Lunes 24 de febrero de 2003

 

Ariel Azcárate: Piano clásico para la esencia del tango

 

Ariel Azcárate viene de la música clásica. A los 34 años este destacado artista ha encontrado nuevos e interesantes caminos en la magia del dos por cuatro. En este giro a su carrera lo acompaña el contrabajo de Sergio Rivas. "Como en los conciertos, tratamos de dar un criterio camarístico, pero nunca perder la esencia del tango", le dijo a "Río Negro".

 
"El tango me permitía volcar mi veta más creativa", dice Azcárate (der.), quien junto con Sergio Rivas construye su propuesta musical.
Con una formación clásica del más alto nivel para el piano, con padres de renombre en ese instrumento, Ariel Azcárate, con 34 años, parece haber abierto sus horizontes hacia la canción ciudadana y se hizo apasionado del tango, al que trata con el mismo rigor que el que tiene por la música de los grandes maestros. Como todo es música y solo está el hecho de saber interpretarla se juntó con Sergio Rivas, contrabajo, paseando una formación casi camarística de los tangos por Buenos Aires y el interior. También hace docencia y viajo al exterior varias veces para que sepan que no se olvida de Mozart o Chopin.
- ¿Por qué los cambios?
- Pienso que es una cuestión coyuntural que me dedique como intérprete al tango. Vengo de un estudio y una carrera clásica, incluso de una familia de intépretes, mi padre es Horacio Azcárate y mi madre se dedica a la música de cámara. Y yo hace 5 años tenía exclusivamente esa dirección, porque me había formado con Chopin, Beethoven o Mozart. Pero hace unos años empecé a intresarme un poco más por los generos populares y terminé decidiéndome por el tango. Allí siento que fluyo, además lo abordé a partir de arreglos para piano más bien de concierto, teniendo en cuenta mi formación.También el tango me permitía volcar mi veta más creativa. Entonces empecé a hacer diferentes cosas en ese sentido, y una de ellas es el dúo que tengo con Sergio Rivas, contrabajo y piano, una formación poco habitual en tango. Porque el contrabajo habitualmente cumple una función de acompañamiento. Pero en este caso tiene mayor responsabilidad en el "canto". Además a partir de que cuento con otro gran instrumento a mi me obliga, con su sonoridad bastante particular, tratándose de tango, que más allá de cualquier refinamiento, es fuerte y enérgico, a encontrar un cierto equilibrio.Esto es, entre la nacesidad de fuerza que tiene el género y el techo que obliga el contrabajo por la naturaleza de su propio sonido.
- ¿Cómo transitó una dupla de piano y contrabajo para el tango?
- Hemos hecho un trabajo interesante que disfrutamos enormemente en estos dos años que estamos. El año pasado participamos del ciclo que organiza el Centro de Experimentación del Colón, tocamos en la Scala de San Telmo, en el Círculo Italiano, en Zárate, Rosario, Santa Fe, Entre Ríos. Y termimanos el año con una satisfacción de un disco que estará listo alrededor de mayo. Allí grabamos un repertorio que está un poco ligado a la formación que tenemos. Porque nosotros los conciertos los presentamos como tango de cámara y el repertorio elegido en esta oportunidad tiene a Piazzolla y sus tres obras inspiradas en el contrabajo: "Contrabajeando" (Piazzolla y Troilo) "Kicho" ( dedicado a su contrabajista Kicho Díaz) y "Contrabajísimo". Otra obra es "Bajo Romántico" de Libertella y Murta y una obra de un contrabajista mendocino, "Habanera" que incorporamos porque es original para contrabajo y piano, y agregué en el disco para piano solo, "Organito de la Tarde". Gran parte de nuestra labor ha sido re-arreglar obras, porque no hay repertorio vasto para piano y contrabajo. De todas maneras , como en los conciertos, tratamos de dar un criterio camarístico, pero nunca perder la esencia del tango.

Julio Pagani

El placer de hacer música

Ariel Azcárate también se dedica de pleno a la docencia "con gente entusiasta que quiera transitar por el camino de la música", y se presenta como solista con los arreglos de repertorio de tango. A su actividad clásica, no la olvida, pero quiso ampliar hacia otros géneros, se sintió seducido por el rock, la bossa nova, el blues o el jazz, hasta que el tango acaparó esas vivencias.
"En lo que hacemos siempre estamos en la búsqueda", aclara, una inquietud que tal vez lo lleve a otros sones latinoamericanos, "depende que los materiales nos movilicen", agrega. Este año volverá junto con Rivas a transitar su propuesta en Rosario, Círculo Italiano, la Casa de la cultura de la provincia de Buenos Aires o el Festival de Tango. El dúo junto con el cantante Eduardo Cogorno y el bandoneón de Carla Algieri hará un espectáculo con Gardel, Borges y Piazzolla no solo estimulando canto y música, sino recitado. Ariel Azcárate sabe que tiene "muchos años de estudio y mucha pasión en lo que hago", casi una formula que se continúa con una advertencia "el que quiere ser músico tiene que intentarlo".
Dice también que la música es seria pero no aburrida. Viene de una carrera que lo llevó a Francia a un festival de tango que organizaba la ciudad universitaria de París, participó en un concierto de la embajada argentina en Madrid y estuvo dos veces en Cuba, una de ellas tocando con su padre y la Orquesta Sinfónica de Santiago de Cuba el concierto para dos pianos de Mozart.
Todas esas notables experiencias, además de la pasión tanguera actual confluyen en su valorización de toda la música. "Lo más puro que puedo decir es que deseo encontrar con el paso del tiempo, cada vez más, el placer de hacer música", dice. Para él es como conocer su ser más profundo.

   
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