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Miércoles 8 de enero de 2003 | ||
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Robaron de una pick up las cenizas de su esposo |
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Fue en Las Grutas, cuando a una familia le desvalijaron la camioneta mientras descansaba en la playa de un viaje que los llevaba a Madryn para esparcir allí las cenizas del ser querido. |
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Entre sus cosas llevaban una urna símil mármol, herméticamente cerrada, con las cenizas de Alejandro, el muchacho que a los 15 años visitó Puerto Madryn con un primo y quedó enamorado del lugar, por lo que, tras su fallecimiento, su esposa decidió cremarlo y que sus restos descansaran para siempre en el lugar que lo había maravillado. "Nos robaron", dijeron el lunes a las 18 cuando subían de la playa por la Sexta Bajada y vieron suelta la lona que cubría la caja de la pick up Mitsubishi doble cabina blanca, con vidrios polarizados. En un primer momento, la joven viuda, Fernanda Rial, abogada de 29 años, y madre de Delfina de 6 meses, sus padres, su suegra y un primo político, creyeron que solamente habían incursionado en la parte posterior del vehículo. Pero la chica detectó que las puertas habían sido forzadas. Faltaba el estéreo, una filmadora, la mochila de Mauro -el primo del muchacho fallecido que después de realizar el acto simbólico en Madryn seguiría recorriendo rutas por lo que llevaba carpa, ropa y utensilios-, dinero de una billetera, camperas, el bolso de la beba y otro con diez paquetes de pañales, entre otras cosas. - "¿Y Alejandro?", preguntó a sus compañeros de viaje, Estela, la mamá del joven. Con enorme dolor descubrieron que la urna que habían retirado del cementerio también había desaparecido. - "Yo solamente quiero recuperar la urna", pedía a gritos, entre sollozos en el único momento que perdió la calma en público, Fernanda, la esposa del chico fallecido, mientras hablaba con este medio y en vivo para Radio 3, de Trelew. Parecía ayer un hecho menor, pero se transformó en un conmovedor caso que requiere de la participación ciudadana para dar con esa urna, cuyo valor afectivo es inconmensurable. "Me quería ir ayer mismo, pero tal vez me quede hasta mañana para ver si puedo hacer algo", aseguraba Fernanda. Su padre Julio, la acompaña y trata de manejar la situación con tranquilidad. "Sabemos que esto no es normal que ocurra acá, pero creemos que fue por la misma ignorancia del ladrón que se llevó algo sin saber qué era", destaca el comerciante de Adrogué. Fernanda y Alejandro estaban casados desde hace dos años. En diciembre de 2001 al muchacho de sólo 28 años se le declaró un cáncer linfático que tras un tiempo de quimio y radioterapia hizo metástasis y fue irremediable. Mientras luchaba contra el mal, nació Delfina, una criatura preciosa que alejada del dolor de su familia posó para las fotos de "Río Negro", imponiendo ternura ante tanta impotencia. "No vemos que la Policía actúe con celeridad, como si no entendieran el valor que tiene para nosotros recuperar la urna", sostuvo Fernanda, quien radicó la denuncia en la comisaría 29 de este balneario. Avivados se pierden en la multitud Entre la multitud, la pandilla que presuntamente actuó en este hecho lamentable se mimetizó haciéndose pasar por turistas. Tal vez hayan transitado en auto, para poder cargar con tal cantidad de objetos sustraídos. El lunes por la tarde este medio percibió movimientos policiales en la Sexta Bajada y consultó en la Comisaría. "Solamente se robaron una mochila de un auto", dijeron con liviandad fuentes policiales. Parecía un hecho menor. Poco después los cronistas de "Río Negro", vieron a un malviviente con extenso prontuario, oriundo de San Antonio cuando era subido a un móvil en la Tercera Bajada. Sin embargo, no hay detenidos ni avances en la investigación, según trascendió. Ayer el comisario Pedro Simón manifestó a este medio que media guardia está destinada a la investigación del caso y que se realizaron recorridas por los cámpings para tratar de hallar algún indicio; también dijo que se interrogó a los habitantes de las viviendas cercanas a donde estaba estacionada la camioneta para recoger algún testimonio que pudiera ser de utilidad. El propio Mauro, primo del fallecido Alejandro, desarrolló paralelamente su propia investigación, visitando cámpings y alquilando una bicicleta para moverse por el balneario, para tratar de ubicar su campera, la carpa o algunos de los objetos que le pudieran servir de indicio para llegar hasta la urna. La familia viajaba con destino a Madryn desde el Gran Buenos Aires y arribó el lunes a las 15 a San Antonio Oeste, alojándose en el Petit Hotel para hacer una breve escala. Un par de horas más tarde fueron a Las Grutas y un rato después regresaron a la pick up. En ese intervalo les desvalijaron la camioneta y se llevaron, entre otras cosas, la urna con las cenizas de Alejandro. |
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