Domingo 2 de marzo de 2003
 

El empleo político "fijo"

 

Por Alicia Miller

  Si la política es, a nivel universal, la actividad que persigue el bien común, en Río Negro esa definición bien podría traducirse como la búsqueda del bienestar de y para los propios políticos.
Y si esa afirmación puede admitirse como algo exagerada en tiempos normales, en esta época, en la que se definen las candidaturas a cargos electivos hacia el interior de los partidos políticos, apenas alcanza para describir la realidad. Realidad que llega casi hasta el punto del grotesco.
Nunca en los últimos años ha sido posible ver una discusión tan acalorada entre dirigentes políticos como la que mantuvieron los justicialistas días atrás cuando se codeaban unos a otros para lograr incluirse a sí mismos o a sus esposas -militantes ellas también, bueno es decirlo, pero familiares al fin- en los cargos expectables de las listas de candidatos a legisladores y diputados nacionales.
Y, si bien todavía no ha llegado el momento de definiciones, bien es posible temer que en el radicalismo las cosas no serán muy diferentes.
Una muestra apenas de las rencillas que se producen cuando la miríada de promesas de cargos busca acomodarse en el estrecho molde de las listas oficialistas, es el enojo de la tres veces intendenta de Catriel, María Rosa Iémolo, cuando supo que el segundo lugar en la "sábana" que le habían prometido no sería para ella sino para la cipoleña presidenta del partido, Marta Milesi.
Es más, otros partidos menos tradicionales no se han quedado atrás a la hora de aplicar en la discusión de puestos en las listas de candidatos más vehemencia que en definir una propuesta para la reactivación económica o la obtención de una administración pública transparente y eficaz, que satisfaga a los ciudadanos que la mantienen con el pago de los impuestos.
Salvo excepciones que bastaría una mano para contarlas, quien ha degustado las mieles del sueldo político -no sometido a quitas ni obligaciones horarias sino, por el contrario, engordado las más de las veces con extras "reservadas" o "reservadísimas"- da muestras de no querer perderlas. Por el contrario, si durante el tiempo de "vacas gordas" no logró garantizar para su esposa/o un cargo interesante, buscará ubicarla/o en la lista para el próximo período. Y lo mismo con hijas/os, hermanos/as o amigas/os.
Esta preocupación por el cargo propio o allegado desnaturaliza la acción política y actúa como un revulsivo intestinal en los involuntarios testigos de la trama, es decir, los ciudadanos que esperarían algo diferente. Estos días, circuló por Internet un interesante ensayo que impulsaba anular del vocabulario habitual el concepto de "dirigente" y reemplazarlo por el de "representante", mucho más ajustado a un sistema republicano.
El dirigente conduce y la confusión puede llevarlo a creerse predestinado para permanecer en ese lugar mientras lo desee. El representante está allí porque lo han puesto, y ese nombre le impide olvidar que en caso de no cumplir con el encargo puede ser reemplazado de un plumazo.
¿Formalidad? ¿Utopía? Puede ser. O un regreso a las fuentes que nunca debieron perderse.
En estos días, el radicalismo bipolar que existió en los últimos tres años recuperó su vieja figura unívoca del "todos para uno y uno para todos", pero sin dar por ahora muestras de la nobleza que esa solidaridad implicaba para los mosqueteros de la novela de Alejandro Dumas.
Con un veranismo debilitado pero ejerciendo el poder a su estilo, la oposición interna del sector liderado por Bautista Mendioroz y Fernando Chironi daba ciertas garantías en cuanto a su decisión de investigar las concesiones y actos administrativos sospechados de corrupción.
Y el acuerdo, en cambio, obliga a ser muy cauto en cuanto a las expectativas acerca del destino de aquellas investigaciones pendientes en ámbitos legislativos. Sin ir más lejos, está próximo a vencer el plazo de actuación de la comisión que analiza las millonarias negociaciones con Edersa para determinar la tarifa que los rionegrinos pagan por la energía eléctrica, así como la venta anticipada de regalías hidroeléctricas que -según la denuncia- se habría realizado a precio vil en perjuicio del Estado rionegrino. Hasta el momento, nada ha trascendido de sus conclusiones.
Y a ella se agrega ahora -también con mayoría radical- la comisión que debe analizar las concesiones de los casinos de la provincia y las sospechas acerca de que funcionarios provinciales habrían incurrido en una negociación incompatible con su cargo.

Otra vez marzo

Comienza marzo, y los docentes siguen reclamando una recomposición de sus ingresos que saque a gran cantidad de ellos de la pobreza. Por añadidura, esto sucede al mismo tiempo que el gobierno neuquino -sin duda más por especulación electoralista que por sensibilidad social, y haciendo gala del incremento circunstancial de ingresos por la estampida del precio internacional del petróleo y la devaluación- reintegró a sus empleados estatales la "poda" del 20% de zona desfavorable.
Si el estado de ánimo de los docentes rionegrinos ya era deplorable, esto lo habrá vuelto peor aún, al ampliar la brecha con sus iguales de más allá del río.
El Estado rionegrino lo ha negado, pero hoy se descuenta como ineludible una recomposición salarial que -es de esperar- no quede aquí sometida a la especulación electoralista.

Alicia Miller
amiller@rionegro.com.ar

     
     
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