Miércoles 29 de enero de 2003

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Dormir todos los días con el enemigo en casa

 

 

  Perros, gatos, pinturas, alfombras, calefactores, aires acondicionados, productos de limpieza y una larga lista de otros objetos que conviven diariamente con nosotros, que comparten nuestros hogares como símbolos de progreso, bienestar o compañía, se convierten en nuestros enemigos íntimos, en introductores de pequeñas dosis de contaminación que puede tener un final poco feliz.
Todas las mañanas, mientras una persona se aplica fragancias o fijadores de pelo -en el caso de los hombres-, pisa sobre la alfombra y luego parte hacia la oficina donde tomara contacto con fotocopiadoras e impresoras, líquidos correctores o papel copia sin carbón, incorpora a su organismo de pequeñas partículas conocidas como "componentes orgánicos volátiles, más populares como COV.
Estos silenciosos "enemigos íntimos" -tales como como los formaldehídos, bencenos y percloroetileno-, están escondidos en lugares tan usuales par el común de la gente que hasta parece increíble; pinturas, limpiadores de hornos, alfombras, materiales de construcción y muebles del hogar.
En temperatura ambiental, los COV se emiten en algunos sólidos y líquidos en forma de gases y las concentraciones son mucho mayores en interiores que al aire libre; de acuerdo a la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) estas son unas 10 veces superiores a las que se encuentran en espacios abiertos.
Pese a que muchos de estos productos han comenzado a portar etiquetas que especifican los riesgos que conllevan -tanto por presión de los ambientalistas como por cuestiones comerciales-, eso no evitan los problemas que conllevan; irritación ocular, congestión nasal, erupción, dolor de cabeza, nausea, vómitos y diseña, entre otros.
Una fuente importante de contaminación era el formaldehído que se utilizaba en la construcción hasta la década del los ochenta -que sigue haciéndose en países en vías de desarrollo-, pero eso no ha sido obstáculo para que se encuentre en las resinas que se utilizan en los enchapados, paneles, muebles, armarios, telas que no necesitan planchado y relleno de colchones.
Considerado como posible cancerígeno humano, el formaldehído transportado por aire actúa como un irritante del ducto respiratorio superior e inferior, y sus síntomas temporales, dependiendo del nivel y magnitud de exposición, puede variar de quemadura o sensación de picazón ocular, nasal y de garganta hasta silbidos y presión del pecho.
En tanto, los plaguicidas que se venden en cualquier supermercado para uso casero, incluyen una variedad de compuestos químicos en diversas formas; la exposición a estos plaguicidas pueden ocasionar daños si se utilizan de manera inadecuada, pero en los casos de los rociadores, puede ocurrir durante su uso normal.
La exposición puede también puede ocurrir a través de la inhalación de vapores y polvos contaminados luego de ser utilizados -particularmente peligroso para los niños-; los síntomas en estos casos pueden incluir dolor de cabeza, mareo, debilidad muscular y nauseas.
Pese a todos estos venenos no se puede ocultar que el peor de todos, el mas peligroso, es el plomo y el mercurio presente en las pinturas de interiores cuya inhalación en cantidades importantes pueden llevar a la muerte del individuo.
Los niveles de plomo en las pinturas de uso interior se ha restringido cada vez mas desde los años cincuenta, pero eso no evita que las viviendas y muebles antiguos pueden estar aun cubiertos por pinturas de plomo, sobre todo puede aparecer cuando la pintura sin plomo se descascara o sale por la restauración o renovación dejando salir a la superficie a la pintura contaminada.
Otros materiales que contienen plomo y lo transportan al aire son algunos tipos de soldaduras, vidrios pintados y madera pintada o tratada en chimeneas u hornos mal ventilados.
Mientras tanto, las nuevas pinturas que han reemplazado a aquellas con plomo entre sus componentes, han levantado la preocupación de las autoridades ambientales de los principales países, tal como detallo un informe de la EPA de 1990, que alertaba sobre los altos niveles de mercurio en las personas expuestas a las pinturas látex.
Menos tóxicos, pero igualmente preocupantes, los contaminantes gaseosos que incluyen a los denominados "contaminantes atmosféricos prominentes" -monóxido de carbono, dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno-, pueden ser liberados durante la combustión de aparatos que nos son familiares y de uso común.
Entre las posibles fuentes de esta variedad de partículas, se encuentran los aparatos a gas que no funcionan correctamente o que se utilizan como fuentes de calor, las chimeneas con mala ventilación, calderas, estufas de carbón o leña, calentadores de agua, secadores de ropa a gas y calentadores de ambiente a gas o querosén mal ventilados.
En el último lugar se pueden ubicar los contaminantes biológicos del aire que se encuentran en todo hogar, escuela y lugar de trabajo y cuyas fuentes se ubican en los virus y bacterias que incorporan las personas desde el exterior, la eliminación de alergenos por parte de animales domésticos, insectos y otros artrópodos y las superficies y reservorios interiores de agua donde los hongos y bacterias pueden crecer.
Una humedad relativamente alta es muy importante debido a que ayuda al crecimiento de las poblaciones de ácaros del polvo en el hogar, y el crecimiento de hongos en las superficies húmedas.
La contaminación por ácaros puede generarse debido a inundaciones; alfombras que están continuamente húmedas; mala ventilación en los baños o humedad generada por la cocina, así como los aparatos refrigerantes ayudan al crecimiento de bacterias y hongos.
   
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