Sábado 25 de enero de 2003

 

La falta de árboles se siente en Neuquén capital

 

En el oeste se acentúan las carencias. Allí el agua es un bien escaso y los vecinos deben optar entre el consumo personal o el riego. El vandalismo y la desaprensión también inciden.

 
La escenografía de los árboles secos se repite en distintos puntos de Neuquén.
NEUQUEN (AN).- La falta de árboles es uno de los graves problemas que tiene Neuquén capital, sobre todo el sector oeste, donde la pronunciada escasez de agua no deja otro camino a los vecinos que optar por el consumo personal del líquido antes que por regar las plantas. Existen también otros motivos, entre ellos el vandalismo, la desaprensión, la falta de cuidado, la tala y las extracciones ilegales.
Al municipio le toca mantener los espacios públicos, eliminar el arbolado seco y reemplazarlo, relevar las necesidades de cada barrio, obligar a los frentistas a plantar árboles, y a intimar cuando la regla se incumple.
Sin embargo, la realidad dinámica de la capital supera en oportunidades la capacidad de reacción municipal y así, muchas veces termina actuando por denuncias detrás de los hechos consumados.
La ciudad es grande y compleja. Tiene suelos óptimos al sur, en especial en la Confluencia, una antigua colonia agrícola, la más forestada de todo Neuquén. Y se transforma en arcilloso y árido al norte, hacia donde crece el ejido urbano. Allí, la napa de agua se encuentra con suerte a 60 metros de profundidad. La perforación en esta zona es cara y encima no garantiza que sea apta para riego.
Las restricciones severas para regar impuestas por el Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS) a los pobladores en las temporadas estivales ponen el moño a un escenario neuquino predominantemente desértico.
Una ordenanza municipal potencia el arbolado urbano obligando a los frentistas a plantar en el frente de sus casas un mínimo de dos árboles de variedades preestablecidas, según se trate de veredas angostas o anchas.
El subsecretario de Servicios Públicos, Carlos Yanes, sabe que la norma es incumplible en algunos sectores, como en barrios del oeste, y en los encaramados en la barda neuquina asediados por la restricción del suministro líquido.
Dice que habría que incorporar 25.000 árboles a la planta urbana durante cinco años para paliar el déficit agudo de verde que sufre Neuquén. "Falta agua y sin riego se muere. No tiene lógica plantar donde el agua no está garantizada".
Sin embargo, como en el clima neuquino los árboles tardan años en crecer y en desarrollar follaje, se eligen las variedades más resistentes y se les pone riego a goteo, tal el caso del bulevar de Antártida Argentina. "El césped vendrá con el tiempo...", reflexiona dentro de lo que cree posible de hacer.
Según el municipio, en 2002, fueron replantados 6.000 árboles en la vía pública, en tanto que las previsiones para el que transcurre trepan a 8.000, de producción propia.
Yanes dice que el plan de trabajo del vivero "es importante, trabaja a full en materia de replantaciones, cultiva plantines con destino a las huertas comunitarias y prepara el terreno para hacer panes de césped a granel (tepes)".
En otro escalón, Yanes explica que esta línea de trabajo funciona codo a codo con gestión urbana y obras particulares. Así lo hicieron con el final de obra de las cuadras pavimentadas del plan de 400 acompañando el desarrollo urbano con el mejoramiento de veredas y de la arboleda.
En otros casos, como la vereda que se construye sin cazuelas alrededor de una conocida confitería de la avenida Olascoaga, el funcionario espera la remisión del final de obra para actuar con los inspectores.
   
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