Viernes 14 de marzo de 2003
 

Turismo: pensar en el mediano y largo plazos

 

Por Sergio G. Rodríguez (*)

  Es de público y notorio conocimiento que en esta temporada estival el turismo se muestra como uno de los sectores con mayor capacidad para generar un desarrollo socioeconómico sustentable en nuestra región.
Para el devenir de este fenómeno concurren varias factores, los que trataré de mencionar sin ser exhaustivo:
a) Tasa de cambio favorable que permite una especie de sustitución de importaciones (el 64% de la gente que vacacionaba en el exterior este año lo hizo en nuestro país) y un mayor ingreso de turistas foráneos (3 millones durante la temporada, a decir por la Secretaría de Turismo y Deportes de la Nación).
b) Con el correr de los años las vacaciones se han convertido en una necesidad primaria del ser humano, en virtud de la vorágine en la que se vive día a día, sobre todo en los grandes conglomerados urbanos.
c) Una gestión eficiente desde los organismos públicos, mixtos y privados que están a cargo de promocionar nuestros centros receptivos turísticos, entre otras.
La última causal esgrimida ha tenido un peso de consideración en la decisión tomada por los turistas en cuanto al destino de sus vacaciones.
La Secretaría de Estado de Turismo de la Provincia de Río Negro, acompañada por el sector privado, realizó durante el año pasado una intensa campaña promocional en los principales centros emisores nacionales (Capital Federal, Córdoba, Rosario, Bahía Blanca, Neuquén, etc.) y regionales (Chile y Brasil principalmente). Esta campaña realizada y lo que se hizo en medios nacionales gráficos, radiales y audiovisuales (por primera vez se publicitó a los 3 destinos más consolidados de nuestra provincia en canales abiertos de televisión -Bariloche y El Bolsón en forma conjunta ; por un lado y Las Grutas; por el otro -) han tenido como marco de referencia el "Proyecto Río Negro; un destino turístico de excelencia".
Es conveniente resaltar que el desafío, de acá en adelante, para todos los que conforman directa e indirectamente el sector es el de tratar de que los turistas arribados repitan su visita y hagan las veces de multiplicadores para que sus allegados también conozcan nuestros destinos.
Y para que esto se dé, hay que modificar y optimizar comportamientos y criterios de gestión que demuestran que se está trabajando a corto plazo, sin tener en cuenta el mediano y el largo plazos.
Menciono algunos de los factores críticos que atentan contra el desarrollo autosostenido y sustentable del sector: suba desproporcionada de precios, agresión ambiental, falta de profesionalismo y deficiente calidad en la prestación de servicios.
Hay que tener en cuenta que el turismo cuenta con ventajas comparativas para lograr rápidamente una reactivación del aparato productivo, debido a ser mano de obra intensiva, poseer uno de los mayores efectos multiplicadores desde el punto de vista económico intersectorial, contar actualmente -a diferencia de otros sectores- con una estructura de mercado que tiende a la competencia perfecta (atomización de prestadores y consumidores, no hay formadores ni tomadores de precios) y erradicar asimetrías económicas regionales (por caso en Playas Doradas de Sierra Grande, a la que van en mayor número turistas de Neuquén capital, con lo cual el dinero que ingresa viene de una zona favorecida por la coyuntura -en este caso el altísimo valor del petróleo- a una que ha venido cayendo sin solución de continuidad a partir del cierre de Hipasam).
Personalmente creo que estamos en un punto de inflexión, en donde debemos empezar en serio a mirar el mediano y el largo plazos o perderemos competitividad y, en consecuencia, quedará una sobreoferta de servicios con los graves perjuicios que esto trae aparejado (capacidad ociosa y desempleo; entre otros de menor impacto).
Y esto no implica más que entender en qué negocio estamos; conocer con precisión el perfil de nuestra demanda; empezar a profesionalizar y a reentrenar al personal todo y, fundamentalmente, al que ocupa puestos clave -existen regímenes en la legislación laboral que permiten hacer convenios para la obtención de pasantías rentadas con facultades de Turismo, Hotelería y Gastronomía-; tener presencia sistemática en nuestros principales mercados emisores, entendiendo que esto es una inversión y no un gasto superfluo. Es decir, pensar cómo vamos a seguir captando demanda en el mediano y largo plazos en el único sector que viene creciendo ostensiblemente y muestra los siguientes guarismos: 7% de tasa de crecimiento medio anual a nivel internacional en las últimas 5 décadas (el sector que mayor dinamismo ha tenido), una participación proyectada para este año del 8% en el Producto Bruto Interno (superará al resto de la economía), más de 500.000 y más de 700.000 personas viven directa e indirectamente del sector, respectivamente; más de 15 millones de turistas (entre extranjeros y nacionales) recorrerán nuestro país, que aportarán ingresos por una cifra cercana a los 6.500 millones de pesos.
Los números son contundentes, la euforia coyuntural no nos debe tapar los aspectos estructurales y la premisa es cuidar al turista y pensar estratégicamente (proyectándonos en el mediano y largo plazos) en el entendimiento que si operamos bajo este esquema, y no otro, los resultados se irán consolidando y el sector seguirá siendo el más dinámico de todos, coadyuvando a mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos, lo que en definitiva debería ser nuestro primario y final objetivo.


(*) Secretario de Turismo de Río Negro
     
     
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