Jueves 20 de febrero de 2003

 

"Tenemos la esperanza de encontrar al bebé"

 

Se hizo una marcha al cumplirse un año del crimen de Alejandra. Unas 400 personas recorrieron el centro de la capital neuquina. Descubrieron una placa de bronce en el Monumento a la Madre.

 
La marcha se realizó en memoria a la joven asesinada y al bebé desaparecido.
NEUQUEN (AN).- "Nos queda la esperanza de poder encontrar a tu bebé con vida".
La reflexión de un primo de María Alejandra Zarza arrancó lágrimas de los familiares y amigos de la muchacha asesinada hace un año.
Fue junto al monumento a la Madre donde 400 personas rodearon la imagen de una mujer con un hijo en brazos, en Olascoaga y Vuelta de Obligado de esta ciudad. Hasta allí llegó la columna que poco después de las 19.30 inició una ceremonia mansa y emotiva, que devino en desgarradora cuando Ema Riquelme -la mamá de la muchacha asesinada- bajó de un auto y temblorosa llevó seis jazmines hasta el pie del monumento. Allí, se descubrió una placa de bronce que recodará por siempre el primer aniversario del asesinato de la joven cuando cargaba con un embarazo de ocho meses.
"Vamos a seguir exigiendo el total esclarecimiento de este caso así como el de otros no resueltos", dijo un compañero de trabajo de María Alejandra quien se dirigió a los presentes cuando Ema ya descansaba en un auto. Es que la madre adoptiva de la muchacha está en malas condiciones de salud desde que se produjo la desaparición de su hija.
"Estoy totalmente de acuerdo con el auto de procesamiento que presentó el juez", dijo el abogado Rodolfo Quezada cuando le preguntaron si creía que Nicolás Rinaldi es el asesino de María Alejandra Zarza, quien fue adoptada por la familia Riquelme cuando era muy pequeña. Por el asesinato de la mujer, que tenía 26 años, desde el 25 de mayo Rinaldi está preso en la Unidad Penal 11 de esta ciudad.
Quezada, además del abogado es amigo personal de la familia. La suya -junto a su esposa- fue una de las caras conocidas de la marcha, en la que también estuvieron el presidente del Concejo Deliberante Néstor Burgos y el diputado Raúl Radonich, entre otros.
De acuerdo a la investigación judicial, Nicolás Rinaldi tuvo cómplices para llevar adelante el crimen pero todavía no hay resultados concretos sobre las varias pistas que aparecen en la causa.
María Alejandra salió de su casa en un auto que manejaba Nicolás Rinaldi, la noche del 19 de febrero del año pasado. Nunca más se supo de ella. El muchacho, que sería el papá del bebé que María Alejandra llevaba en su vientre, dijo que tras una discusión la dejó en el Balcón del Valle. Fue la última persona (por lo menos identificada) que la vio con vida. El cadáver de la chica fue encontrado por un perro una semana más tarde, flotando en una laguna del barrio Colonia Valentina Sur. No había rastros del bebé que le fue sacado por una inducción violenta. El cadáver estaba en avanzado estado de descomposición y había sido comido por alimañas.
Ayer, lo mismo que en otras marchas realizadas el año pasado, a la memoria de María Alejandra se sumó la del bebé (no se sabe el sexo) sobre el que se alimentan ilusiones de que aparezca, aunque las posibilidades sean casi nulas.
El caso -sobre cuya investigación hay un conformismo generalizado- constituye uno de los crímenes más aberrantes de los que se tenga registro en la región.
Entre los presentes se pudo ver a Juan Villar -el padre de una de las tres chicas asesinadas hace cinco años en Cipolletti- y numerosos compañeros de trabajo y de estudios de la chica.

Palmas y campanadas

NEUQUEN (AN).- A las ocho de la tarde, la columna de manifestantes cruzó frente a la Catedral de esta ciudad. A esa hora, se escucharon seis campanadas que se mezclaron con el sonar de las palmas de los familiares y amigos de María Alejandra que caminaban por la avenida Argentina.
La marcha comenzó en la esquina del edificio del comando de Brigada, en Antártida Argentina y avenida Argentina. Con gran mayoría femenina, las caravana se movió lenta por el centro de esta ciudad, resguardada por un discreto operativo policial y sumando adhesiones a medida que se acercaba al monumento a la Madre.
¿Un cacerolazo?- preguntó desconcertado un turista chileno.
Los transeúntes locales detuvieron el paso y adhirieron con un respetuoso silencio al paso de los manifestantes, mucho de los cuales en sus manos llevaban un afiche con el rostro de María Alejandra y un poema.
Por momentos sólo se escuchó el tema musical "Cuando un amigo se va".
En el centro de la columna tres mujeres llevaban una bandera negra con letras rojas en las que se leía: "Ni una más", la consigna del centro de encuentros Cultura y Mujer, que agrupa instituciones de Río Negro y Neuquén.
Las mujeres que portaban la bandera repartieron algunos volantes en los que -entre otras cosas- se podían leer los nombres de una interminable cantidad de mujeres asesinadas en nuestro país a lo largo de los últimos años.
A la cabeza de la tristísima nómina está el nombre de María Soledad Morales, enseguida el de Alicia Muñíz, el de Nair Mustafá... y otros muchísimos otros hasta cerrar en el de Diana del Frari, la kinesióloga cipoleña.

   
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