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Una roquense ganó el "Casa de las Américas"

La literatura argentina reinó en Cuba a sus anchas con un lauro para una patagónica que deslumbró a un jurado internacional con una novela sobre la vida de la poeta Emily Dickinson.

Paola Kaufman, la primera patagónica que gana el prestigioso premio "Casa de las Américas" con su novela "La hermana".

La Habana fue una fiesta, una vez más. Sobre todo para la Argentina y nuestra región. La Sala Che Guevara de la Casa de las Américas rebosaba de público ayer cuando el narrador Edmundo Desnoes ("Memorias del subdesarrollo") dio a conocer el veredicto del jurado, coreado por un aplauso restallante. A Miguel Bonasso, que actuaba como jurado en el género de testimonio, se lo vio dar un salto de entusiasmo. Una rionegrina, Paola Kaufman, era anunciada como la ganadora del género Novela por unanimidad; el Premio Honorífico era para uno de los más grandes poetas vivos en lengua hispana, Juan Gelman.
La roquense Kaufman, con una obra sugestiva, "La hermana" (una novela sobre la vida de Emily Dickinson), era una de las estrellas del evento; había impactado al jurado internacional, que ponderó una estructura narrativa que se impone a los hechos biográficos, hilada con una poesía rigurosa y contenida.
Al mismo tiempo, en un departamento de Capital Federal -después de haber pasado unos días de descanso en su ciudad natal- Paola se sentía "orgullosa, honrada y tranquila", según admitió ante "Río Negro". "Hasta este lunes estuve en Roca; cuando llego a la noche a Buenos Aires veo mi correo repletísimo de mensajes. Todo fue realmente grato".
Ayer mismo, ni bien se conoció la noticia, el presidente de la Casa de las Américas la llamó para felicitarla y resaltar esa mirada "original y conmovedora" de su novela, tendida como un manto sobre la "famosa poeta norteamericana cuya vida sigue siendo un enigma".
En declaraciones a Prensa Latina, en La Habana, el escritor Desnoes comentó que el libro de Kaufman posee una connotación continental, en la medida en que su autora -argentina- abordaba la existencia de una escritora norteamericana y ganaba un premio otorgado en Cuba. Por supuesto, elogió su altísima calidad.
Como si fuera poco, una de las menciones conferidas en esa misma categoría correspondía a otro narrador argentino, Alberto Sánchez Danza con "El cuarto de al lado", en el que el jurado ponderó el desenfado y el humor de una historia singular, a través de la parodia del género negro que refleja una sociedad en crisis.
Un tercer argentino, Ignacio Apolo, se alzaría con otra mención en teatro con "Un blanco en la memoria".
Como colofón, el Premio Honorífico a Juan Gelman por "Pesar todo", publicado en el 2001 y calificado como una excelente y vasta antología. A pesar de la crisis, o tal vez debido a ella, la literatura argentina sigue alentando con fuerza. En esa misma sala donde se daban a conocer los resultados del Casa 2003 estaba el ganador de novela del premio Casa 2002, Rafael Pineda (Plop). También argentino.
Como se ve, este martes fue un gran día para la región y el país por su producción literaria. Uno de los pocos premios más trascendentes de las letras hispanas reconoció por primera vez el talento de un escritor patagónico: es para celebrarlo.
(AR)

El prestigio de una institución

El Premio Casa de las Américas fue creado en 1960, unos meses después del triunfo de la Revolución Cubana. Inicialmente se limitó a los géneros de poesía, cuento, novela, teatro y ensayo. En años posteriores se incorporó la categoría testimonio, literatura para niños y jóvenes, literatura caribeña de expresión inglesa, literatura francófona y literatura brasileña. El Premio Casa no sólo ha estimulado la creación de los escritores noveles, sino que, además, ha propiciado el encuentro de más de mil narradores, poetas, dramaturgos, ensayistas, políticos, historiadores y teólogos de la región, para confrontar ideas y concretar proyectos.

El proceso creador

Paola Kaufman trabaja como investigadora en neurociencias en EE. UU., muy cerca del pueblo donde nació, vivió y murió Emily Dickinson -en el siglo XIX.
"Para quienes vivimos ahí la escritora está presente, viva. Pareciera que es una vecina más. Su espíritu y su presencia aún perduran, con vitalidad y contundencia. Eso me atrajo de esta "poeta reclusa", tan frágil, que fue un poco loca, un poco enferma. Que todo lo que producía era resultante de sus lecturas. Esa vida de encierro me fascinó: la ambigüedad, lo oscuro, lo inamovible (Emily nunca salió de su pueblo). Durante un año leí todo sobre ella. Con algo que me llamó la atención: en todas las bibliografías y relatos la presencia de su hermana menor no aparecía. Y sabía que ella había sido fundamental porque era su conexión con el mundo exterior. Fue ahí, entonces, que encontré el punto de vista para mi novela, el de "la hermana". Después me tomé un año y medio para escribirla, reescribirla y emprolijarla. Después la mandé a La Habana y acá estamos, hablando sobre su premiación...", confiesa Paola a "Río Negro", con sencillez.
Que la novela haya sido galardonada en primer lugar por unanimidad es "algo que me enorgullece tremendamente", reconoce, "porque sé que el jurado es estricto, independiente, transparente y literario", acota.
En un mes, Paola volverá a Roca, se encontrará una vez más con parte de su vida, y previo a su rutina científica que la ocupa en EE. UU., trascendió que escribirá una nueva novela, que esta vez transcurrirá en la Patagonia. Sin olvidarse de Emily, por supuesto. "Su poesía me fascina. No me quiero perder ninguna de las que escribió. Estoy totalmente enganchada con ella para el resto de mi vida", dice finalmente a este diario, convencida de que ni bien llegue será invadida cariñosamente por toda aquella gente de la región que la conoce desde pequeña.
(AR)