Miércoles 26 de febrero de 2003

 

Murió Sordi, un grande del cine italiano

 

El popular actor y director italiano Alberto Sordi, quien encarnó a la perfección los defectos y virtudes de la Italia de posguerra, murió el lunes a la noche a los 82 años.

 
Sordi llegó a ser desde la década de los "50 en adelante uno de los actores más populares de Italia.
Roma, (dpa/Télam-SNI).- Para los italianos era simplemente "Albertone Nazionale". Desde hace más de 50 años, Alberto Sordi encarnaba en sus películas al hombre común de la calle. En sus papeles, reflejaba las virtudes y defectos de la Italia de posguerra de manera graciosa y creíble.
El actor, autor y director italiano Alberto Sordi, que falleció el lunes tras una grave enfermedad a las 82 años, era uno de los últimos monstruos sagrados del cine italiano. Intérprete de cerca de doscientas películas, el actor ilustró en medio siglo de carrera todos los defectos y las cualidades de sus compatriotas, y trabajó a las órdenes de los más grandes cineastas italianos como Fellini ("Los inútiles"), Monicelli ("La grande guerre", "Un burgués pequeño, pequeño"), Comencini ("Sembrando ilusiones"), Risi y Scola ("Los nuevos monstruos").
A pesar de que el actor nunca alcanzó en el exterior la fama de colegas como Marcello Mastroianni o Sophia Loren, en su país natal es considerado uno de los representantes más importantes del nuevo cine italiano.
Alberto Sordi supo imponer su personaje a la vez simple y perverso, a la vez ingenuo e interesado. Sordi hacía reír y lograba la hazaña de tornar conmovedores los personajes de frustrados, mediocres o de fanfarrones.
Nacido el 15 de junio de 1919 en Roma de padres docentes, integró a los diez años el coro de la Capilla Sixtina. Cuatro años más tarde ganó un concurso que lo llevó a doblar la voz de Oliver Hardy y con el paso del tiempo, el joven Sordi empezó rápidamente a trabajar en teatro y luego en radio.
Su primer contrato en el cine fue para un pequeño papel en "La princesa Tarakanova", en 1938, pero fue solamente en 1951 que empezó su fulgurante carrera cinematográfica con "El jeque blanco", de Federico Fellini.
A partir de ahí, Sordi llegó a filmar hasta nueve películas en un mismo año, entre "Juzgado a la italiana" de Steno, "El seductor" de Rossi, "Un americano en Roma" de Steno, "El signo de Venus" de Risi, "Un héroe de nuestro tiempo" de Monicelli, "La bella de Roma" de Comencini, "Venecia la luna y tú" de Risi y otras.
Hubo que esperar empero hasta mediados de los años 70 para que Sordi fuera reconocido fuera de Italia, pero el actor rechazó todas las propuestas que recibió de cineastas del mundo entero.
"Soy italiano y sólo hago personajes italianos, hombres que conozco y que puedo hacer conocer", decía.
En 1966 pasó al otro lado de la cámara y dirigió quince películas. Actor y cineasta, Alberto Sordi se definía ante todo como "autor", colaboraba en los guiones de las películas en las que actuaba y escribía los de las que dirigía.
Cuando cumplió 80 años, el 15 de junio de 2000, "Albertone nazionale", como le decían cariñosamente en Italia, recibió en Roma una distinción especial. En la Plaza del Capitolio, delante de la alcaldía de Roma, pudo oficiar durante un día de alcalde de la ciudad eterna.
Entre los numerosos galardones que recibió a lo largo de su trayectoria figura el León de Oro a toda una carrera que le entregó el Festival de Venecia en 1995.
Soltero empedernido, Sordi fue muy criticado en el plano personal, siendo acusado de ser cínico y egoísta. El corazón del veterano actor de 82 años dejó de latir el lunes en su casa de la capital italiano, luego de una grave enfermedad que lo martirizó durante los últimos meses.
Inmediatamente después de que la televisión italiana difundiera la noticia de la muerte del actor, cientos de fans se acercaron a su residencia en la Via Appia y sembraron el terreno de flores rojas y amarillas, los colores de la ciudad eterna. Sordi era uno de los romanos más auténticos. Hablaba el dialecto romano y fue fiel a su ciudad natal toda su vida.
La televisión italiana lo calificó de "el último símbolo de Roma". Una de sus actuaciones inolvidables fue en la película "Un americano en Roma", en la que se abalanza sobre un plato de pasta. La foto sigue adornando hoy en día las paredes de muchos restaurantes italianos.
El ataúd con los restos del actor permanecerá en la alcaldía de Roma en la Plaza del Capitolio hasta su entierro que se realizará mañana.
Las solemnes exequias del cómico italiano se celebrarán mañana en la basílica de San Juan de Letrán, que tiene una cuádruple capacidad con respecto a la iglesia de los Artistas de la Plaza del Pueblo, inicialmente prevista para la ceremonia. El funeral se celebrará a partir de las 10 de la mañana local (14 de Argentina) y acto seguido se realizará en la inmensa plaza de la basílica el homenaje de la ciudadanía con la participación de colegas y amigos. La plaza de San Juan de Letrán es la más grande de Roma.

Su país, conmovido por la partida de un ídolo

Gran dolor y conmoción en Italia, tanto en el mundo del espectáculo como en el político, provocó ayer la muerte del actor, productor, director y guionista Alberto Sordi.
Con la única excepción de la Liga Norte nacional-populista -que por boca de Francesco Speroni lo degrada a "expresión local de una cultura romanesca"-, todos los partidos políticos han expresado su pesar y lo han definido uno de los más grandes cómicos italianos y un "cantor" de los defectos y las virtudes de sus compatriotas.
Lo lloran también colegas actores como Nino Manfredi ("no sé si era un amigo, un compañero o una parte indisoluble de esa memoria italiana que durante años se identificó en la comedia a la italiana") o Claudia Cardinale ("lo consideraban solo un cómico y no percibían su grandeza").
También directores como Mario Monicelli ("fue un gran actor pero sobre todo extraordinario artífice de un personaje con el que atravesó medio siglo de historia italiana") y Ettore Scola ("un gran observador de la humanidad que encarnó y reprodujo con gran profundidad"), manifestaron su pesar.
De izquierda y derecha llegan los elogios: el vicepremier Gianfranco Fini (de la derechista Alianza Nacional) lo define "artista inolvidable y protagonista absoluto" y Massimo D"Alema (ex comunista) "gran protagonista del cine y la cultura italianos".
El mismo presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, lo recuerda como "el verdadero intérprete de los sentimientos de los italianos sobre todo en los momentos más duros y difíciles". Para el alcalde de Roma, Walter Veltroni, con Sordi "muere un pedazo de historia del cine" y recordó que su predecesor en el cargo, Francesco Rutelli, lo había nombrado por un día, el 15 de junio de 2000, primer ciudadano de Roma.
Hoy lo recuerdan categorías enteras de romanos como los taxistas ("algo de nosotros se ha muerto con él") y los policías de tránsito que se sintieron representados por él en sus películas mientras delante de su casa se acumulan los ramos de flores, mensajes y hasta una bufanda con los colores del club de fútbol "Roma", que este domingo jugará con un brazalete de luto en el brazo. Lo mismo que el del otro club de la ciudad, la Lazio, si bien no era hincha de él. (Télam-SNI)

   
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