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El paisaje cambia dos veces por día y tiene por qué

Las respuestas sobre el fenómeno de las mareas en Las Grutas. El cambio se nota más en la playa rionegrina que en otros balnearios. Además de la atracción de la Luna y el Sol, influyen otros factores.

Dos postales distintas de un mismo lugar en Las Grutas, donde cíclicamente el mar se acerca y aleja de los acantilados.

LAS GRUTAS (ASA).- El hombre se restrega los ojos. Su familia le consulta por qué el mar que golpea contra el acantilado les impide bajar a la playa en el mismo sitio en el que a la mañana habían jugado al tejo sin inconvenientes. No tiene respuestas.
Lo mismo le ocurre a un padre que llevó a sus hijos a conocer los barcos pesqueros en San Antonio Oeste y los encontró en seco, apoyados sobre la tierra. Y lo que unas horas antes había sido un lago enorme estaba vacío, convertido en un pequeño canal.
En el Puerto de Ultramar, dos marineros regresan al barco, tras una noche de copas. No saben si es su borrachera o es real que el mismo barco del que salieron apenas dando un salto, ahora se encuentra mucho más abajo, y para acceder a él deben bajar por una pasarela que conecta la embarcación con el muelle.
¿Qué fuerza extraña mueve regularmente las aguas marinas, trasladándolas de un punto a otro, inundando y secando cíclicamente las costas, provocando cambios evidentes en el litoral del golfo? ¿Por qué estos cambios se marcan más aquí y no son iguales en todas las playas del país?
Isaac Newton, con su ley que establece que la fuerza de atracción de un astro sobre otro es directamente proporcional a su masa e inversamente al cuadrado de la distancia que lo separa de éste, empezó a echar luz sobre el misterio de las mareas.
Ese descubrimiento explica por qué la Luna, a pesar de su tamaño reducido, ejerce una fuerza de atracción unas 2,2 veces mayor que el Sol. Lo concreto es que el ascenso y descenso rítmico del nivel del mar que se verifica con un período próximo a las 12 y a las 24 horas, junto con la corriente que provoca esa fluctuación, constituye el fenómeno de las mareas, generado por la atracción de ambos astros.
Este complicado suceso sufre la influencia de diversos factores, además de las fuerzas mencionadas. Por caso, las mareas se modifican en función de la latitud, topografía y geografía de cada lugar, la fricción y la rotación de la tierra, a las que se suman eventualmente el viento y las corrientes de otro carácter.
Hay que tener presente que la marea no resulta de la magnitud de la atracción, sino de la diferencia que existe entre la atracción que se verifica en el centro de la Tierra y en su superficie del lado que mira a la luna o el sol y del lado opuesto.
Si la tierra se hallase totalmente cubierta por un océano de gran profundidad uniforme y la Luna se mantuviese estacionaria en el plano del Ecuador, las diferencias de su fuerza de atracción aplicada al centro de nuestro planeta y a los diferentes puntos de la superficie líquida harían que el globo adquiriera una forma elipsoide con su eje mayor dirigido hacia el satélite.
Según la latitud y longitud en que se ubique un determinado punto del planeta será la influencia que reciba por parte de la Luna y el Sol, lo que modificará el régimen de mareas.
Estos ciclos pueden ser diurnos, semidiurnos o mixtos. En el primer caso es cuando se produce una pleamar y una bajamar por día y en el segundo dos y dos. En determinadas circunstancias el fenómeno se verifica de modo que las pleamares y bajamares sucesivas difieren mucho en cuanto al nivel que alcanzan las aguas, calificándose entonces como mareas mixtas.
En Luna Nueva y Luna Llena las mareas adquieren mayor amplitud -vivas o de sicigia-, mientras que en los cuartos menguantes y crecientes son más reducidas -muertas o de cuadratura-. A lo largo del año, en tanto, existen mareas mayores en primavera y otoño, cuando la Luna y el Sol se encuentran alineados.
El estudio durante largos períodos de los factores involucrados ha permitido crear tablas de mareas con previsiones apenas sesgadas para años completos. Existen para ello aparatos llamados mareógrafos que establecen las características del régimen de mareas en los puertos principales.

La marea del San Matías, una de las más amplias

Los golfos norpatagónicos -San Matías, San José y Nuevo- están entre los accidentes más notables de la costa continental de la Argentina.
Su importancia no deriva sólo de su peculiaridad geográfica sino también del particular régimen de mareas que ha dado lugar a especulaciones sobre la posibilidad de realizar obras hidráulicas que permitan la conversión de la energía de la marea en energía eléctrica.
La marea del San Matías es semidiurna y alcanza amplitudes importantes cuya media supera en sicigia los 7,5 metros.
Esto se debe a su latitud y a la influencia que sobre esa zona ejercen la luna y el sol. En los equinoccios (20 y 21 de marzo ó 22 y 23 de septiembre) se dan mareas de hasta más de 9 metros y en los solsticios alcanzan los 7.
En otros puertos argentinos la amplitud de las mareas difiere sustancialmente.
Desde Buenos Aires a Quequén tienen un régimen de desigualdades diurnas y la diferencia entre cada pleamar y bajamar es apenas notoria.
Recién en Monte Hermoso se empiezan a dar las mareas semidiurnas y su altura máxima llega allí a casi cuatro metros.
En el golfo San José (Chubut) las mareas tienen una amplitud similar a la de la zona de San Antonio, Las Grutas y Sierra Grande, con algo más de 8 metros de máxima. En Rawson el régimen también es semidiurno, pero el nivel máximo no supera los 5 metros.
En Punta Loyola, en cercanías de Río Gallegos, en tanto, el nivel máximo alcanza los 12 metros, mientras que en Tierra del Fuego empiezan a ser más reducidas.

Cada seis horas

En Las Grutas, la escasa pendiente hace que la gran masa de agua que dos veces al día se acerca y se aleja del acantilado, deje al descubierto y cubra rítmicamente una extensa playa de arena, modificando el paisaje cada algo más de seis horas.
Día tras día el horario de las pleamares y bajamares se atrasa alrededor de 40 minutos. (ASA)