Lunes 27 de enero de 2003

 

 

Siguen sin poder controlar los incendios en Australia

 

Las pérdidas son millonarias, y en varias regiones australianas el fuego permanece descontrolado. El clima tampoco ayuda, ya que se avecinan días calurosos, secos y con fuertes vientos.

  SYDNEY, Australia (DPA).- Los bomberos continuaban luchando ayer contra los incendios en el sudeste de Australia que la semana pasada causaron enormes daños en parques nacionales, viviendas y en la fauna local.
En Nueva Gales del Sur, el 60 por ciento del parque nacional Kosciuszko ha quedado totalmente quemado, mientras que en Victoria se perdieron 335.000 hectáreas de bosque alpino junto con un número aún desconocido de viviendas y granjas.
En las Montañas Azules, a una hora en automóvil de Sydney, las llamas lograron traspasar las barreras de contención y avanzan hacia las viviendas, lo que generó nuevamente el alerta ante la posibilidad que nuevamente el foco se descontrole y afecte las zonas pobladas.
En Tasmania en cambio, donde diez incendios están diezmando la vegetación, miles de bomberos voluntarios apoyados por el Ejército y una flota de aviones hidrantes enviados desde Estados Unidos mantienen el fuego alejado de los suburbios.
El comisionado del servicio rural de bomberos de Nueva Gales del Sur, Phil Koperberg, aseguró que aún es muy pronto para decir que ha pasado lo peor de la más grave serie de incendios en la historia de Australia.
"Esto será una campaña larga, porque no hay lluvia a la vista (...) Esto no se acabará mañana o pasado mañana", agregó.
Koperberg había predicho que éste sería un "fin de semana de terror", luego de que los meteorólogos anunciaran altas temperaturas, baja humedad y fuertes vientos, una combinación que hace ocho días causó en Camberra cuatro muertes y destruyó más de 530 casas y 65.000 hectáreas de plantaciones de pinos.
La situación más peligrosa se registró este fin de semana en el noreste de Victoria, donde distintos incendios se unieron en un frente de 120 kilómetros que avanzó hacia las reservas forestales de Benambra y Omeo. Apenas diez minutos antes de llegar, el viento cambió y el fuego retrocedió. Tanto Benambra como Omeo fueron destruidas en 1939 por un incendio en menos de 45 minutos.
Los bomberos y voluntarios llevan varias semanas de intensa lucha contra las llamas. El combate parece ser muy desigual, ya que el clima no ayuda en nada a los combatientes, quienes poco pueden hacer ante tan extensos frentes de fuegos.
El año pasado, también Australia resultó afectada por incendios, causando pérdidas millonarias.
   
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