefensas Unidas de Colombia. Panamá también hizo lo mismo.
Sin embargo, Brasil, Ecuador y Venezuela se negaron a hacerlo, diciendo que quieren ser ""mediadores viables"" en futuras negociaciones de paz en Colombia. Estos países han condenado "acciones terroristas"" de las FARC, pero no al grupo guerrillero en sí. La canciller ecuatoriana Nina Pacari fue incluso citada diciendo la ridiculez de que declarar a las FARC como un grupo terrorista equivaldría a intervenir en los asuntos internos de Colombia.
Como era de esperar, las FARC recibieron la noticia con júbilo. En un gran titular en su página de Internet, el grupo se ufanó el 9 de marzo: "Países vecinos no le jalan a la guerra adelantada por Uribe Vélez y George W. Bush"". El subtítulo decía: "Ecuador tampoco califica como terroristas a las FARC. Ya lo habían hecho Brasil y Venezuela"".
Tras una reunión de emergencia la semana pasada entre los presidentes del Brasil y Colombia, el miércoles estaban reunidos en Bogotá los cancilleres y altos funcionarios de los países vecinos a Colombia, en busca de nuevas formas de cooperación antiterrorista. Al momento de escribir estas líneas, los cancilleres emitían una grandilocuente declaración comprometiéndose a luchar conjuntamente contra el terrorismo, pero sin un pronunciamiento del Brasil, Ecuador y Venezuela calificando a las FARC de terroristas.
Antes de decirles por qué creo que estos tres países se están engañando a sí mismos -o nos están engañando a nosotros- con su aseveración de que quieren ser "mediadores viables"", permítanme recordarles que las FARC han sido señaladas por Amnistía Internacional, Human Rights Watch y otras organizaciones internacionales como responsables de numerosas violaciones a los derechos humanos en Colombia. Aunque las FARC negaron ser responsables del bombazo que destruyó el club social El Nogal, el gobierno colombiano dice que ya identificó a tres participantes en el atentado, que son miembros de las FARC.
Además de sus cotidianos atentados con bombas, Amnistía Internacional recientemente condenó "la persistente práctica de tomar rehenes y los secuestros de las FARC"". Entre muchos otros civiles, la organización terrorista continúa teniendo como rehén a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, secuestrada hace más de un año. Y a fines del 2001, secuestraron a 25 civiles en el departamento del Cesar, incluyendo a la ex ministra de Cultura, Consuelo Araujo, a quien la mataron durante su cautiverio.
Los colombianos no parecen tener tantas dudas sobre si las FARC son terroristas: un impresionante 94% de ellos tiene una mala o pésima imagen del grupo guerrillero, según las encuestas.
Entonces, ¿por qué se niegan estos países a calificar a las FARC de terroristas? Los conservadores tienen una explicación simplista: es porque Brasil y Ecuador poseen gobiernos de izquierda, y Venezuela, un dictador electo que juega de revolucionario izquierdista. Sin embargo, estos países tampoco calificaban a las FARC de terroristas antes, cuando contaban con gobiernos de centro derecha.
Según funcionarios brasileños y ecuatorianos, la decisión se debe a que, a diferencia de Estados Unidos o Europa, sus gobiernos no confeccionan listas de "grupos terroristas"". El hacer tales listas los obligaría a gastar enorme capital político -y les costaría votos de la izquierda en el Congreso- que necesitan para resolver sus crisis internas.
Puede ser. Pero el costo de no asumir una postura más enérgica podría ser mayor. Cada vez más, los narcoterroristas colombianos están cruzando las fronteras, instalando campamentos guerrilleros y expandiendo el tráfico de drogas a los países vecinos.
Si el Brasil, Ecuador y Venezuela realmente quisieran ser "mediadores viables"", deberían hacer exactamente lo contrario a lo que están realizando. Deberían calificar a todos los grupos narcoterroristas colombianos -incluidas las FARC- como organizaciones terroristas, y luego ofrecer retirar dicha calificación una vez que terminen de cometer actos terroristas. Eso los convertiría en los mediadores más efectivos del conflicto colombiano.
     
     
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