Jueves 2 de enero de 2003

 

¿Playas o rutas?

 
  El calor del verano reaviva en Viedma una polémica asociada a la temporada: la circulación de cuatriciclos y todo tipo de vehículos en las playas, las mismas donde la gente busca esparcimiento, sol y tranquilidad.
Masivamente los viedmenses -hoy más que nunca- se trasladan al balneario El Cóndor donde muchos tienen sus casas de fin de semana. Algunos alquilan y la mayoría va y viene, alternando las vacaciones entre la costanera del río Negro y la costa atlántica viedmense.
Estas interminables y bellas playas bordeadas de acantilados son la elección de verano para los viedmenses y también para los vecinos de Patagones. Con la crisis la concurrencia aumentó por una razón de "efectivo". Pero lo cierto es que las playas viedmenses se han trasformado en una opción para la mayoría de los habitantes de esta ciudad y cada vez de más políticos. Y así como son de interminables y solidarias para cobijar a quien quiera disfrutar del sol y el mar, su uso es ya una polémica.
Parece que no sólo basta con disfrutar de semejante marco natural. Lejos de cuidarlo y preservarlo –nada más para que esta impagable porción de naturaleza que nos tocó en suerte la puedan heredar y disfrutar los que vienen atrás– se lo daña lentamente. Esta es una actitud inconciente porque quién puede perjudicar algo que se brinda en forma tan incondicional, reclamando silenciosamente respeto. Los imponentes acantilados que protegen del viento patagónico, los kilómetros de playas para recorrer, tirarse al sol, pescar, llegar hasta el mar sin pisar ni atragantar de arena al de al lado son características difíciles de reunir.
En la polémica que promete reiterarse este año, ante la prohibición del uso de cuatriciclos y vehículos en general, no aparece ese necesario cuidado que se le debe a la naturaleza.
Es una costumbre en El Cóndor -tal vez una de las pocas playas del mundo- donde se permite la circulación de vehículos. Esto genera que la atención del cuidado, sobre todo en los niños, se centre entre la sombrilla y el mar por si aparece un auto o un cuatriciclo con un conductor distraído.
Una ordenanza municipal prohíbe la circulación de vehículos sólo en las playas de jurisdicción municipal. Pero esto no será suficiente si no existe un estricto control, tanto como en la conducción de menores de edad, y oídos sordos a las presiones de propietarios de "cuatri".
Tampoco es suficiente si no existe un acuerdo de la política de seguridad y ambiental a implementar porque las opiniones evidentemente están divididas. Porque por un lado se prohíbe la circulación en las playas y por el otro se inauguran obras, como por ejemplo, la bajada para vehículos en El Faro a través de un convenio entre el municipio de Viedma y el DPA que justamente posibilita el acceso de autos a las playas.

Estela Jorquera

   
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