Viernes 10 de enero de 2003

 

Los chicos siguen comiendo porque sobra solidaridad

 

La Escuela 248 de Cipolletti da el ejemplo este verano

  CIPOLLETTI (AC).- "Fue una decisión desde la solidaridad", respondieron los mismos docentes cuando se les preguntó por qué resolvieron seguir adelante con el servicio de comedor en vacaciones.
La escuela 248 fue la única que quedó fuera de la disputa el lunes 6 de enero cuando se hablaba de los problemas que se presentaban para el reinicio de los almuerzos en las escuelas de Cipolletti. Si bien en ese momento algunas estaban retornando con los refrigerios y otra institución había reubicado a sus alumnos en un centro municipal, nadie dejaba de mencionar: "la que no cortó es la 248".
A esta escuela, ubicada en pleno corazón de las 432 viviendas, concurren chicos de los barrios más humildes y carenciados de la ciudad. Van muchos del Anai Mapu, del Villarino y de las 1.200 viviendas, entre otros sectores.
Graciela Bugallo, la directora, relató ayer que cuando se difundió que se podía continuar con los comedores durante el verano (esto fue antes de finalizar las clases) buscó información oficial sobre el tema y le confirmaron que la posibilidad era concreta, que sólo había que coordinar la actividad.
En ese entonces casi unos 300 chicos eran asistidos en el establecimiento.
Pero para decir "sí" tenían que tener varias confirmaciones previas.
Primero, la del grupo que prepara los alimentos y atiende a los chicos al brindar este beneficio, segundo la de los mismos familiares de los menores, para saber cuántos iban a asistir, y tercero la certeza de la continuidad en la entrega de los productos.
Y se dio. La voluntad del personal estuvo, la lista de chicos que querían seguir incluyó nada menos que a unos 130, y tanto municipio como provincia confirmaron que enviarían la mercadería.
Así fue como el comedor siguió adelante y hoy permite asistir a unos 150 chicos de lunes a viernes. Unas 15 personas están detrás de esta realidad: la cocinera y las beneficiarias del Plan Jefes y Jefas de Hogar que le ayudan, la portera, el grupo de madres que habitualmente colabora, el equipo de conducción y algunos docentes.
La necesidad hizo que también anexaran el refrigerio porque "los chicos preguntaban si podían tomar la leche", dijo Bugallo. Es por eso que la escuela está abierta también desde las 9.30 para darles el desayuno a quienes lo solicitan.
No son tantos en este caso los que concurren, pero a la hora del almuerzo, las mesas se nutren de caritas. Como no se dictan clases se tienen contemplaciones con respecto al horario y por eso la comida se da "en tandas", a medida que van llegando los chicos. "Muchos piden repetir", mencionaron.
Cuando sobra algo, el equipo que está a cargo del comedor les prepara a los más necesitados un paquetito para que lo lleven a sus casas y tengan para compartir en familia.
"Tomamos la decisión sin pensar si nos íbamos a ir de vacaciones o no. Primó la solidaridad", aseguró Bugallo, quien aclaró que ninguno de los que están haciendo posible que el beneficio continúe están de acuerdo con los comedores "porque significa que hay padres sin trabajo y sin la posibilidad de atender a sus hijos como corresponde".
Mientras, en Cipolletti la mayoría de los alumnos siguen sin poder asistir a los comedores escolares porque el Consejo Provincial de Educación no acordó aún quienes deben estar al frente de los mismos.
   
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