Miércoles 5 de febrero de 2003

 

Asesinó a su suegra, a su mujer, a un remisero y luego se suicidó

 
  BUENOS AIRES (Télam).- Un hombre asesinó ayer a balazos a su suegra, a su esposa y a un remisero al que creía amante de ésta, y luego se suicidó de un tiro en la cabeza, en la localidad bonaerense de Glew, partido de Almirante Brawn, informaron fuentes policiales.
Los investigadores descubrieron primero el doble asesinato de la esposa y la suegra del hombre, y después, en base a dichos de un testigo, encontraron el cadáver del remisero, que había sido asesinado en primer término, aunque en otro lugar, agregaron los voceros.
Al momento de matar al remisero Sebastián Roldán, de 37 años, Osmar Díaz, de 45, se encontraba junto a su hijo de 15, mientras que en la casa en la que asesinó a las mujeres dormía un sobrino suyo, de 13, quien presenció los ataques.
Todo comenzó a las 2.30 de la madrugada, cuando Díaz, junto a su hijo, le pidió a su vecino remisero, Sebastián Roldán, que lo alcanzara hasta un hospital de la zona porque se sentía mal.
Pero en el trayecto, el hombre comenzó a acusar al chofer de mantener un romance con su esposa, de quien se encontraba separado desde julio último.
El remisero admitió que salía con la mujer, lo que llevó a que Díaz lo desafiara a pelearse a trompadas, situación que fue presenciada por su hijo adolescente.
Los hombres se bajaron del auto, pero Díaz sacó un arma y asesinó a Roldán de un balazo en la cabeza.
Tras el ataque y en compañía de su hijo, el homicida huyó del lugar en el Ford Taunus de Roldán y se dirigió a la casa de su esposa, Graciela Romero, de 38 años.
Una vez allí, le indicó al adolescente que lo esperara en el automóvil y llamó a la puerta. Cuando la mujer le abrió comenzó una violenta discusión, en la que su suegra, Felipa González, de 70 años, intervino.
Los voceros explicaron que Díaz, fuera de sí, sacó su arma y asesinó a la suegra de un balazo en la cabeza e, instantes después, hizo lo mismo con su esposa.
Luego, fue hasta el un patio interno de la casa y se efectuó un disparo en la cabeza.
Su hijo escuchó los tiros desde la calle, mientras que el sobrino del asesino presenció los asesinatos, ya que dormía en la casa.
Alertada por los chicos, la policía local llegó a la casa y encontró los cadáveres de ambas mujeres y a Díaz gravemente herido en el patio.
El hombre fue llevado de urgencia al hospital, donde ayer a la mañana, cerca de las 11, murió a raíz de la herida que se provocó en la cabeza, detrás de la oreja.
Tras la declaración de un testigo, los policías lograron vincular el crimen del remisero Roldán con el de ambas mujeres, agregaron las fuentes consultadas.
   
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