Domingo 9 de febrero de 2003

 

Un toque patagónico para las nuevas Gemelas

 

Andrés Remy colaboró con uno de los proyectos.Es rionegrino y trabaja con Viñoly en Manhattan.

 
Sueño en marcha: Andrés Remy frente a la maqueta del proyecto. La semana próxima podría ser elegido para las Gemelas.
NEUQUEN (AN).- El martes 11 de diciembre del 2001 el flamante arquitecto Andrés Remy, fratacho y cuchara de albañil en mano, reparaba el departamento de un amigo en el barrio Norte de Buenos Aires: "Te van a llamar a vos para que las repares", lo cargaba Lucas Riavitz mientras en los canales de televisión dos aviones impactaban una y mil veces contra las Torres Gemelas de Nueva York.
Los pibes neuquinos se reían de la ocurrencia, sin que Andrés dejara de hacer lo suyo: alisar el revoque hasta dejarlo óptimo.
Remy recuerda la anécdota y vuelve a reírse. Es viernes 7 de febrero y Andrés está instalado en el Soho del lujoso barrio de Manhattan, en un loft donde funciona el fabuloso estudio de Arquitectura que comanda el arquitecto uruguayo-argentino Rafael Viñoly, la cabeza de un equipo que aspira a reconstruir la Zona Cero de Manhattan, el lugar donde se abrieron dos agujeros luego de los atentados suicidas.
A pocos metros del muchacho que hace 28 años nació en General Conesa y que desde muy chico se mudó a Neuquén, está Viñoly, el arquitecto que de este lado del Río de la Plata consideramos más nuestro que nunca. Sucede que el hombre, de 57 años, se formó en la facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires.
Remy atiende vía telefónica a "Río Negro", cuenta que está sentado en su lugar de trabajo: un inmenso estudio donde hay gente de 35 países. En total son 140 arquitectos, todos bajo el comando de Viñoly.
Andrés se recibió a fines del 99. Habla sin estridencias y particularmente despacio. Es que a pocos metros la BBC (televisión inglesa) por un lado y la NBC (estadounidense) por el otro, entrevistan a Viñoly y a otros arquitectos-estrellas.
"El (por Viñoly) es como "el Diego" (por Maradona), los demás acompañamos. Está en todo, escucha a todos pero se hace lo que él dice. Tiene un trato bárbaro, pero es muy exigente", afirma Remy, quien hace 14 años terminó la primaria en la escuela 205 del barrio Alta Barda.
"Si me preguntás cómo llegué acá, no sé; lo que sí puedo decir es que cuando tuve la oportunidad no lo pensé dos veces", agrega el arquitecto, quien se dedica exclusivamente al dibujo de proyectos con un programa de computación.
La relación con Viñoly comenzó en Buenos Aires. El arquitecto-estrella (para muchos es un artista con todas las letras) necesitaba armar un "book" con las obras que hizo en Buenos Aires, básicamente era hacer fotografías de distintos proyectos. Hubo algunas consultas por Internet y Andrés terminó siendo elegido para el trabajo: el pibe se "mató", no ahorró esfuerzos para que todo salga "OK". Hasta iluminadores contrató.
Viñoly quedó "chocho" de la vida y le ofreció trabajo en Estado Unidos. Andrés quería hacer las valijas enseguida; pero primó el criterio de su padre: "terminá la carrera y después hacé lo que quieras", le dijo Juan Carlos, el odontólogo cuyano que suma más de 30 años en la región. "Cuando era la hora de irme todos me decían que estaba loco, pero yo sabía que no podía perderme está oportunidad", cuenta desde su trabajo en el Soho, la zona más bohemia de Manhattan. Nada fue fácil. Es que Andrés fue a vivir con su hermano mayor, Gastón, quien el 11 de septiembre decidió dejar el país del norte.
El terror le entró por los ojos: desde su departamento vio cómo cambiaba una parte de la historia.
Cuando Gastón se fue todo fue difícil: pocos dólares, mucho trabajo, ni jota de inglés y en Harlem.
"Fue terrible, vivía en una habitación de tres por tres con baño compartido, con un montón de gente que te asustaba", explica Andrés. Y enseguida suma un dato para graficar: en la puerta de entrada había un cartel de la Policía, que le daba tranquilidad a los ciudadanos, sobre el estricto control que ejercían a la gente que allí vivía.
"Fue difícil, pero tuve reconocimiento bastante rápido; me quedaba muchas horas en el trabajo, una porque me gustaba y otra porque hacía todo lo posible para no volver a la que era mi casa", cuenta y se ríe.
Algunos días, el arquitecto neuquino no sabía dónde estaba parado. Vivía en una habitación de mala muerte y compartía cenas donde cada cubierto costaba cifras de por lo menos dos ceros, y en billetes "verdes".
El proyecto del Kennedy Center fue su primer aporte para un gran proyecto. Gustó mucho y fue comentado en los Estados Unidos.
"Qué se yo, será porque hablamos igual y porque le demostré que tengo las ganas de aprender, siempre me trató muy bien", definió sobre su jefe.
Ya no está en el lugar donde hacía cola para ducharse. "Vivo en Brooklyn y aunque no tengo lujos, estoy muy bien", agregó.
Haber llegado como finalistas para la reconstrucción de las Torres Gemelas "es increíble, pero ahora hay que ganar y en eso trabajamos. Sería lo máximo", se entusiasma el muchacho que fue el medio scrum del Neuquén Rugby Club.
La semana próxima habrá novedades sobre el resultado del trabajo. Remy está feliz, pero extraña. De lo que pasa en el país y en Neuquén "me entero de todo y me ponen mal".
-¿Volvés?
-Ojalá, algún día.
-¿Agarrarías el fratacho de nuevo?
-No tengo ningún problema, me encanta la parte "sucia" de la profesión.

De acero y con alma cultural

NEUQUEN (AN).- El denominado Think Team que comanda Rafael Viñoly propuso construir en esqueleto de acero, hueco pero con pisos intermedios, con una altura algo superior a la que tuvieron las Torres Gemelas. En esos pisos sugieren que funcione un centro mundial de cultura.
¿Cuánto sale este proyecto? Unos cuantos cientos de millones de dólares, más que mil.
Junto a esta iniciativa está la de el estudio Libeskind, de Berlín, que propone una torre trasparente, con flores y plantas de todo tipo y origen.
A fines de este mes se conocerá cuál será el elegido, y según se estima en el país del norte prosperará la idea que resulte menos onerosa. Es que el atentado enflaqueció en extremo la economía de la Zona Cero, algo así como el ombligo del mundo, por cuya destrucción el mundo está por asistir a una segunda guerra en poco tiempo.
Viñoly es un uruguayo que se graduó en la UBA. En el país realizó una larga serie de obras, por ejemplo el edificio donde funciona el Canal 7, las sucursales del Banco Ciudad y el edificio de la Asociación Argentina de Odontología.
En 1982, con 38 años, se instaló en los Estados Unidos, donde a esfuerzo y talento se ganó un lugar entre los arquitectos más importantes del mundo.

Rodolfo Chávez
rchavez@rionegro.com.ar

   
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