Miércoles 12 de febrero de 2003

 

Les sobran necesidades, garra y amor también

 

Un grupo de jefas de hogar se las ingenió para ayudar en Plottier.

 
Las "chicas", como se autodenominan simpáticamente, no piensan bajar los brazos para mejorar el barrio El Alamo.
NEUQUEN (AN).- "Acá tenemos necesidad de sobra", contesta Aurelia Miranda cuando le preguntan qué hace falta en el barrio Los Alamos, al este de Plottier y a cinco kilómetros del centro de la localidad, aunque no se entienda el por qué de semejante distancia.
"Es que no nos quiere nadie, nos quieren tener lejos", redondean medio en broma y medio en serio Nilda y Ximena, las dos madres separadas con cuatro chicos cada una y 34 y 35 años respectivamente. Y se ríen, lo mismo que el resto de sus compañeras Marta, de 19, Noelia, de 20.
Es que este grupo de jefas de hogar desde hace tiempo ha decidido ponerle buena cara a los malos tiempos. Y aunque haya exceso de necesidades se unieron para ayudar a otros más necesitados que ellas.
Desde diciembre, el grupo -conformado también por Israelita Figueroa y Ema Gutiérrez- trabaja para hacer pastas, panes dulces y ahora se largaron con las facturas, aunque no siempre cuentan con los insumos y a pesar de que no tienen una cocina adecuada para cocinar en cantidad.
"Si tuviéramos una cocina... cuántas cosas podríamos hacer", dice en voz baja Noelia Muñoz, madre de una nena de tres años. Igual, las "chicas" -como se denominan entre ellas- saben que van por el camino correcto y que "Unidas" (como les gusta que las llamen) van a pelearle a las necesidades, que se hacen más grandes cuando los chicos empiezan las clases.
Para Navidad, rindieron la prueba de fuego. Trabajaron desde las siete de la mañana hasta las nueve de la noche, y al fin consiguieron cocinar 120 panes dulces que casa por casa repartieron por el barrio Los Alamos. La mujeres, en cuyos rostros se leen las huellas de muchos sacrificios, se iluminan cuando recuerdan la gratificación que les significó ir casa por casa reglando los panes.
"Había vecinos que no podían creer que eran de regalo", afirma Nilda Concha quien recuerda particularmente a una vecina de anteojos grandes y sonrisa amable.
Desde ese momento, bajo la guía de una capacitadora en pastas y del panadero Miguel "Gualo" Ferreyra, el grupo no ha dejado de producir. Los fideos van al comedor "Los Pequeños Corazones" donde hay casos de desnutrición y también sobran las necesidades. Y si no están los chiquitos, están los abuelos o vecinos a los que nos les alcanza.
"No tenemos ni plaza y mire si tenemos lugares", agrega Ximena mientras comenta que igual le gusta el barrio y la gente que allí vive.
Por estos días, a la par de los planes que han crecido en cantidad, la actividad frutícola sirve de contención para muchos vecinos que no tienen trabajo seguro el resto del año.
Ayer fueron facturas, diez docenas de todo tipo, las que salieron del horno de la cocina de Aurelia. El jueves serán pastas. Pero esta semana no lo entregarán al comedor. Es que se quedaron sin insumos y por eso tuvieron que vender la pequeña producción. Con lo que recauden esperan comprar más harina.
"Esto no puede parar, nosotros vamos a seguir poniendo el trabajo pero vamos a necesitar que nos den los insumos y tenemos que ver cómo conseguir una cocina más grande", cerró Aurelia, la vocera oficial de un grupo que destila buena onda y mucha garra. Y eso que le sobran necesidades.
   
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