Lunes 10 de febrero de 2003 | ||
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La semana en Roca: Una ciudadanía "light" |
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La ciudadanía argentina es de las denominadas "truncas" o "de baja intensidad". "Una ciudadanía efectiva no consiste únicamente en votar sin coacción; es también un modo de relación entre los ciudadanos y el estado, y de los ciudadanos entre sí. Es una modalidad continua de relaciones, antes, durante y después de las elecciones, entre individuos protegidos y potenciados por su condición de ciudadanos. En muchas regiones y ciudades y para buena parte de la población "la ley se acata pero no se cumple", como reza la máxima tradicional. El estado de derecho, corolario y soporte de la ciudadanía y, por lo tanto, elemento central de la democracia, sólo rige de manera intermitente", advierte una cita de Guillermo O"Donnell en el libro "Votos, chapas y fideos" de Pablo Torres. Por estas latitudes a pocos políticos les interesa el crecimiento en la intensidad de la ciudadanía porque a medida que los derechos se amplían menos espacio queda para las prácticas clientelares. De allí la importancia de la ordenanza que está a punto de aprobarse en Roca, que modificará el sistema para la conformación de padrones. La intención es no votar más junto a los que tienen un apellido que comienza con la misma letra (o cercana) en el abecedario sino hacerlo antes y después que los vecinos del barrio y en la escuela más cercana al domicilio. Sin dudas que la iniciativa es un paso adelante dentro del sistema democrático porque apunta a poner fin al acarreo de personas dentro de vehículos, pero hay otros aspectos que seguramente darán paso a un interesante debate. El punto más débil del sistema está dado por la radiografía que permitirá sacar a los partidos políticos sobre la direccionalidad del voto en cada barrio. En una sociedad justa y equilibrada esto no representaría un escollo, porque los candidatos o funcionarios electos se plantearían cómo hacer en el futuro para revertir el escenario adverso en los barrios que en los últimos comicios no lo apoyaron. Aquí no. Nada hace prever que la imagen posible no sería la de vecinos golpeando una y mil puertas oficiales para conseguir que se levante ese castigo o postergación impuesta por la reticencia a votarlos en el cuarto oscuro. Es cierto que hoy también es posible determinar cómo votan los diferentes sectores de la sociedad, haciendo una discriminación a partir de otros patrones. Por ejemplo, hoy los partidos saben cómo votan los docentes, policías, judiciales; o haciendo otro corte, pobres, clase media y ricos. Sin embargo, el sistema de padrones parroquiales otorgará más precisión al panorama. El otro aspecto importante a analizar es la lucha por la subsistencia que implementarán en la ciudad quienes no conocen otro método que el clientelar para imponerse en las elecciones. Ya sin la oportunidad de direccionar el sufragio de sus vecinos a través de la carga sobre un vehículo y alguna que otra amenaza sobre los beneficios a perder, es posible que los populosos barrios roquenses se transformen en un "pequeño Gran Buenos Aires", con las siempre efectivas "manzaneras" que tantas satisfacciones dieron a la familia Duhalde. Entonces podrán verse recorridas incesantes de punteros por las casas de sus vecinos, desplegando -vía alimentos y materiales para la construcción de dudoso origen- todo el poder partidario. En fin, el nuevo sistema para votar está naciendo en Roca. La discusión seguramente será extensa. Entre las conclusiones que permita sacar el debate estará buena parte de la realidad acerca de la capacidad de los roquenses para hacer crecer la intensidad de su ciudadanía. Hugo Alonso |
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