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Jueves 23 de enero de 2003 | |
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Pisar callos |
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| Los tironeos generados entre los miembros del Consorcio de Riego del Valle Inferior y un grupo de productores por las deudas de canon y que desembocaron en procesos judiciales y corte del servicio están dejando mucha tela para cortar. En medio de la "guerra del agua" hay filtraciones. Y no precisamente como las del canal principal que le provocaron una pérdida de un juicio al Estado rionegrino, sino sobre los días que vendrán y los debates que se avecinan. Al parecer, el interventor del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (Idevi), Maximiliano Bruno, está redactando un borrador con la pretensión de normalizar el organismo que el gobernador Pablo Verani intervino en 1996. En ese momento -y para achicar costos- quedaron sin salarios los productores y funcionarios que estaban en el entonces Consejo de Administración. Se pisaron las primeras durezas, se terminó con supuestas decisiones democráticas y nadie alzó la voz. El actual interventor quiere dentro del Idevi a la actual Agencia Local de Desarrollo conformada por una multiplicidad de representantes como las municipalidades de Viedma y Patagones, Cámara de Comercio y Sociedad Rural. La fusión incluiría a una representación del Ente de Reconversión del Parque Industrial. Además articular mejor los libretos con la Unidad Experimental del INTA al quedar con más respaldo técnico que el Idevi, en la diáspora de los retiros voluntarios. La Unidad Experimental en los últimos años expandió su radio de acción a la zona atlántica, el Valle de Conesa y Río Colorado. De esta manera se dejarían de gastar algunos dineros públicos que la Legislatura estaría aportando a la sede de la Agencia. De paso, los municipios salvarían las ropas "dejando de aportar los 20 pesos mensuales". En realidad hace tiempo que ni aportan esa exigua suma para el funcionamiento aunque mantienen la voz y el voto. La filosofía es que esta nueva organización política le podría dar mayor jerarquía al Idevi transformándolo en una herramienta de financiación, información y en la búsqueda de nuevos canales de comercialización. En esto se giró la vista 150 kilómetros al Oeste, donde en General Conesa el Ente de Desarrollo, el municipio y los productores son una sola cosa. El borrador debe sufrir todavía numerosos retoques porque en los próximos 60 días será sometido a consenso de todos los actores productivos e institucionales. Bruno pareciera estar en sintonía con lo recientemente admitía el intendente Gustavo Costanzo, acerca de la superposición de organismos y la dispersión de esfuerzos en materia productiva. Ambos están coincidiendo aunque ahora habrá que observar sus actitudes en estos tiempos electorales. Por otra parte, hay que terminar con una herencia que ya Verani reconoció hace casi siete años atrás. Se trata de los siete millones de pesos que los chacareros le están debiendo al Instituto, en concepto de deudas por parcelas y créditos vencidos. Hay muchos desafíos que emprender. Reparar las filtraciones del canal principal, desembocar en nuevos canales de comercialización como por ejemplo adquirir por parte de la nueva sociedad una góndola en el Mercado Central de Buenos Aires o inundar los centros turísticos del Sur con fruta, verduras y carnes del Valle Inferior. Para eso habrá que seguir pisando algunos callos. Enrique Camino |
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