Martes 25 de febrero de 2003

 

Desobedientes

 

La semana en Roca

  "No hay otro medio de defenderse de las adulaciones que hacer comprender a los hombres que no te ofenden si te dicen la verdad; pero cuando todo el mundo puede decírtela te falta el respeto. Un príncipe prudente se procura un tercer procedimiento: elige hombres sensatos y otorga solamente a ellos la libertad de decirle la verdad, y únicamente en aquellas cosas de las que les pregunta y no de ninguna otra".
En sus lecturas a Maquiavelo, esta frase de "El Príncipe" debe haber confrontado con el repaso a su gestión en el municipio de Roca para Ricardo Sarandría.
Las oxigenaciones que tuvo que repetir en su gabinete desde que asumió en diciembre de 1999 hablan de la falta de prudencia en el intendente para seleccionar a sus colaboradores directos.
Cierto es que "el mercado" no ofrece demasiadas alternativas para integrar al sector público profesionales intachables y con trayectoria exitosa, pero las designaciones no ocuparán un espacio entre los aspectos positivos cuando el jefe comunal concluya el actual período.
Periódicamente hubo funcionarios que excedieron los límites aconsejables para mantener una relación equilibrada con la máxima autoridad en la ciudad y -ausencia de advertencias mediante- provocaron una definición tormentosa a su caso (léase Carballo, Mozzoni, Salvucci).
Sin embargo, la deficiente efectividad para elegir colaboradores no es una característica propia del Ejecutivo únicamente.
Sarandría se jactó siempre de sólo tener "acuerdos previos" con el gobernador Pablo Verani relacionados con dos o tres funcionarios, para que éstos permanecieran en la planta del municipio. Así las cosas, siempre asumió como propia la decisión final para la lista de concejales que la Alianza presentó en los comicios del 24 de octubre de 1999.
Bien claro está que ahí también careció de prudencia y hoy se enfrenta a un bloque "oficialista" en el que sólo una edil (Celia Graffigna) entre cuatro lo acompaña.
Por eso deberá prestarse especial atención al discurso que el intendente Sarandría pronunciará el próximo sábado en la apertura de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante roquense.
Ahora bien, analizando los tres discursos que el intendente ofreció desde que asumió puede observarse que poco espacio hubo para el repaso de obras concluidas y promesa de infraestructura. Todos tuvieron un fuerte contenido político partidario, siempre con un metamensaje orientado a los buenos entendedores de pocas palabras.
En el 2000 pidió "que terminen las confrontaciones estériles" entre los bloques. El año pasado exigió autocrítica política a los que no entendieron el mensaje del "voto bronca" de las últimas elecciones legislativas. Y fue el de 2001 el que más repercusiones generó, cuando recurrió a Maquiavelo para recordar que "no hay nada más difícil de llevar a cabo, de éxito más dudoso y de manejo más peligroso, que iniciar un nuevo orden de cosas. Pues el reformador tiene enemigos en todos los que se benefician con el viejo orden, y tibios defensores en todos los que se beneficiarán con el nuevo orden".
Sarandría presentó en sociedad días atrás su Movimiento de Acción Rionegrina junto al peronista Rosso y el líder del MPP, Julio Salto. Y pondrá en marcha las sesiones ordinarias delante del fracturado bloque de la Alianza, que a la poca obediencia demostrada al intendente en los últimos períodos sumó ahora el malestar por el cambio de rumbo político que terminó de definir el intendente.
El primer ejemplo de la traumática relación que parece signará al radicalismo en el Concejo este año fue la sesión extraordinaria solicitada por Sarandría para aprobar el Plan Director.
Fueron ediles de la Alianza quienes "no pudieron analizar bien el proyecto" e impidieron hasta el momento la sanción de la ordenanza. El mensaje que le enviaron a Sarandría fue claro.
En consecuencia, el escenario actual sólo le permite al jefe comunal negociar con el peronismo para imponerse en una votación. Algo que no le asegura control total sobre el rumbo de las acciones de gobierno que demandan tránsito por el Concejo Deliberante.
Por eso será importante su discurso: o rompe definitivamente con los ediles veranistas o asume una posición conciliadora que le asegure un mínimo de gobernabilidad.
Y allí quedará en evidencia qué tan alto es el precio que está pagando por su escasa efectividad para elegir lugartenientes y conseguir que respeten su investidura.

Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar
   
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