Domingo 16 de febrero de 2003
 

Ovejas descarriadas

 

Por Arnaldo Paganetti

  En forma confusa y contradictoria se sigue avanzando hacia la renovación presidencial del 2003. Prendió una cerilla la jueza María Servini de Cubría cuando aceptó la anulación de la interna cerrada en el PeJota y habilitó, en una suerte de neolemas, a tres candidatos - Néstor Kirchner, Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá -, a competir en forma abierta. El haz luminoso si bien no permite visualizar cómo y quiénes usarán las siglas partidarias de Perón y Evita, lleva a presumir que la fecha del 27 de abril "es imparable".
"Dentro de la confusión generalizada - analizó un alto exponente de la caótica composición de fuerzas que es hoy el justicialismo -, parece haber cobrado certeza el proceso institucional ordenado por el Congreso. El menemismo compró la fecha porque cree que gana. Las encuestas dan creciendo a Kirchner, quien aspira al ballottage. No hay impugnaciones judiciales de parte de Rodríguez Saá, y (Eduardo) Duhalde está convencido de que hay que respetar los compromisos internacionales y de la necesidad de consagrar a un Presidente legitimado por las urnas".
Tantas velas prendidas en señal de respeto por la relojería democrática vigente, no condice con otras calificadas apreciaciones. Por ejemplo, el empresario Francisco De Narváez - curiosamente impulsado por el duhaldismo para secundar a Kirchner - , dijo que la falta de respaldo - reflejada en el hecho de que ningún candidato superaría el 20 por ciento de la intención de votos -, no garantiza la gobernabilidad y que por eso deberían postergarse las elecciones del 27 de abril y unificarlas con todas las provinciales, para tener armado un nuevo espacio de consenso a partir del 10 de diciembre.
El esbozo de Narváez, contempla el alejamiento de Duhalde de la Rosada el 25 de mayo y la prolongación de la emergencia con un piloto como Ramón Puerta o Eduardo Camaño.
El otro dato clave es la agudización de la enemistad personal entre Menem y Duhalde, representantes a priori de modelos antitéticos. Los dos viven descalificándose. El actual jefe de Estado, lo tildó de "hombre mayor", luego de que se desinflara la versión de que el riojano sería padre de mellizos.
La tenida para Duhalde debería terminar con la carrera política de Menem. Dicha circunstancia lo llevó a respaldar a Kirchner, tras fracasar en su intento de instalar primero a Carlos Alberto Reutemann, y luego a José Manuel De la Sota.
Queda poco para que el santacruceño demuestre su ascenso popular. "¿Qué no hay mucho tiempo? ¿Cuáles son los tiempos? Los tiempos los manejamos nosotros. Si Kirchner no prende, veremos que hacer", le dijo enigmático a un cronista de "Río Negro" un empinado funcionario de la Casa Rosada, arrojando un manto de sombras sobre lo que acontecerá dentro de 70 días.
El portavoz explicó, además, que ante las sugerencias de Duhalde - por caso, para ubicar a Roberto Lavagna, como vice -, Kirchner reaccionó como un niño rebelde. El patagónico "se calentó" por las imposiciones del duhaldismo y la negativa de "Chiche" de acompañar al gobernador Felipe Solá, circunstancias que empezaron a ser revertidas, en apariencia.
"En el fondo, Kirchner y Duhalde tienen buena onda e ideas parecidas. Hay que determinar que le corresponde hacer a cada uno, que le toca a cada uno en el reparto", agregó.
Por supuesto, no todos en el oficialismo están decididos a apadrinar a Kirchner y siguen reclamando "alguna variante" para imponer, más tarde que temprano, la candidatura de Duhalde, lo que constituiría un sinceramiento en la pelea con Menem. Pero el bonaerense, insiste en respaldar la renovación a través del santacruceño, al que considera con una imagen mejor que Menem y De la Sota. "Tenemos que aceitar la comunicación en favor de Kirchner", le pegó al equipo de prensa que dirige en silencio Carlos Ben.
Los proyectos económicos en el peronismo parecen distintos, pero ni siquiera los más acérrimos enemigos de Menem dejan de reconocerle su pragmatismo y realismo. El ex presidente, que sigue agitando su "salariazo" como si los años no hubiesen pasado, le sacó tarjeta roja a los hombres del CEMA -Roque Fernández y Carlos Rodríguez, entre otros -, porque lo hicieron equivocar con sus predicciones favorables al dólar.
Menem tiene la capacidad de reconocerle a Duhalde, más allá de los desaciertos de sus primeros meses, el haber encontrado una respuesta a los sectores productivos nacionales, que no aceptarían volver atrás a un esquema en el que sólo ganen las empresas privatizadas.
Los sectores del establishment podrán observar con malos ojos las propuestas revisoras de Kirchner en el área de ferrocarriles, pero este transporte es un factor de integración y desarrollo por el que apuestan las medianas empresas y los trabajadores, como también lo hizo notar la candidata del ARI, Elisa Carrió.
En rigor, las empresas e inversores extranjeros están rogando por autoridad, estabilidad y reglas claras, sin importar el hombre que conduzca la nueva etapa. Pero, claro, recelan de Rodríguez Saá y no conocen a Kirchner. Por eso, aceptarían a Duhalde o al "probado menos malo de todos", Menem.
Directivos de compañías francesas se quejan que en los últimos dos meses les cambiaron las normas una docena de veces. Las de servicios, específicamente, aclaran que no van a ahogar al gobierno con pedidos de aumentos tarifarios del orden del 50 por ciento - como pregona la dura del FMI, Anne Krueger -, pero que debe producirse un ajuste del 15 al 20 por ciento.
A poco más de dos meses de la convocatoria a elecciones, sigue la danza de nombres y la falta de proyectos, mientras la agitación social por la vía de los piquetes está siendo controlada por el gobierno con más planes de asistencia.
Los peronistas en sus diferentes ofertas se presentan hoy como ovejas descarriadas y no lo que fueron en el pasado, abejas de una colmena a la que se aferraban con cuerpo y alma. Sin embargo, no les va mejor a los radicales, en proceso de extinción. Los postulantes éticos como Ricardo López Murphy reconocen que no prenden en el conurbano bonaerense donde viven los pobres. "Tengo aceptación en los grandes ciudades, pero en los cordones populosos del Gran Buenos Aires mi calificación es cero", admitió el ex ministro de Economía de Fernando De la Rúa.
La justicia, en tanto, debe intervenir (sospechosamente, como todas las cosas en este país) para resolver temas donde se registra una manifiesta incapacidad política. La Corte Suprema se apresta en los próximos días a dar un veredicto por la demanda de San Luis, en una causa clave para la redolarización o no de los depósitos.


Arnaldo Paganetti
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar

     
     
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