Jueves 27 de febrero de 2003
 

Boca le ganó a la historia y a Colo Colo

 

Moreno anotó los dos goles y Miguel Caneo participó en ambas jugadas.

 
Miguel Caneo festeja el gol segundo de Moreno. Más atrás aparecen Delgado y González.
SANTIAGO, Chile (Télam, enviado especial).- La devaluada actualidad del Colo Colo le permitió anoche a Boca Juniors derrotarlo por primera vez en suelo chileno, en esta ocasión por 2 a 1, lo que encaramó al conjunto "xeneize" al tope de las posiciones del grupo 7 de la Copa Libertadores.
El encuentro jugado en el estadio "Monumental" de Santiago dejó muy atrás en la memoria aquel accidentado partido de mayo de 1991, en un triunfo colocolino en semifinales que lo llevaría posteriormente a consagrarse campeón de América.
Ese declive institucional y deportivo que aqueja al conjunto chileno y que en este último plano no pueden mejorar los solitarios esfuerzos de dos veteranos como el emblemático Iván Zamorano y el volante argentino Marcelo Espina, fue ayer rápidamente advertido por Carlos Bianchi y sus huestes.
Por eso no extrañó que el conjunto "xeneize" planteara el encuentro en terreno rival, con Javier Villarreal y Miguel Caneo transitando los costados de un Raúl Cascini que no retrocedía mucho más allá del círculo central y con esto se aseguraba una rápida recuperación para que Ezequiel González hiciera y deshiciera a su antojo.
Cómo sería de previsible la debacle de los dueños de casa que esos mismos hinchas hasta se dedicaban a pelearse entre ellos entre insulto e insulto a sus jugadores, mientras su defensa, con el uruguayo ex Ríver y Estudiantes Leonardo Ramos a la cabeza hacía agua por todos lados. Y como no podía ser de otra manera llegó el gol, tras el enésimo error de Lobos al querer bajar un centro con una mano, perder la pelota y posteriormente hacerle un innecesario penal a Miguel Caneo, otra vez de buena labor, tomándolo de la camiseta.
Fue el santiagueño Alfredo Moreno con tranquilidad a convertir con un toque a la derecha de Lobos y poner las cosas en su luga.
Solamente un error defensivo de Boca podía habilitarle el camino de la esperanza. Pero debía ser muy grave. Justamente como el que cometió sobre la media hora Nicolás Burdisso al cederle corta una pelota a Abbondanzieri, quien debió cometerle penal a Zamorano cuando "Bam Bam" lo anticipaba con ganas de convertir su primer gol en Libertadores. La pena fue ejecutada con precisión por Espina, un especialista en eso de convertirle goles a Boca.
Pero esa paridad tenía sabor a poco y todo Boca lo lamentaba íntimamente, hasta que Miguel Caneo habilitó al "Chelo" Delgado y el santafesino, con sabiduría, dejó solo a Moreno con Loyola para el gol. El 2-1 se desató la algarabía en ese rincón del "Monumental", nombre de un estadio con reminiscencias riverplatenses que tan bien le caen a Boca.

Un perro con fama copera

Una lápida majestuosa y colocada por los recios carabineros chilenos en el cementerio canino del cerro San Cristobal recuerda a Ron, el ovejero alemán que, enfurecido, mordió el trasero del arquero, Carlos Navarro Montoya, en aquel recordado partido por la Copa Libertadores jugado en mayo de 1991.
Desde aquella noche en el estadio "Monumental" -poblada de incidentes-, Ron se hizo famoso. Aquel partido, que desempolvó la rivalidad, pasó a la historia del fútbol sudamericano por la batalla campal protagonizada por los jugadores de Boca con hinchas locales.
Todo comenzó apenas el conjunto "albo" marco el primer tanto a través de Rubén Martínez, a los 64 minutos. En ese momento varios camarógrafos, simpatizantes y fotógrafos ingresaron al campo de juego para saludar a los locales e insultar a los visitantes.
La segunda conquista, lograda por Marcelo Barticiotto, dos minutos después, puso el volcán en erupción. Nuevamente los hinchas, fotógrafos y camarógrafos invadieron el terreno.
Muchos gritaron el gol en la cara de Blas Giunta, Gabriel Batistuta y el técnico uruguayo Oscar Tabárez, mientras afuera, unos 60.000 fanáticos atronaban el estadio con su algarabía. Esta actitud desbordó a los argentinos y provocó la reacción.
Vino el gol de Diego Latorre quien se burló de sus rivales. El defensor Garrido lo tomó del cuello, pero el juez ordenó seguir el cotejo. El descontrol se acentuó cuando Rubén Martínez, puso el 3 a 1.
Casi un centenar de personas, ubicadas detrás del arco de Navarro Montoya volvieron a invadir el campo de juego. Allí entró en acción Ron, que con un rápido tarascón intento calmar la ira del arquero de Boca, que a esa altura era perseguido por los carabineros y los hinchas colocolinos.
   
    ® Copyright Río Negro Online - All rights reserved    
     
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación