Miércoles 8 de enero de 2003

 

Volver a la granja para el "reality"

 

Una familia alemana protagonizó un nuevo show.

  Pocas semanas después de que Reya y Sera bailaron al compás de ritmos modernos en el Desfile del Amor de Berlín, se deshicieron de sus teléfonos móviles y sus ropas a la moda para vivir como campesinas a la usanza de principios del siglo XX. Su hermano Akay, de 12 años, un aficionado a los juegos de computadoras y las carreras de automóviles por televisión, comenzó a levantarse diariamente antes del amanecer para cuidar de las aves de corral de la familia y observar a su padre Ismail sacrificar con un hacha a los animales para el almuerzo. La madre, Marianne, convenció a su familia de participar en el "reality show" de la televisión alemana "Casa en la Selva Negra 1902", que los retrocedió un siglo por varias semanas y los convirtió en granjeros. Alrededor del 20 por ciento de los televidentes observaron a esta familia de origen turco enfrentarse a difíciles condiciones en cuatro episodios transmitidos el mes pasado.
El éxito del programa podría significar un regreso de los "reality shows", cuya popularidad ha descendido en Alemania desde la serie transmitida en todo el mundo "Big Brother", en que los participantes vivieron por varias semanas en una casa sellada y atrajo a millones de espectadores.
Los integrantes de la familia Boro, seleccionada de entre unas 700 porque los productores los consideraron refrescantes y vivarachos, trabajaron 18 horas diarias en una cabaña de madera en el Bosque Negro que carecía de servicios sanitarios, teléfonos y electricidad.
Marianne dijo que a su familia se le permitió bañarse solamente una vez a la semana y carecían de perfumes y desodorantes. "Pasados los primeros días, Sera dijo: "Es una suerte que no haya olores por televisión, porque yo apesto"".
Todos los domingos, calentaban agua en la estufa y, haciendo turnos, se sentaban en una tina de madera mientras los otros les echaban agua encima. "La sensación de mal olor desapareció después de la primera semana. Después de eso olíamos a humo o a establo, pero ya no pensamos más que apestábamos.", dijo Marianne, quien trabaja en un kindergarten en Berlín, donde reside la familia.
Vistiendo varias prendas de lana, el padre Ismael y su familia alimentaron a los pollos, cabras y cerdos, limpiaban los establos, labraban la tierra, ordeñaban a las vacas y vendían productos hechos en casa como quesos y escobillas en el mercado cercano.
"Yo quería ver cómo funcionaba la familia en una situación tan extrema. Nuestras hijas tienen 17 y 20 años, y hubieran dicho "no gracias" si les pedía visitar un domingo cualquiera la Selva Negra, pero les gustó la idea de la televisión", dijo Marianne.
Aunque la familia practicó algunas de las tareas, como ordeñar vacas en su casa de Berlín con una ubre de plástico, extraer la leche de verdad que querían vender, fue un problema. "En los primeros días la vaca no quiso dar leche porque estaba acostumbrada a una ordeñadora eléctrica. Después sufrió una infección. Las muchachas ordeñaban muy despacio, así que la calidad de la leche era muy mala para venderla", dijo Marianne.
La familia tenía que vender todos los bienes que producían en un mercado local, transportándolos en un carretón o cargándolos a sus espaldas hasta la aldea más próxima, a unos 10 kilómetros. También podían comprar provisiones en una tienda local, pero sólo artículos que existían en 1902, como jabones simples. El creador del proyecto, Rolf Schlenker, dijo que en los dos meses que estuvo la familia en el verano y unas semanas que pasaron en la granja en el invierno, experimentaron muchos de los problemas que amenazaban a los campesinos a principios del siglo XX. (Reuters)
   
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