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Lunes 3 de febrero de 2003 | |
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Entre todos le ponen la otra mejilla al hambre |
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El fenómeno de los comedores autogestionados crece en Roca. |
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| ROCA (AR).- El hambre y la pobreza en la región tienen una contracara solidaria que se va expandiendo lentamente por las grietas de la crisis. Es que cada vez más personas y organizaciones no gubernamentales se unen para cubrir las necesidades básicas de alimentación de muchas personas por medio de comedores solidarios. Estas iniciativas tienen algunas características en común: se tiende a la autogestión de los propios interesados en conjunto con las organizaciones y se solicitan donativos en general a los que más tienen. Tal es el caso de un proyecto que surgió de un grupo de viejos amigos de Roca que decidieron organizarse para brindar una ayuda a los niños más necesitados de varias escuelas. Hace varios meses dieron el primer paso en la escuela 317 y el modelo prendió rápidamente. Ellos recalcan constantemente que el proyecto consta de cuatro patas fundamentales para que todo marche "viento en popa": la escuela, el grupo de padres, el grupo de ayuda (incluido en la Fundación Caic) y las empresas que hacen su aporte. De esta manera, las cuatro patas se comenzaron a articular y la iniciativa se fue expandiendo, logrando que hoy estén en funcionamiento cuatro comedores en las escuelas 317, 42, 169 y 344. Cabe destacar que todas las comidas son planificadas por una nutricionista que cuida que todos los platos contengan los nutrientes necesarios para los niños. En total se alimenta todos los fines de semana, a 370 personas en su mayoría chicos en edad escolar. Durante todo el verano se siguió implementando y si bien hubo una pequeña disminución de asistentes, el mecanismo está cada vez más aceitado. Es que varios comercios y empresas de la región están comprometidos a brindar su apoyo mensualmente, gracias al trabajo de búsqueda del grupo de ayuda, los padres se encargan de elaborar la comida y servirla, y la escuela cede toda la infraestructura pero además varios docentes y directores también colaboran. De esta manera se logra un trabajo en red en donde todas las partes hacen algún tipo de aporte que ayuda a cumplir un objetivo común que es que los chicos no pasen hambre. Proyectos en marcha Algo muy similar pero con diferentes actores ocurre en el barrio San Martín en donde los impulsores fueron los miembros locales de la agrupación Barrios de Pie. Allí, gracias a la donación de una casa por parte de un vecino se armó un centro comunitario en donde se realizan diferentes actividades. Una de las centrales es la elaboración, en conjunto con los vecinos, de una merienda para 70 pequeños. Las mismas madres son las que elaboran el pan casero con las bolsas de harina que consiguen de la donación de los supermercados locales al igual que la leche y aportes esporádicos de otros privados y del municipio. El Polo Obrero en Barrio Nuevo también a partir de la donación de una casa lograron montar un comedor en donde diariamente elaboran la comida gracias a aportes que salen a pedir periódicamente. Otro caso, que es más reciente, es el de los trabajadores de la Cooperativa J.J. Gómez que a partir del fin de semana pasado empezaron a dar el desayuno sábado y domingo para 50 chicos en la planta del ex frigorífico Fricader. Allí el dinero para comprar los alimentos es aportado por cuatro gremios: Unter Roca, CTA, Sitrajur y ATE. Es evidente que este fenómeno va en expansión y cada vez son más los grupos que intentan organizarse para encontrar alguna respuesta inmediata para sus necesidades. A partir de estos casos se puede visualizar cierta reconstrucción de lazos solidarios que años atrás parecían destruidos. |
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