Lunes 13 de enero de 2003 | |||
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Frutas frescas y artesanías a la vera de las rutas |
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Los nuevos emprendimientos surgieron para enfrentar la crisis.Frutas y verduras, junto con algunas artesanías, son las ofertas.Muchos turistas y gente de la zona son los compradores habituales. |
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Se trata de una renovada idea que supo cobrar fuerza en otras épocas y hoy parece regresar bajo la presión de la crisis y de la agudeza del ingenio. Son algunas de las estrategias que surgen para hacer más llevadera la vida económica familiar. En distintos puntos de la región del Alto Valle, sólo con realizar un corto recorrido por la ruta nacional 22 pueden apreciarse los numerosos "puestitos" que se levantan sobre las banquinas y muestran sus ofertas. Allí donde diariamente detienen su marcha varias decenas de valletanos, y también foráneos, que se vuelcan a comprar verduras frescas y frutas de buen color, que aún conservan ese "aroma de chacra". Y esto es así por una sencilla razón: estos puestos de venta es-tán insertos en medio de la zona rural y en su gran mayoría se trata de mini-emprendimientos encarados por productores locales. Conforman una valiosa experiencia laboral que, en este último tiempo, brinda un respiro a muchos chacareros que han decidido a salir a vender sus productos en forma directa. Wálter Corral y su mujer Claudia Pasolini, viven "desde siempre" en una chacra ubicada en Allen. Cuentan que salieron adelante con los negocios frutícolas, siguiendo de cerca rigurosamente los ciclos culturales y de producción. Pero, como a la gran mayoría, los vaivenes económi-cos los tocaron de cerca y desde entonces empezaron a "pensar en otras cosas". Desde el año pasado "en el mes de agosto", recuerda Wálter, decidieron montar el "puestito". Unos pocos cajones de madera ubicados sobre unos bins, un toldo tipo "media sombra" para paliar los fuertes rayos del sol y un par de bolsas de papas y cebollas, además de unas infaltables manzanas, fueron suficientes para echar a rodar el emprendimiento. El resultado: les fue bien, hoy continúan en el pequeño negocio y con otras proyecciones. Los Corral ya tienen un buen surtido de productos pero siguen conservando el lugar, ubicado sobre el kilómetro 1.195 de ruta 22, con el mismo estilo rústico y sencillo de cuando empezaron. Toda la mercadería está expuesta al aire libre, en cajones de madera, con una balanza "como las de antes" y sobre el piso de tierra. Allí exhiben los cestos y canastos de mimbre hechos por un pariente de Wálter, dulces y conservas elaboradas por Clau-dia y algunos vinos caseros que ofrece un amigo de la casa. Lo que se dice una verdadera empresa familiar. "Parece mentira, pero el aspecto del lugar y la forma en que mostramos las cosas atrae a la gente. Para los de afuera, sobre todo, es una gran tentación ver tantas frutas y verduras frescas", comenta Claudia, entusiasmada y sonriente. Ambos viven y trabajan allí relajados y distendidos en su refugio de chacra, y contagian ese buen humor a través de un trato cordial. Más de un cliente -usualmen-te- se acerca, charla y prueba lo que quiere llevar, sin verse amedrentados por algún cartel que prohíba dejarse tentar por una fruta. "La gente viene, compra, elige lo que quiere, y muchos después vuelven, a pesar del lugar donde estamos. Eso nos pone bien y nos da satisfacción", reconoce Wálter. Más allá, entre el área rural de Guerrico y Roca, también emer-gen varias ofertas más que integran el rubro. En la zona de Los Pinos, desde hace un año aproximadamente, existe un local comercial donde también se ofre-cen productos artesanales y regionales, además de productos frescos. Un matrimonio de agricultores de Roca, junto a sus hijos, decidieron llevar allí parte de la producción que obtienen en su chacra, comenta la propietaria Nora Illia, lo cual les reporta nue-vos ingresos. Pero a la vez, brin- dan un espacio propicio para otros productores y artesanos de la zona, que exponen allí los resultados de sus quehaceres. Todos trabajan desde la mañana temprano, de lunes a lunes, y hasta que cae el sol. Una valiosa alternativa laboral que rinde sus frutos cada día hasta que la noche invade las chacras. Durante las cuatro estaciones del año ALLEN (AA)- Durante el verano los preciados frutos que les regalan sus plantas los ayudan a sacar a flote el negocio. Durante el otoño y el invierno, la elaboración de facturas de cerdo y de conservas de todo tipo, les brindan su colaboración para "seguir tirando" hasta una nueva cosecha. Y también la primavera les da una mano: la venta de plantines suele reportar nuevos ingresos y un aire fresco a la economía doméstica. Para los Corral todo el año hay que "poner manos a la obra" para salir adelante. "Todo casero y desde la chacra" ALLEN (AA).- "Es una salida laboral donde podemos insertar los productos de la chacra, y ayuda porque trae todos los días por lo menos algo de plata para ir viviendo", confiesa Nora Illia, desde su comercio variado y espacioso, que muestra su mejor cara sobre la ruta nacional 22. Silvana Salinas |
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