El mundo festejó en medio de gran vigilancia

Temor a atentados multiplicó medidas en las megalópolis. Insólitos ritos se repitieron en distintos puntos del planeta.

Los fuegos de artificio explotan sobre las calles de Nueva York.

Desfiles, fuegos de artificio e insólitas acciones se sucedieron en todo el mundo para festejar la llegada del Año Nuevo, en un ambiente tenso por la movilización policial ante el temor de atentados terroristas. No obstante, más de medio millón de personas se dieron cita en Nueva York para asistir a la tradicional celebración de Times Square.
En medio de estas medidas de seguridad, exactamente a la medianoche el actor parapléjico Christopher Reeve ayudó a pulsar el botón que disparó la tradicional bola de cristal luego de la cuenta final de los últimos segundos de 2002 que desencadenó una explosión de fuegos artificiales y papel picado. En América Latina, el Año Nuevo estuvo marcado por la posesión de Lula da Silva como presidente en Brasil. (Ver Pág. 18)
En París, una ciudad vigilada por unos 5.500 policías y militares, 450.000 personas se congregaron en la avenida de los Campos Elíseos y cerca de 400 vehículos resultaron quemados como secuela de los festejos.
Los australianos fueron los primeros en festejar el Año Nuevo, pese a las advertencias del gobierno sobre el riesgo de un atentado, poco más de dos meses después de la matanza en Bali (Indonesia), que dejó unos 190 muertos, casi la mitad de ellos australianos. (AFP)

Llamado a la paz

ROMA (DPA).- Un ferviente llamamiento de paz lanzó el Papa Juan Pablo II a la comunidad internacional.
El pontífice, de 82 años, exhortó a una solución del conflicto entre el Estado de Israel y los palestinos y "de todos los actuales conflictos y tensiones", aunque no se refirió específicamente al conflicto entre Irak y Estados Unidos.
Exhortó a la búsqueda de "medios pacíficos en coordinación con el derecho internacional". El 1 de enero, la Iglesia católica celebra el Día Mundial de la Paz. En la vigésimo quinta vez que celebra la Misa de Año Nuevo en su pontificado, el Papa, afectado por la enfermedad de Parkinson, habló con voz firme y dio la impresión de haberse recuperado de las fatigas de la temporada de Navidad.