Miércoles 8 de enero de 2003 | |||
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Investigan escape de gas cancerígeno en Neuquén |
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Ocurrió en la madrugada del 30 de diciembre, en un laboratorio de esterilización de material biomédico instalado en un barrio residencial. Investigan si la detonación fue intencional. |
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Los investigadores de bomberos analizan la verdadera causa del accidente, pues existirían indicios de intencionalidad según los pobladores. El hecho sucedió en la madrugada del 30 de diciembre pero recién ayer tomó difusión pública, en un local ubicado en Fava al 150 de Villa María, un barrio residencial densamente poblado de la capital neuquina. Oficialmente, Bomberos de la provincia indicó que la explosión se produjo como consecuencia de la combinación de un escape de gas de óxido de etileno y la alta temperatura de la autoclave, un horno especial usado para esterilizar material quirúrgico. Sin embargo el municipio analiza el nivel de toxicidad del producto liberado a la atmósfera y su posible efecto en la población. También investiga si el local se encuentra habilitado para la actividad que desarrolla, pues en principio no se encontraría registrado, puntualizó el subsecretario de Gestión Ambiental, Carlos Roca. Los vecinos sospechan que el accidente fue provocado por un grupo de jóvenes que el día anterior fue sorprendido en el momento justo que intentaba robar en el lugar, una vivienda acondicionada para esta tarea. Algunos dicen que oyeron corridas en los techos justo antes de la seguidilla de las explosiones. "Con la primera detonación lo primero que se me vino a la men-te fue un choque, pero cuando vinieron las otras explosiones temí que la casa se cayera a pedazos. Levanté a mi hijo, a mi nuera y a mis nietos que estaban de visita para pasar el fin de año conmigo. Temí por sus vidas y la mía, fue terrible...", recuerda la pesadilla Ricardo Gómez, "el abuelo" para el barrio. Don Gómez vive pegado al lo-cal en una casa sencilla que muestra todavía signos de la onda expansiva, con los vidrios del frente rotos tapados con cartones. "Fue a las tres y cuarto", se acuer-da bien. Cuando salió vió cómo volaban por el aire las puertas y las rejas del laboratorio como si fuesen plástico. Nadie en la vecindad sabe cuántas explosiones hubo, "fue-ron tantas que perdimos la cuenta", dice la joven vecina del otro costado. En medio del espectáculo dominado por el horror y el miedo, la policía cerró los extremos de la calle con patrulleros mientras los bomberos evacuaban las familias, las ponían a salvo de las detonaciones y sofocaban el incendio. El local perdió las puertas y las ventanas, internas y externas, con señales del incendio y explosiones por todos lados. Ayer, un obrero de la construcción reacondicionaba el sitio mientras una persona vestida con uniforme celeste, amable, atendió a "Río Negro" y se comunicó telefónicamente con el dueño, Rubén Lasala, quien según dijo prometió atender hoy a este diario. El municipio quiso ingresar al local el viernes, el mismo día que el subsecretario Roca se enteró por a-mail del hecho pero "no nos dejaron entrar... para nosotros ese lugar figura como vivienda particular", señaló. La toxicidad del óxido de etileno es tan grande que el Ministerio de Trabajo obliga a los empleadores a conservar durante 40 años las historias clínicas de los trabajadores potencialmente expuestos, a contar del día del cese laboral. |
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