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Domingo 9 de marzo de 2003 | |
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Meirelles revela el costado más triste del Brasil |
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La crudeza del filme del director brasileño abrió el Festival de Cine de Mar del Plata. "Ciudad de Dios" se rodó en una de las favelas más "pesadas" de Río de Janeiro. |
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| Mar del Plata (Télam, enviado especial).- El cineasta brasileño Fernando Meirelles, director de "Ciudad de Dios", la película que abrió el Festival de Cine de Mar del Plata y se estrenará próximamente en el país, afirmó que una de las intenciones del filme -que transcurre en una favela cercana a Río de Janeiro- es "mostrar y explicar a la clase media brasileña una parte oculta y muy cruda del país en el que vive". "Ciudad de Dios" llegó a Mar del Plata avalada por numerosos premios, entusiastas críticas y muy buena recepción en festivales internacionales como Cannes y San Sebastián, pero además obtuvo un histórico récord de taquilla en el Brasil, donde fue vista por más de cuatro millones de personas, y donde también estuvo en boca de todos durante la reciente campaña electoral. Hasta Luiz Inacio Lula Da Silva habló bien de la película de Meirelles -un crudo retrato de la pobreza y la delincuencia que reinan en las calles de las favelas- durante algunos de los actos públicos que lo llevaron a convertirse en el nuevo presidente del Brasil. "Quería explicar a la clase media brasileña una parte oscura del país. Para eso, debía hacer una película muy clara y didáctica, y que además mostrara ese mundo de ambición y muerte desde su interior, y no con una mirada ajena", explicó Meirelles acerca del estilo realista, seco y explícito que usó para mostrar la miseria económica y humana que hay dentro de las favelas. Para su tercer filme, que codirigió con la documentalista Katia Lund, el autor de "Domésticas" tomó los relatos verídicos que le dan vida a la novela "Ciudad de Dios", publicada en 1997 por Paulo Lins, un hombre que vivió durante casi 30 años en una favela y fue un testigo directo del ascenso de la delincuencia y el narcotráfico. El personaje central de la película se apoda Petardo y es el que narra desde sus propias experiencias las cosas que suceden en el interior de ese infierno plagado de armas, tiroteos, crímenes gratuitos y fusilamientos, una zona de guerra donde el narcotráfico gobierna y donde un niño de 9 años puede considerarse un hombre por haber asesinado a alguien y por drogarse. "El filme refleja ese ritmo de pulsación continua que poseen las favelas brasileñas. Es muy violento, pero a la vez es muy alegre, festivo, espontáneo, ruidoso y musical", dijo a Télam y otros medios de prensa Meirelles, quien rodó durante 8 semanas en el interior de las favelas gracias al permiso y salvoconducto que obtuvo de los jefes traficantes. Una de las condiciones que le impusieron los pandilleros al cineasta fue que diera empleo en su película a los habitantes de Ciudad de Dios, por lo que Meirelles contrató a improvisados extras y operarios, pero también realizó numerosos castings para elegir el elenco no profesional que le daría vida a los personajes del filme. "Además -aclaró Meirelles- yo quería hacer una película sobre esta comunidad, pero necesitaba que la cámara estuviera adentro, que mostrara todo desde el interior, en locaciones reales y con actores que conocieran bien la realidad de las favelas". El cineasta aprovechó la oportunidad para anunciar el rodaje -en febrero de 2004- de "Intolerancia", una versión moderna del clásico de cine mudo firmado por el estadounidense D.W. Griffith, que según dijo será "una comedia dramática sobre la globalización y será filmada en los Estados Unidos, Brasil, Kenia, Filipinas y China. Con respecto a la visión que los narcotraficantes tienen de sí mismos, y que quedó registrada en la película al igual que muchos otros temas, el cineasta señaló que "los narcos se consideran héroes o revolucionarios. La realidad es que hacen varias cosas para ayudar a la comunidad y están conformando una suerte de poder paralelo al gobierno oficial". "Los líderes del tráfico de drogas creen ser una alternativa al Estado. Consiguen controlar a las comunidades con leyes muy estrictas que hacen cumplir severamente, muchas veces incluso bajo pena de muerte. De esa manera, se convierten en una especie de poder policial interno que se encarga de mantener la paz y la tranquilidad", explicó. El filme alcanza grados de crudeza y realismo sucio muy extremos -como una escena en la que un niño es obligado por su jefe a fusilar gratuitamente a otro más pequeño que él únicamente para probarlo como matón- y fue realizado con una estrategia estética que marca la evolución del delito en las favelas, a través de tres etapas diferenciadas por su puesta de cámara, su fotografía, su montaje y las actuaciones. Protagonista inesperado El actor Leandro Firmino da Hora, quien interpreta al temido narcotraficante Zé Pequeño en "Ciudad de Dios", señaló que su participación en el filme de Fernando Meirelles fue "algo medio revolucionario" para su vida. |
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