Sábado 8 de marzo de 2003
 

Las carpetas de Barrionuevo

 
  Según han informado diversos medios, al sentirse enojado por la actitud asumida por la senadora Cristina Kirchner que no lo cree digno de seguir figurando como un senador nacional, el sindicalista Luis Barrionuevo amenazó con "salir a mostrar unas carpetas comprometedoras" que a su entender serían suficientes como para complicar la candidatura presidencial del gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner. Parecería que a través de los años Barrionuevo, lo mismo que ciertos políticos de mentalidad similar, ha acumulado una cantidad notable de datos sobre las vicisitudes no sólo de Kirchner sino de muchos otros funcionarios, legisladores y gremialistas para ser usados a fin de presionarlos toda vez que lo considere conveniente. Es de suponer que en algunos casos resulta una cuestión de nada más grave que comentarios que fueron formulados en épocas ya lejanas que en la actualidad serían considerados vergonzosos, pero en otros se tratará de detalles relacionados con la presunta participación en actos de corrupción de los incluidos en los "prontuarios" que se las ha arreglado para compilar un personaje hecho notorio por su propensión a atenerse a códigos que son incompatibles con el respeto por las instituciones.
De todos modos, ya que se informó que Barrionuevo no tuvo empacho en chantajear al gobernador Kirchner, la ciudadanía tiene derecho a enterarse de lo que se encuentra en aquellas "carpetas comprometedoras" si es que realmente existen. Es más: tanto por su conducta al impedir que se celebraran elecciones en Catamarca como por su intento mafioso de silenciar a sus críticos entre los legisladores, Barrionuevo merece ser no sólo expulsado del Senado sino también obligado por la Justicia a abrir sus archivos privados para que la gente sepa en qué consiste el contenido.
Es comprensible que a muchos políticos no les causaría ninguna gracia ver difundidas nuevamente palabras que en otras circunstancias pronunciaron en favor de la dictadura militar o del terrorismo. También lo sería que algunos prefirieran olvidar ciertas etapas en las que se manifestaban partidarios fervorosos de medidas, esquemas o "modelos" que a esta altura les guste satanizar. Sin embargo, por entender muy bien la ciudadanía que un grado de oportunismo es inherente a la política y que, de todos modos, es natural y hasta saludable que las opiniones de sus representantes evolucionen con el tiempo, no sería muy probable que tales pormenores de su trayectoria personal le provocaran dificultades auténticas al gobernador Kirchner. Al fin y al cabo, si Barrionuevo mismo no se ha visto perjudicado demasiado por haber reivindicado la corrupción de forma inolvidable, extrañaría que los cambios de actitud que jalonaron la carrera de Kirchner resultaran lo bastante bochornosos como para costarle muchos votos. Antes bien, si lograra explicarlos con claridad, resultaría beneficiado por su voluntad de sincerarse.
Así y todo, hasta que se pruebe lo contrario, habrá de presumir que el contenido de las carpetas a las que aludió Barrionuevo tiene que ver con asuntos decididamente más delicados que los supuestos por las maniobras políticas un tanto sinuosas que llevaron a Kirchner a su eminencia actual, porque de otro modo el chantaje no tendría ningún sentido. Pues bien: si, como insinúa el senador por Catamarca, los cargos en su contra son tan graves que su difusión lo perjudicaría, el santacruceño debería renunciar a su candidatura. En cambio, si, como es de esperar, se siente seguro de que sólo se trata de una cuestión de nimiedades o de acusaciones basadas en nada más significante que la malicia de un adversario inescrupuloso, es su deber insistir en que sean publicadas para que el electorado entienda que en realidad no tiene ningún secreto inconfesable que ocultar, de esta manera despejando las dudas alarmantes que acaba de sembrar un sujeto que, si bien no es del todo confiable, ha contado con muchas oportunidades para familiarizarse con los ámbitos menos respetables de la política nacional y que, a juzgar por la forma impúdica en la que está actuando, supone contar con información que sería suficiente como para arruinar muchas carreras promisorias, entre ellas la del candidato oficialista a la presidencia de la Nación.
     
     
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