Jueves 20 de febrero de 2003

 

Siete años de prisión por un violento asalto en Bariloche

 

Dos acusados fueron condenados por un violento asalto a una pizzería barilochense. Se enojaron, junto con otras tres personas, porque no les vendían más cerveza. Redujeron a empleados y clientes y balearon al dueño, y luego robaron.

 
El local comercial donde se produjo la violenta reacción de los sujetos, que terminó en un robo con un herido.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El despliegue innecesario de violencia, el aprovechamiento de la hora y el número de personas intervinientes en un asalto con armas, convencieron a los jueces de imponerle a los imputados una pena mayor a la que había solicitado el fiscal de Cámara.
Los condenados por el asalto donde resultó herido de un disparo el damnificado, son Marcos Antonio Velázquez, de 20 años, con antecedentes penales, y Angel Osvaldo Riquelme, quien resultó imputado en este hecho a menos de un mes de resultar absuelto por el comentado crimen de Juan Bautista Barría.
El hecho investigado por los jueces de la Cámara Primera del Crimen ocurrió en la mañana del 17 de abril de 2002, poco antes de las 7, en el bar y pizzería "El reencuentro de Popeye", ubicado en San Martín 462, muy cerca del casino y del hotel "Panamericano".
A esa hora, conforme a la requisitoria que redactó la fiscal Mirta Siedlecki, el dueño del comercio se negó a venderles más cerveza a los cinco muchachos que ocupaban una mesa en el local aduciendo que tenía que cerrar, y entonces se precipitaron los hechos.
Los dos imputados, junto a tres individuos que no han sido identificados, se acercaron al mostrador, extrajeron cuchillos y armas de fuego, y amenazaron al propietario, Sergio Rosas, y a los clientes que estaban en el lugar. Después encerraron a las mujeres en un baño y a los hombres en la cocina del local, y les ataron las manos con cinta de embalar.
Según la acusación, como Rosas no habría obedecido la orden de arrojarse al suelo en forma inmediata, Marcos Velázquez le efectuó un disparo que impactó en el hombro derecho del propietario del comercio, y le produjo una fractura en el húmero, en tanto que otro de los asaltante le aplicaba un botellazo en la cabeza. Después, mientras unos le reclamaban a Rosas "plata, droga, merca y armas", otros lo despojaron del reloj, una pulsera de oro y las llaves de su vehículo, y se apoderaban del dinero de la caja, bebidas y una videocassetera.
Velázquez fue reconocido por el damnificado, primero en una muestra fotográfica y luego en una rueda de presos, como quien le efectuara el disparo a quemarropa. Riquelme, en cambio, resultó imputado porque sus huella habrían quedado impresas en varias botellas que acomodaron en una caja para llevarse y las olvidaron, y en el vaso que utilizó antes del asalto, mientras cumplía su rol de cliente.
Con las pruebas reunidas y los testimonios que escuchó durante el debate, el fiscal Enrique Sánchez Gavier solicitó para ambos imputados la pena de seis años de prisión, uno más que el mínimo previsto, en atención a la violencia innecesaria que habían empleado en el asalto.
El defensor oficial Marcelo Alvarez Melinger pidió la absolución de Marcos Velázquez, luego de sostener que el reconocimiento fotográfico había sido nulo y que el imputado padecía un retraso mental y era inimputable.
   
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