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Asalto y muerte

Una mujer mató a un ladrón e hirió a otro para evitar que le robaran

La joven ya había sido asaltada cinco veces. El muerto tiene 17 años y el herido, 24.

A pesar de las medidas de seguridad, nadie está a salvo de los robos en Confluencia.

NEUQUEN (AN).- Una mujer de 28 años, harta de ser víctima de los asaltos, disparó ayer en la madrugada desde una ventana contra dos delincuentes que estaban forzando la puerta de su casa.
Uno de los asaltantes, de 17 años, murió en el acto al recibir un balazo en la cabeza y el otro quedó gravemente herido. Minutos después de gatillar, la "justiciera" se entregó a la policía y confesó ser la autora de los disparos.
Habían pasado algunos minutos de las 2.30, la mujer estaba durmiendo en su casa junto a su marido, su hermana y su hija de nueve meses. Sintió ruidos en la puerta de la vivienda, y al asomarse por la ventana de su habitación, vio a dos personas que estaban forzando la abertura.
Inmediatamente tomó un revólver calibre 32 largo y efectuó dos disparos. Uno le perforó el cráneo a uno de los asaltantes y el otro impactó en la espalda de su acompañante, que quedó gravemente herido. Minutos después se entregó en la comisaría acompañada por su marido y su hermana.
El hecho se produjo ayer en el barrio Confluencia de esta ciudad.
La policía informó que los delincuentes intentaron ingresar a la casa de Moquehue 1.160, forzando con un cortafierro la reja que cubre la puerta del frente de la vivienda. Pero fueron sorprendidos por dos disparos que efectuó Blanca Ferrada, ahora demorada en una dependencia policial a la espera de la resolución judicial.
El asaltante menor de edad, identificado como Emanuel García, quedó tendido en el ingreso de la vivienda y falleció a las 3.42 en el Hospital Regional, donde había sido trasladado en una ambulancia.
Su compañero, Guillermo Escobar, de 24 años, recibió un disparo en la espalda, en la zona lumbar, y hasta anoche permanecía internado en estado de gravedad en el mismo nosocomio donde falleció su cómplice.
Baleado, Escobar se arrastró más de ochenta metros por la calle de ripio, en procura de ayuda. Lo encontraron los efectivos cuando iban en respuesta del llamado que los alertó del episodio.
En tanto, García quedó tendido en el ingreso de la vivienda, en medio de un charco de sangre.
Los efectivos lo hallaron veinte minutos después, luego se seguir el rastro de sangre que había dejado su compañero al arrastrarse.
A Ferrada la habían asaltada al menos en cinco oportunidades. La policía indicó que hace dos meses, en uno de estos asaltos la mujer había sido duramente golpeada por los delincuentes que ingresaron en su casa y antes de darse a la fuga le fracturaron el tabique y la golpearon en otras zonas del cuerpo.
Por esos atracos, la familia había tomado precauciones: había adquirido el arma que se utilizó ayer.
Una hora después de haber gatillado el arma, Ferrada se presentó en la comisaría 19 que está en el corazón del barrio, y reconoció ser la autora de los disparos.
Sin embargo, hasta ayer no habían sido realizadas las pericias para determinar si efectivamente fue ella quién utilizó el arma.
A la comisaría concurrió acompañada por su marido, su hermana y su hija. Todos sufrieron un ataque de nervios en la sede policial, indicaron los testigos. En este lugar quedó demorada y ayer al mediodía fue trasladada hasta otra dependencia policial. Horas después, su suegro entregó el arma a los investigadores policiales.

Temor a represalias

La mujer fue traslada a otra comisaría por temor a que los vecinos del barrio tomen represalias. Su esposo y el resto de la familia, optó por abandonar la casa por el mismo motivo.
Fuentes policiales admitieron que existía "temor" a que amigos de los jóvenes tomaran represalias. Esto porque uno de ellos es conocido por haber participado de otros hechos delictivos y, consecuentemente, por sus antecedentes policiales.
En los últimos años fueron varias las personas en esta ciudad que al ser asaltadas se defendieron utilizando armas y terminando con la vida de los asaltantes. Sin embargo, éste sería el primero que involucra a una mujer.
Ferrada quedó a disposición del juzgado 3 de esta provincia y se espera que en los próximas horas sea indagada por el juez Roberto Abelleira, a cargo de la causa.

La inseguridad en el barrio

NEUQUEN (AN).- Todas las casas tienen rejas, en las puertas y las ventanas. Incluso algunas muestran sus aberturas cerradas con paredes. El clima de inseguridad que sufren los vecinos no sólo se percibe en esas evidencias: nadie quiere hablar, porque tienen miedo a las represalias.
El motivo es muy simple, se conoce a quiénes son los que por las noches violentan las viviendas y las desvalijan. Apuntan, muy por lo bajo, que hay una banda que se mueve por el barrio Confluencia con total impunidad.
"Ya los han detenido infinidad de veces. Ellos no se preocupan por disimular su condición de ladrones, al contrario, hacen ostentación, es como una "chapa" que les brinda un sesgo de impunidad. Con el miedo que tiene la gente, ¿cómo querés que alguien te diga algo?", comentó una vecina, que vive a un par de cuadras del escenario del hecho de la madrugada de ayer.
Blanca Ferrada había sido asaltada varias veces y en la anterior, al escuchar los ruidos que hacían los asaltantes para ingresar, gritó pidiendo ayuda, pero nadie asomó la cabeza. No sólo le desvalijaron la casa, sino que la golpearon salvajemente.
"Esa vez sólo le dejaron una aspiradora, pero pocos días después volvieron por ella y se la llevaron. Se habían ensañado con esa casa, no hay duda", dijo una fuente de la investigación.
Ante esto, y porque su marido habitualmente trabaja de noche, había decidido tener el arma calibre 32 que en la madrugada de ayer empleó para evitar ser asaltada nuevamente.
Versiones policiales indicaron que los dos sujetos que intentaron robar son del barrio 240 viviendas, ubicado a pocas cuadras donde cayeron por los disparos.

En los otros casos, ya habían sido asaltados

NEUQUEN (AN).- La justicia por mano propia tiene varios antecedentes en esta ciudad y uno de los primeros casos ocurrió, precisamente, en el barrio Confluencia, escenario del episodio de ayer. Fue en el "96, y como en la víspera, el "justiciero" disparó para evitar ser asaltado. Todos los casos que registra la crónica policial señala que las víctimas de los robos habían sido antes asaltadas. Hay varios hechos en los que no hubo delincuentes muertos, pero sí heridos con armas de fuego o golpeados.
El 12 de diciembre del "96, el propietario de una agencia de quiniela del barrio Confluencia mató a un ladrón de dos certeros disparos, luego de resistirse a ser asaltado en su negocio. El delincuente, de 30 años, tenía antecedentes y murió a pocos metros del negocio como consecuencia de los disparos que recibió en la boca y en uno de sus brazos.
El agenciero ya había sido asaltado en dos oportunidades antes de producirse este hecho y esa vez, el asaltante lo había amenazado con un arma calibre 22.
En el barrio Don Bosco II, tres años después, el dueño de un depósito mató a un ladrón que ingresó vestido de cartero. Junto a otros compinches lo amenazó para robarle, pero lejos de amilanarse el comerciante manoteó un cuchillo y sorprendió a su agresor. Luego de una prolongada agonía, Gustavo Pérez, el asaltante de 27 años, falleció en un hospital de Cipolletti donde había sido trasladado por sus cómplices.
También fue un cuchillo el arma que empleó un repartidor, en julio de 2001 en el barrio San Lorenzo, para contrarrestar a un asaltante. Fue a primera hora de la mañana y los repartidores fueron sorprendidos cuando se retiraban de un comercio. Pero las víctimas no sólo que no entregaron la recaudación, sino que uno de ellos se trenzó en una pelea con el delincuente y puso en fuga al asaltante. Lo corrió unos metros y le arrojó el cuchillo, que le provocó una profunda herida en el cuello de ladrón. Murió desangrado, en pocos minutos.

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