Lunes 10 de marzo de 2003

 

Con ton y son: Siempre habrá un tango

 
  El tango continúa vivito y coleando. Desde su génesis arrabalera, su paso a los grandes salones y su dispersión por el mundo, ha sabido inmiscuirse hasta donde no lo llaman. Y ese espíritu de supervivencia da hasta para que se ensayen variantes tan extrañas como un Goyeneche en estilo trance.
En los últimos meses se editaron discos muy disímiles entre sí, pasando de lo tradicional al campo instrumental, al jazz y llegando a una experiencia de tango electrónico. cuatro visiones totalmente diferentes, pero que bien pueden complementar un tango universal.
El género asume nuevas caras: los milongueros clásicos pueden pegar la oreja al trabajo "Tango" de Omar Mollo, los experimentales pueden internarse en la obra "Trío de cámara tangos" de Leo Sujatovich, algunos exquisitos pueden deleitarse con la mixtura jazz de Pablo Porcelli, y los más arriesgados disfrutarán de "Bajo fondo Tango Club", producido por Gustavo Santaolalla y Juan Campodónico.
Omar Mollo tiene una trayectoria rockera, pero escucha tango desde la infancia. El guitarrista eligió un repertorio surcado por los grandes clásicos: "Garúa", "Cafetín de Buenos Aires", "La última Curda", "Sur" y "Yira, yira", entre otros. Sueña que los tangueros lo acepten y puedan "convivir en el mismo lugar con pibes con remeras de Los Piojos", aunque asegura que "tango y rock son cosas bien distintas. Canto uno u otro, nada de mezclar, en mi caso".
En la búsqueda de situarse entre el jazz y el tango, el saxofonista Pablo Porcelli grabó su segundo disco "Distancias", incluyendo composiciones propias como "Distancias" y "Aroma de mujer", y varias reinterpretaciones de clásicos. Así el disco es un recorrido en el que el saxo que se intercala con los demás instrumentos, mientras se suceden "Los mareados", "La última curda", "Sur", "Malena", mientras se intercalan sonidos de Buenos Aires.
El talento de Leo Sujatovich al piano tiene larga data, y sumado al del violinista Damián Bolotín y el cellista Patricio Villarejo, dio como fruto "Trío de cámara Tango" una obra que conjuga a Piazzolla, Discépolo, Troilo y tres sesiones improvisadas en el estudio. Con "Responso", el disco abre puramente tanguero, algo que se mantiene en "Milonga de mis amores/Nocturna" y en "El Choclo", mientras que "Gallo ciego" y las tres "Improvisetas", remiten obligadamente a Piazzolla.
House, trance, trip hop, drum n' bass y aires de tango conviven en "Bajo fondo Tango Club", producido por Gustavo Santaolalla y Juan Campodónico que reunió a músicos tan distintos como Adriana Varela, Pablo Mainetti, Diego Vainer, Juan Blas Caballero, Adrián Iaies y Jorge Drexler. El álbum experimenta una mezcla extraña y original, que seguramente tenga más aceptación entre los adeptos a la electrónica que del tango, y cuya verdadera repercusión seguramente se produzca dentro de unos años y fuera de nuestro país.
Como sea, desde donde sea, siempre habrá una manera nueva de tocar el tango, una nueva excusa para seguir sintiendo que es parte de nosotros.

Ignacio Artola

   
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