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Lunes 20 de enero de 2003 | |
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Tiempo de definiciones |
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La semana en Bariloche |
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| En los próximos meses el gobierno municipal deberá redefinir la mayoría de las concesiones de servicios urbanos en un auténtico maratón de planificación del cual dependerá, en buena medida, el desarrollo armónico de la ciudad. Los contratos en proceso de renegociación o próximos a vencer corresponden a prestaciones vitales para la organización comunitaria que, por la falta de previsión y planificación de las sucesivas gestiones municipales, llegaron al borde del colapso. Tal es la situación que se reproduce, con mayor o menor similitud, en el transporte urbano de pasajeros, el sistema de estacionamiento medido, la administración del basural y en el servicio de recolección de residuos urbanos, recientemente municipalizado. El mayor desafío que debe enfrentar el intendente Alberto Icare es la exigüidad de tiempo y DE recursos disponibles para procurar la proyección adecuada de cada uno de los servicios en juego e instrumentar con eficiencia los respectivos procesos de tercerización o reestatización. En la mayoría de los casos las soluciones a la vista parecen marcar un inevitable retorno a la órbita del estado comunal, dado que el fuerte déficit operativo de las prestaciones está empujando a las empresas concesionarias a desistir de la explotación. El único servicio que cuenta con una definición es la recolección de residuos, pero su traspaso a manos municipales resulta insuficiente para garantizar su funcionamiento por haber partido de una decisión desesperada y cortoplacista como fue la mera reducción de costos. La carencia de un proyecto integral que dimensione en forma adecuada los recorridos y frecuencias, disponga en forma eficiente los recursos necesarios, garantice la seguridad laboral del personal afectado y regule las distintas modalidades de recolección profundizó el deterioro de la prestación. La problemática de la basura en una ciudad turística como Bariloche demanda un tratamiento integral en el que entra en juego otro servicio en conflicto: la disposición final en el vertedero municipal. El basural se encuentra al límite de su vida útil y, pese a que el diagnóstico no es nuevo, las posibles soluciones en estudio se encuentran estancadas. Para peor, la empresa concesionaria, Codistel, mantiene firme la decisión de rescindir el contrato ante la imposibilidad hacer rentable la explotación y las dificultades para cobrar los más de 800.000 pesos que le debe el municipio. La opción barajada por el Ejecutivo pasa nuevamente por retomar la prestación alquilando a la empresa la infraestructura instalada, bajo una figura similar a la instrumentada en el caso de la recolección de residuos. Algo parecido ocurriría con el estacionamiento medido. El fracaso del sistema instalado por Altec, que -abandonada a su suerte por el poder concedente- no logró equilibrar los números del servicio ni imponer el ordenamiento vehicular perseguido, está llevando las negociaciones entre el municipio y la empresa por ese camino. La única prestación que no podrá reasumir la comuna es la del transporte urbano de pasajeros, cuya situación no es menos endeble pero por su infraestructura y complejidad escapa a la capacidad de administración del municipio. El sistema de microómnibus es el único servicio que contó con dos estudios de planificación contratados e ignorados por las anteriores gestiones que podrían haber garantizado su desarrollo armónico. Ante la urgencia que impone la inminente caducidad de las concesiones el municipio sólo atinaría a prorrogar los contratos hasta mediados de año para armar un llamado a licitación que propondrá muy pocas variantes, anteponiendo la necesidad a la planificación. Marcela Berdún |
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