Jueves 27 de febrero de 2003 | |||
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Investigan misterioso secuestro de discapacitado |
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Ocurrió en Bariloche y, según la víctima, logró escapar sano y salvo de sus captores. |
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Las dudas fundadas en las incoherencias registradas en la denuncia y en los primeros relatos no impidieron que la jueza Silvia Baquero Lazcano y las autoridades policiales realizaran varios operativos desde que tomaron conocimiento del hecho, tanto en la zona urbana como rural. A las 20.30 del lunes, Tirsa Muñoz Lagos, con domicilio en el barrio Arrayanes, denunció que a través de un allegado había tomado conocimiento que habían secuestrado a su hijastro, Froilán Carriqueo, y que debía reunir y entregar 3.500 pesos para el mediodía del martes, o matarían al joven, quien sufre una ligera discapacidad mental. Los secuestradores habrían advertido, además, que concretarían su amenaza si el hecho fuera denunciado a la policía, o trascendiera a través de la prensa. Si bien en los últimos 16 meses se presentaron otras dos denuncias relacionadas con secuestros extorsivos sufridos por el joven Carriqueo, la jueza Baquero Lazcano y su secretario comenzaron a investigar durante esa noche y hasta bien entrada la madrugada, porque consideraron que la víctima no tenía capacidad para fabular, y descartaron de plano la posibilidad de un autosecuestro. Sin embargo, pasadas algunas horas, las miradas de los investigadores se centraron en el discapacitado y también en su entorno, luego de establecer que éste había resultado beneficiario de una suma importante de dinero, producto del seguro de vida de su padre, y que esta suma debía ser administrada por sus tutores, con cargo de rendir cuentas al juzgado de familia. Vale la pena aclarar que la familia de Carriqueo habita en una humilde barriada del Alto barilochense, y que nadie que no conociera la circunstancia del seguro podría adjudicarle solvencia para pagar un rescate. El primer secuestro extorsivo de Carriqueo se habría producido el 11 de noviembre de 2001, y los presuntos captores habrían solicitado una suma similar a la actual por devolverlo con vida. Al día siguiente el muchacho fue encontrado en un descampado cercano al puesto de la policía Caminera, ubicado sobre la ruta 237, atado y con los pantalones bajos. Si bien en esa oportunidad Carriqueo aseguró que había sido violado por sus captores, quienes lo habrían obligado a subir a una camioneta amarilla en el barrio Arrayanes, tal circunstancia no habría sido acreditada por los médicos que lo examinaron. Ocho meses después ocurrió un episodio similar, y Carriqueo apareció 24 horas después del pedido de 3.500 pesos de rescate -que no fue pagado-, aduciendo que lo habían obligado a subir a un vehículo en una esquina céntrica, y que lo habían tenido secuestrado en un sector cercano al kilómetro 24 de la avenida Bustillo. En la oportunidad que se investiga ahora tampoco se pagó el rescate solicitado, y Carriqueo apareció a las 15 de ayer cerca de Dina Huapi, a unos 10 kilómetros del centro de la ciudad, asegurando que había logrado escaparse de sus captores. Antes, por la misma vía que habían pedido el rescate informaron a la familia que lo encontrarían atado en el paraje Arroyo del Medio, ubicado a unos 20 kilómetros al sudeste de la ciudad, pero la búsqueda por esa zona, realizada ayer por la mañana, resultó infructuosa. Los investigadores mantuvieron el secreto a rajatabla, porque presumían que corría peligro la vida del discapacitado. Ayer por la tarde, luego que apareciera sano y salvo y fuera revisado por los médicos, Carriqueo fue interrogado por la jueza Baquero Lazcano, quien trata de desentrañar el origen de los misteriosos secuestros extorsivos |
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