Domingo 23 de febrero de 2003

 

Aprendiendo turismo

 
  La temporada veraniega que amenaza con dejarnos mucho antes de lo previsto ha sido benevolente con la ciudad, tanto en el aspecto climático como en las divisas.
De acuerdo a estimaciones oficiales el porcentaje de ocupación promedio durante enero fue del 59,8%, y, comparativamente con el mismo mes del año anterior, trepó un 195%.
En el balneario El Cóndor, el principal asentamiento marítimo, llegó en el mismo sentido al 75%. Comparando esta ocupación con 2002, fue posible inferir un incremento del 177,8%.
Al igual que en Viedma, se reiteró la tendencia de elección de alojamientos como hosterías y departamentos, lo cual podría corresponderse con el perfil de los turistas y con la oferta de la villa marítima, que cuenta con mayor disponibilidad de plazas para estos tipos de albergues.
Durante enero visitaron la ciudad 7.426 personas y con relación al mismo período de 2002 -que contó con una afluencia de 3.831 visitantes-, se observó un incremento en esta variable del 94%. El número de turistas en El Cóndor llegó a 6.031 dentro del mes en análisis, en tanto que en el mismo lapso de 2002 fue de 2.041. Ello denota un incremento del 195,5%.
Estas cifras pueden poner eufórico a cualquiera, pues traen una seductora proyección si se quiere aprovechar la ola. Antes habrá que acomodar algunas cargas para que la sucesión de posibilidades sean positivas y se consoliden.
Antes de volver a poner el palo en la zanahoria hay que reparar en que este renglón económico alcanzó niveles insospechados porque la solvencia cotidiana les cerró a los argentinos de cierta potencialidad las fronteras de los países limítrofes, ahora que el dólar está más de tres a uno en contra.
Así como hubo audaces esfuerzos privados individuales en turismo receptivo, cobraron notoriedad numerosas falencias como para corregir. A los hoteles no llegó la suficiente folletería indicativa, al parecer porque las oficinas de Turismo locales reivindicaban para sí ese rol en forma exclusiva. En El Cóndor, los orientadores y algunos operadores de servicios -expendio de combustibles, talleres y cafeterías- no estuvieron el tiempo necesario como para atender los requerimientos.
Si bien el deporte colectivo que impulsó la actual gestión municipal fue altamente plausible, semejante despliegue le jugó una mala pasada al turista cuando se cortaron las calles para dar rienda suelta a la actividad muscular. Aquel visitante que ingresó con su familia al balneario por primera vez -sin conocerlo y luego de recorrer cientos de kilómetros- la brújula le giró varias veces a 360 grados como para encontrar el lugar que buscaban.
Puede haber un Rosario de pequeñas anécdotas, pero lo cierto es que en la actualidad no existe un órgano que fije y piense en políticas para el sector. El Ente Turístico de la Comarca Viedma-Patagones que reúne al Estado y los privados está desactivado desde hace cuatro años por "sencilleces" de índole partidaria.
Alguien deberá tomar la posta a partir de las estadísticas y enfatizar en que el rubro de mayor movimiento fueron hosterías y departamentos, por lo tanto orientar hacia allí futuras inversiones. También se desconoce si algún nivel de decisión elaboró un calendario de eventos que atrapen.
El Turismo como actividad económica es más serio de lo que uno piensa. Tomemos en cuenta por ejemplo que cada turista que ingresó a Mar del Plata en los primeros 15 días de enero consumió 38,18 pesos. Sólo basta multiplicar ese promedio por cada contingente. De esta manera se gestará una idea cabal de eventuales nuevos ingresos extras que puede tener una ciudad.

Enrique Camino
rnredaccionviedma@yahoo.com.ar

   
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