Viernes 28 de febrero de 2003

 

Los radicales quieren tallar fuerte en Bariloche

 

El acuerdo con el intendente Icare apunta a ampliar y cohesionar consenso incluso para la elección de gobernador

 
Verani - Icare: sociedad en marcha.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Con la consolidación de la unidad interna de la UCR a nivel provincial también fue ganando silencioso consenso el acuerdo político para que el partido promueva en esta ciudad la reelección del intendente Alberto Icare.
La decisión comenzó a gestarse hace un par de meses en el entorno más fiel del gobernador Pablo Verani y desde allí bajó como un mandato de hierro a la ciudad lacustre.
Los principales impulsores de la idea dicen que la oferta al actual intendente se inscribe en "la tradicional postura aliancista" de la UCR. Pero lo cierto es que nunca habían llegado al punto de ceder un cargo con alta cuota de poder a una figura ajena a la "oficialidad" partidaria.
De todos modos, el propio Verani se encargó de señalar que Icare no es estrictamente un extrapartidario. Aunque hoy gobierna en nombre del vecinalista MUP, fue en su momento afiliado radical "y todavía figura en los padrones".
Las razones de tanta generosidad hay que buscarlas en la obsesión del radicalismo por asegurarse un triunfo en Bariloche con un candidato que traccione en favor de la fórmula Saiz-De Rege para la provincia.
Encuestas en mano, perciben que hasta ahora ese binomio está "muy frío" en esta ciudad y sólo pisa fuerte en Roca, donde incluso sufrirá algún impacto con la deserción de Ricardo Sarandría.
En Cipolletti la UCR asume que ganarle a Julio Arriaga será misión imposible y en Viedma el resultado es incierto, con antecedentes que no dan para el optimismo.
Así las cosas, ganar en Bariloche bien puede resultar decisivo. Desde ya que la UCR no se podía permitir un candidato que recuerde el fracaso estrepitoso de Atilio Feudal, el último intendente que sentaron en el Centro Cívico.
Y tampoco asomaba como recomendable repetir la "experiencia Guillermo Jáuregui", un dirigente de la ignota lista Violeta al que candidatearon el año pasado por descarte. Enterrado por una ola de denuncias por revistar como ñoqui en la policía provincial, Jáuregui cosechó apenas el 5 por ciento de los votos.
Razones todas que llevaron a Verani a levantar la mano de Icare, en una decisión que tomó con su propio entorno y sin participación ninguna del comité local. La orden vino de arriba y los veranistas de Bariloche admiten que se hará lo que diga el gobernador "si es lo que conviene a la estrategia provincial".
Las líneas de oposición no estarían dispuestas a plantear la interna si le garantizan lugares apetecibles en las listas para el Concejo y la Legislatura.
Es un hecho también que los casi 10 mil desocupados y 50 mil pobres que tiene Bariloche jugarán un papel decisivo. Y cuando las elecciones estén a la vista, la maquinaria clientelar de la provincia llevará agua sin pudor alguno al molino de Icare.
Uno de los máximos referentes del veranismo local, Marcelo Cascón, es quien corre con más posibilidades para postular a la presidencia del Deliberante y uno de los sostenes entusiastas de la candidatura de Icare. "Su perfil personal es atractivo para la comunidad, porque demostró capacidad de gobierno -dijo ayer-. Hoy el radicalismo no tiene una figura con esa imagen".
   
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