Viernes 31 de enero de 2003

 

 

La historia de Tamara, la gitana bella que dejó Neuquén

 

Desapareció el 25 de enero y su familia la busca desesperadamente.
Aseguran que un verdulero "le hizo algo y se la robó".
Una monja facilitó su partida en un remís hacia Cipolletti.

 
Tamara tiene 16 años recién cumplidos y su familia la describió como "la más linda" de las gitanas.
NEUQUEN (AN).- "Es la más alta, la más linda...flaca, muy flaca, de nariz fina, los ojos como un mar y el pelo como el oro ¡Se la robaron a la chica! ¡La engañaron y se la robaron!", grita la tía de Tamara, una chica gitana de 16 años de la que nada se sabe desde el último sábado.
Desde la tarde del 25 de enero todas son preguntas y conjeturas entre los gitanos neuquinos. Ese día, muy asustada, Wanda Carolina Costich (Tamara) dejó la capilla Rayito de Sol a bordo de un remís junto a un hombre que sería un verdulero del barrio. Una monja fue la encargada de llamar por teléfono al auto de alquiler que dejó al hombre -de 38 años- y a la bella adolescente, en la rotonda de Cipolletti.
"Se la robó, ese boliviano le hizo algo, la engañó y se la llevó", llora la familia de la muchacha quien la última vez que fue vista vestía zapatos de charol blancos, una pollera y una remera marrón.
El hombre hasta hace algunos meses atendía una verdulería de la calle Belgrano. Se llama Leandro, pero lo apodan Leo y es conocido por los Costich, quienes viven en un imponente chalet de ladrillos a la vista de Belgrano al 1.945.
- ¿Un amor? Qué amor, nada que ver...si ella es una criatura inocente que nunca andaba sola, es una criatura, una nena, siguen los gritos de las tías y la abuela de Tamara, una chica muy reservada que según su familia, "estaba en la casa todo el tiempo, miraba la novela (Máximo Corazón) y escuchaba música, nunca salía sola", explicaron la vehementes mujeres gitanas en diálogo con este diario.
La Defensoría del Niño y el Adolescente de Neuquén pidió que cualquier dato sobre el paradero de la chica se remita a Alberdi 52, segundo piso, o por teléfono al 4474079.
Según la describieron, es de contextura delgada, tez blanca, ojos azules, cabellos largos con rulos y rubios, y tiene una verruga en el párpado derecho.
La chica cumplió 16 años en noviembre y en su familia aseguran que "es la más linda de todas las gitanas: yo soy un monstruo al lado de ella", dijo de una de las tías de la menor.
Desde chiquita en vez de llamarla Wanda su familia la re bautizó Tamara y ese es el nombre con el que todos la conocían.
El chalet de una de las ramas de los Costich es un infierno desde el momento en que Tamara desapareció y su papá Claudio Costich, de 34 años, entró en cólera y ayer desde los canales porteños intentaba nacionalizar la búsqueda.
La muchacha no tiene mamá -explicaron en su casa- y vivía con el padre y su pareja, las tías y los abuelos.
Dicen que el verdulero desde muy chica le puso los ojos encima: "no la dejaba de mirar, le clavaba los ojos y no dejaba de mirarla; a ella le causa gracia pero nunca le dio importancia a ese hombre, cuenta la pareja de Claudio Costich.
La mujer implora que "alguien nos diga algo, que llamen para decir que está viva esa criatura, estamos destrozados y algo raro está pasando, algo le hicieron a la nena".
La investigación por desaparición de persona está a cargo de la comisaría Tercera ubicada en el barrio El Progreso y la causa se sustancia en la Defensoría del Menor y el Adolescente, a cargo de Nara Osés.
Se sabe que el sábado a la tarde, la chica llegó asustada a la capilla Rayito de Sol adonde solía ir con otras gitanas a limpiar una de las imágenes de la Virgen de Lourdes. Ese día, atemorizada, habló con una monja de la parroquia, se sacó la clásica vestimenta de las gitanas y pidió que llamen un remís. Estaba con un hombre, presumiblemente "Leo", el verdulero con quien tuvo un intercambio de palabras con la monja.
Se sabe también que la chica de ojos de mar y el hombre de tez morena bajaron en la rotonda de acceso a Cipolletti.
Sospechan que desde allí por otro medio la chica y el hombre partieron hacia Buenos Aires donde suponen que el verdulero (cuyo comercio cerró hace unos meses) tiene familiares.
¿Hasta dónde llega al diario? ¿Cuánto sale poner la foto de la nena en la tapa?, preguntaron desesperados los familiares.
En la familia gitana -cuyas mujeres sólo pueden casarse con hombres de la comunidad- están convencidos que ese hombre la amenazó y la raptó, que la secuestró o por lo menos engañó. Descartan cualquier tipo de relación entre la chica y el verdulero y cuentan que salvo hablar por teléfono es "imposible" que hayan tenido contacto.
Juran que revisarán cielo y tierra hasta encontrarla y en eso andan a los gritos, desesperados en búsqueda de la más bella.
   
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