Sábado 15 de febrero de 2003
 

Una vez más

 

Por Jorge Gadano

  La tentación de escribir contra la guerra que quiere emprender George W. Bush contra Irak es fuerte. Pero ya hay muchos periodistas que lo están haciendo y además, como ironizó Norman Mailer, a Bush le puede hacer mucho mal que no le permitan guerrear para apropiarse del petróleo iraquí. Al parecer, el oficio de conquistador de pozos de petróleo es el que más le gusta.
Preferimos, por lo tanto, ocuparnos de otra guerra, cuya víctima es el periodismo libre en Neuquén.
"Zurdo puto", "cortala con Sobisch" (sic), "sos boleta", fueron algunas de las leyendas dedicadas al periodista Carlos Marcel, que un grupo de pintores vocacionales -que, no lo descartó el ministro Oscar Gutiérrez, podrían pertenecer al MPN- escribió con aerosol en las paredes de madera de la modesta casa en la que funciona uno de los pocos medios independientes y críticos de Neuquén, la radio de la Universidad Nacional del Comahue y la cooperativa CALF (FM 103.7).
Marcel, en sociedad con Marcelo Pascuccio, conduce en esa radio el programa "La Palangana". Tiempo atrás salía por LU5, hasta que, respondiendo dócilmente a presiones del gobierno provincial, el director de esa AM, Juan Carlos Schroeder, lo levantó. Marcel, siguiendo las huellas de otro programa, "No sé si me explico", silenciado en LU5 por los mismos motivos, se fue a la UNC-CALF.
En contraste con el derrame de publicidad oficial que inunda las AM y no pocas FM de Neuquén, la 103.7 no recibe un solo peso del gobierno. Pero sobrevive y persevera en lo que, cada día, constituye una escuela de periodismo libre.
Está de más decir que la radio no tiene otros "negocios" ocultos, ni tampoco sus periodistas, que viven de sus sueldos.
No es el caso de las AM LU5 y Cumbre. Ambas se ocuparon el día del atentado de las amenazas de Corea del Norte a Estados Unidos, pero nada dijeron de las que recibió Marcel.
Una y otra forman parte de grupos económicos beneficiados con ventajosos préstamos y contratos por el Estado provincial. Las fuentes financieras son el BPN y el Iadep.
El grupo Schroeder, dueño de LU5, se desarrolló en Cipolletti como empresa médica recostada sobre el apoyo del Estado rionegrino, lo que significó para el ex BPRN un "clavo" de unos ocho millones de dólares. Como si eso no bastara, Horacio Massaccesi le dio al jefe del grupo, Herman Schroeder, el dinero para comprar LU5 (ver "Manzanas Amargas", de Julio Rajneri, pág. 180).
Agotada la sangría al Estado rionegrino, el grupo puso sus ojos sobre el tesoro del Estado neuquino y cruzó el río.
De empresa de salud -que obtiene importantes contratos de capitación con el Instituto de Seguridad Social de Neuquén- el grupo se extendió a la actividad agrícola (en El Chañar y Añelo) siempre con el sustento financiero del Estado, que probablemente continúe para aportar capital de trabajo.
Juan Carlos Marconetto, abogado y ex diputado provincial emepenista, es el dueño de Cumbre en sociedad con Jorge Allende. Durante el último gobierno de Felipe Sapag libró una dura batalla con el entonces presidente del BPN, Omar Negretti, para adjudicarse una tarjeta bancaria que finalmente fue otorgada a la empresa Access. Finalmente ese negocio se frustró y concluyó en juicios cruzados entre Access y el banco. Ahora, la tarjeta resucitó y, rebautizada como "Confiable", salió al mercado sobre la base de un acuerdo con el grupo Marconetto-Allende, que recibe otros beneficios del Estado provincial merced a contratos con la constructora Comasa. Su periodista estrella, bien que empalideciendo, es Leonardo Boela, animador de las conferencias de prensa-espectáculo de la Casa de Gobierno junto con el ultraoficialista conductor de la red provincial de radios Jacobo Gereritz. Recientemente, Boela se adelantó a los pintores de "zurdo puto" cuando llamó "maricones" a los dirigentes del Sindicato de Prensa que criticaron a Francisco Radivoy.
Así como a Bush le hace mal la paz, al gobernador neuquino le molesta la información que no puede controlar. Aspira a establecer en Neuquén una tiranía legal que controle a los tres poderes del Estado y a la prensa. Por eso, como no puede silenciar a este diario tal cual lo haría un tirano sin ninguna atadura legal, le cortó la publicidad. Naturalmente, ni Marcel se convertirá en un asalariado del gobierno ni este diario dejará de ser lo que ha sido desde 1912.
También se ha venido ocupando el gobierno de dificultar el acceso de la prensa libre a la información oficial. En eso ha tenido la colaboración de Osvaldo Ferreyra, quien cuenta entre sus principales antecedentes como eficiente funcionario público el haber sido "engañado" por el abogado roquense Rubén Gofman para sacarle 700.000 dólares al ISSN.
Ferreyra es aún el presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Legislatura. En junio próximo se cumplirán tres años desde que recibió de manos de la Asociación Periodistas de Neuquén un proyecto de ley para la reglamentación del artículo 20 de la Constitución provincial, que establece el derecho a la información. Hasta hoy lo tiene retenido en su despacho.
Ferreyra es una "víctima" de la cámara oculta. Se presenta como tal, pero en realidad la cámara oculta es el remedio más moderno al alcance del periodismo para llegar a los delitos ocultos. Cuanto mayor sea el empeño del poder por ocultar sus actos, más imaginativos y audaces -y legítimos- serán los medios que despliegue el periodismo para llegar a la verdad. Sobisch, por lo tanto, no debería sorprenderse si, de pronto, encuentra un micrófono debajo de su sillón gubernativo.
     
     
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