Sábado 22 de febrero de 2003
 

¿Quién pagará la guerra?

 

Por Herbert Winkler

  Cada vez que en el candente debate sobre la amenaza de guerra se toca el tema de los costos de la invasión a Irak y sus consecuencias, el gobierno estadounidense se muestra extremadamente reservado. "Es imposible predecirlo, todo depende del resultado", dijo Ari Fleischer, portavoz del presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
En lo que ya están de acuerdo los expertos es que será una cantidad ingente y que los costos totales de la primera Guerra del Golfo de 76.000 millones de dólares, en cálculos actualizados del dólar, son una cantidad ridícula en comparación con lo que se avecina. También está claro que Estados Unidos va a necesitar el respaldo internacional.
El gobierno de Bush ya tiene números rojos y en abril será insolvente si el Congreso hasta entonces no aumenta -por segunda vez en nueve meses- el límite permitido de endeudamiento, que actualmente está en los 6,4 billones de dólares. Al contrario que en la primera guerra contra Saddam, cuando Washington se hizo cargo del 12% de los costos totales (7.000 millones de dólares), esta vez muchos aliados no correrán a socorrerle. Entonces Arabia Saudita asumió el 29% de los costos de la campaña militar, Kuwait el 26, Alemania el 16, Japón el 10 y Gran Bretaña el 7%. Las reservas de petróleo iraquíes, aun cuando la guerra se desarrolle favorablemente para Estados Unidos, significarán un dinero que tardará en poder ser contabilizado para la guerra y la reconstrucción.
Si los seguidores de Saddam deciden incendiar los pozos petroleros, entonces las consecuencias serían impredecibles. Los funcionarios estadounidenses estiman que sólo los gastos en las reparaciones consumirían hasta 10.000 millones de dólares. Otra de las grandes incógnitas es la actuación de la oposición iraquí, a la que no han sentado nada bien los planes estadounidenses de apartar únicamente del poder a las cabezas visibles de mando y, tras "desaddamizar" la administración del país, apoyarse en los dirigentes de rangos inferiores. Si los kurdos y los chiítas reaccionan como los jefes de los clanes en Afganistán, entonces la amenaza de desastre está servida.
Tanto en el Congreso como los institutos de estudios y los expertos independientes han calculado que una corta intervención militar con 250.000 soldados costaría entre 40.000 y 60.000 millones de dólares. A ello se suman las medidas que se tomarán posteriormente, lo que eleva la factura de gastos a entre 100.000 y hasta 200.000 millones de dólares. "Aparte de la ayuda humanitaria inmediata, que será gigante, se estima que la reconstrucción podría costar entre 25.000 y 100.000 millones de dólares", calcula un grupo de especialistas dirigido por el ex embajador y experto en Oriente Medio, Edward P. Djerejian. "La recuperación para la exportación de instalaciones dañadas demandarán cinco mil millones de dólares y la reconstrucción de la red eléctrica podría exigir un desembolso de 20.000 millones de dólares", añadió.
Se tardaría entre 18 meses y tres años antes de que la industria petrolera pueda volver a producir plenamente como a principios de los años 90, con una cuota de extracción diaria de 3,5 millones de barriles (1 barril:159 litros). Pero antes de que pueda comenzar a pensarse en una reconstrucción, los expertos calculan que serán gigantescos los esfuerzos económicos que demandará la catástrofe humanitaria que lleva consigo la guerra. La organización humanitaria Human Rights Watch estima que la guerra hará que huyan otros dos millones de iraquíes (1,1 millones de desplazados y 900.000 a los países vecinos). Hoy existe un millón de desplazados en Irak y entre uno y dos millones de refugiados fuera del país.
En la fase inicial, el Ejército estadounidense tendría que repartir alimentos y reparar obras de infraestructura.
El general ya jubilado Jay M. Garner, quien estuvo en la primera Guerra del Golfo, ha sido designado coordinador para la Reconstrucción y la Ayuda Humanitaria. También queda en el aire si las tropas realmente podrán suministrar alimentos a los 14 millones de personas, que según estimaciones de Naciones Unidas dependen de la ayuda internacional y, además, durante cuánto tiempo. Pero especialmente preocupante se revela la "clamorosa e insuficiente" preparación de Washington de cara a la hercúlea tarea de la reconstrucción, según una comisión apartidaria que ha detectado 17 puntos débiles en los planes de Washington. (DPA)
     
     
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