Lunes 3 de febrero de 2003

 

Una voz en el teléfono lista para ayudar a los más desesperados

 

"Volver a empezar" no es poca cosa en estos tiempos que corren: es un programa que funciona en Cipolletti que ayuda a personas con crisis emocional y social, básicamente. El año pasado el grupo de autoayuda, que hace base en una iglesia evangélica, colaboró en unos 50 casos.

  CIPOLLETTI (AC). "No puedo más. Todo me sale mal. Estoy solo, no tengo futuro. Ya nada vale la pena para mí", Esta patética declaración, palabras más, palabras menos, dio pie a una conversación que se extendió por casi dos horas y en la cual una idónea de la organización "Volver a Empezar" pudo, con paciencia y solidario compromiso, lograr que un hombre no diera el paso hacia ese temido lugar del cual no hay retorno posible.
"Volver a Empezar" es un grupo de autoayuda que coordina Adriana Fernández Carrasco.
Tiene su base en la iglesia evangélica "Antorchas", de avenida Alem 1218, y su teléfono abierto las 24 horas -el 4784797- es un cable a tierra para gente con depresión aguda, familias en crisis, adolescentes incomprendidos, matrimonios en fractura, mujeres abusadas y golpeadas, niñas adolescentes con bulimia y anorexia, padres de hijos con capacidades diferentes y adictos a drogas y al alcohol.

Producto de una necesidad

El grupo funciona con unas 15 personas, voluntarias, atentas al teléfono y a charlas personales y de círculos pequeños, de no más de 10 afectados por circunstancias severas.
"Esto nació como respuesta a la necesidad que impera en la sociedad. Una sociedad que presiona a sus miembros en todos los ámbitos, y en los planos espiritual y material", comentó Adriana Fernández Carrasco.
Esa presión -siguió indicando- "genera crisis", y en el más bajo nivel de valoración "muchos se dan cuenta a tiempo de que necesitan un cambio decisivo. La crisis es un proceso fundamental para la comprensión del cambio y de lo imperativo de una ayuda".
"Llega un momento en que, para muchos, más de lo que cualquiera pueda imaginar, las metas y los valores pierden importancia hasta casi esfumarse, provocando una tensión tan grande que puede llegar a disolver una familia o, peor aún, motorizar un atentado contra la propia vida", adujo. No hubo manera de lograr un testimonio fotográfico de una reunión grupal. "La preservación de la identidad es clave. Y la gente le teme al "qué dirán" si se hace público, aunque más no sea con indicios, su problema", dijo.
Puso de relieve en este contexto que el grupo de autoayuda "no pretende reemplazar ningún tratamiento terapéutico que requiera una problemática determinada. Es un espacio para expresar con absoluta libertad miedos, dolores, angustias. Y sin ser juzgados. Hay palabras que sirven para que se articule un puente que los lleve a la otra orilla, la de la esperanza, que viene ser algo así como una salida".

Desde la Justicia derivan casos

La importancia de "Volver a Empezar" no es menor. Tanto, que desde el juzgado de Paz y aún desde la justicia de Familia le llegan derivaciones para que haya una orientación adecuada.
Una característica que le da una particularidad distinta a la organización es que cada subgrupo, según sea el problema que debe ser tratado, está formado por un coordinador y por personas que han podido recuperarse de una crisis, y que, por ende, pueden hablar con la autoridad de la experiencia vivida.
El año pasado se trabajó con unas 50 personas, con resultados alentadores pero también con varias frustraciones.
De acuerdo con lo que comentó Fernández Carrasco, hubo gente que llegó pero estuvo sólo una sesión. "Nadie sabe por qué se fueron. Tal vez por falta de comunicación. Pero son los menos. La mayoría sigue y logra fijarse metas, empieza a transitar un camino hacia un horizonte de expectativas".

El anonimato

CIPOLLETTI (AC).- No es fácil abordar con planteos de soluciones soluciones incluidas los problemas de los demás. Y menos fácil aún es confesar, con largos silencios, bajo tono y medias palabras, el calvario que soporta un ser humano en crisis.
Por ello en el teléfono abierto las 24 horas de "Volver a Empezar" se usa mucho el anonimato.
"No se pide saber quién habla. La gente que atiende prioriza el problema y establece lazos que se van afianzando, en función de lo terrible que escucha y de las respuestas que son un bálsamo a tanta tristeza y desolación".
Los casos de depresiones por falta de trabajo, por exclusiones sociales -los obesos, la gente que no es "presentable" para una sociedad bastante elitista- y los de las mujeres golpeadas en el cerrado mundo de sus hogares son los más atendidos.
"Volver a Empezar" es una voz en un teléfono, un contingente solidario que ha salvado vidas. No tiene subsidios, ni ayuda oficial. No recibe aportes ni bonos contribución. Lo máximo que esperan sus integrantes es encauzar situaciones límite, y para eso le dedican la mayor parte de su tiempo.

   
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