Domingo 16 de febrero de 2003
 

El momento oportuno

 

Por Héctor Mauriño

  Finalmente, el reclamo de Jorge Sapag parece haber sido escuchado en el seno de la alianza gobernante. El ministro de Gobierno y jefe de campaña del oficialismo, "Cacho" Gutiérrez, fue el encargado de admitir públicamente que "casi seguro" las elecciones provinciales se dejarán para "setiembre u octubre", en lugar de verificarse con las nacionales del próximo 27 de abril, como había planteado en un comienzo Jorge Sobisch.
Hace sólo un par de semanas, el vicegobernador se plantó, y entre varios cuestionamientos al gobernador dejó entrever que si las elecciones se adelantaban y se insistía en adherir a la candidatura presidencial de Carlos Menem, él se bajaba de la fórmula.
En realidad, la admisión por parte de Gutiérrez de que los tiempos ya no dan para "disparar la interna del MPN", lleva implícito el reconocimiento público de que ha quedado prácticamente desbaratada la estrategia electoral del oficialismo, hecha pública en noviembre del año pasado.
Al regresar de su costoso tour político por Estados Unidos, Sobisch anunció su intención de adelantar las elecciones unificándolas con las nacionales.
En realidad, el sorpresivo anuncio guardaba relación con el buen momento político que atravesaba el oficialismo -del que daban cuenta todas las encuestas-, producto de la multiplicación de las regalías y de la táctica de campaña electoral permanente desplegada por Sobisch.
Paralelamente, el anuncio estuvo destinado a cambiar el piñón de la discusión política, que comenzaba a girar en torno del escándalo de las ternas con amigos para el Tribunal Superior de Justicia. A ese bochorno se sumó el caso de la banda de los subsidios de Centenario, que terminó de poner al descubierto la matriz delictiva del clientelismo oficial.
En ese contexto parecía razonable sumarse a la decisión nacional de adelantar los comicios y asegurarse de antemano, a casi un año de la finalización del mandato, otro período de gobierno.
Claro que aquel anuncio de Sobisch nunca fue más allá de sus palabras. Los meses fueron pasando y el decreto de convocatoria nunca se firmó. La excusa que se esgrimió una y otra vez fue el marco de indefinición de la convocatoria nacional a raíz de los vaivenes de la interna peronista.
Pero esta verdad a medias, a duras penas disimula que en realidad el gobierno ha venido dudando todo el tiempo sobre el momento más conveniente para hacer la convocatoria. En ese tránsito, recibió una serie de golpes que le han hecho dudar de sus propias posibilidades, menguar su cohesión interna y, al cabo, perder la iniciativa.
El primero de los golpes vino la misma noche en que Sobisch insinuó el adelantamiento: Quiroga, el hombre que el gobernador creía haber arrastrado a su propio juego, sacó de la galera la convocatoria anticipada a elecciones municipales, con lo cual aplicó un severo golpe al centro de gravedad de la estrategia sobischista. Entre otras cosas, porque privó a Federico Brollo del arrastre que Sobisch descontaba proporcionarle con su propia figura, en una elección clave para "recuperar" la capital.
Además del infortunado accidente que costó la vida al ministro Gorosito, privando al oficialismo de una figura clave del aparato electoral, luego vino el escándalo de las cámaras ocultas, que puso en evidencia no sólo el grado de corrupción política sino la disposición oficial a avanzar sobre los restantes poderes del Estado para consolidar un modelo autoritario.
En este interín relativamente corto, se comenzó a producir un deterioro de la imagen del gobernador y de su gestión -recogido también por las encuestas-, con el paralelo crecimiento de la figura de Quiroga, empujado por el hecho de ser la figura de la oposición colocada en el cargo más expectable de la provincia luego de la gobernación.
Muestra de esto es el acuerdo que le permitió al líder radical sumar al PJ, Recrear, al felipismo y al desarrollismo.
Otro tanto parecen indicar las encuestas realizadas por este sector, que por estos días llegan a la redacción y que si bien todavía dan cuenta de una alta proporción de indecisos (24%) y de votos en blanco (20%), le otorgan al candidato radical alrededor de 10 puntos por encima del aspirante del MPN (Quiroga 31-Brollo 21).
Estas son las encuestas del intendente, es cierto; pero lo significativo es que no lleguen las del MPN. Más aún cuando han sido requeridas desde este diario.
No obstante, los sondeos aludidos son previos a la decisión oficial de restituir el 20% de zona a los empleados públicos. Una medida sobre cuyos efectos electorales sólo se conocen especulaciones y ningún diagnóstico certero.
Si bien no se pueden tomar por ciertos los dichos del quiroguismo que le restan proyección a ese hecho, es dable observar al menos que el mismo no ha provocado el vuelco deseado por el sobischismo.
También reafirman esta presunción los crecientes actos de intimidación y violencia de punteros del MPN contra militantes y simpatizantes de Quiroga. Algo que bien podría estar dando cuenta de cierto grado de impotencia para superar al adversario.
Con todo, no está dicha la última palabra. El sobischismo sabe lo que se juega el 2 de marzo. Si la suerte le fuera esquiva -y luego también a Carlos Menem, con quien este gobierno se ha identificado claramente-, se abriría un nuevo escenario de cara a las elecciones provinciales que, ahora se sabe, serían "en setiembre u octubre". Una prueba que hasta hace unos meses tenía a Sobisch como seguro ganador y que comienza a volverse una incógnita.

Héctor Mauriño
vasco@rionegro.com.ar

     
     
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