Jueves 23 de enero de 2003

 

Francia y Alemania contra la guerra: enojo de Bush

 

Los líderes europeos ratificaron un postura común ante la crisis.

 
Chirac y Schröder mostraron firmeza ante el ímpetu bélico de Bush, quien de todos modos sigue adelante con los preparativos.
Washington/ Berlín/ PARIS (dpa-Reuters).- Francia y Alemania unieron sus fuerzas ayer para evitar una guerra liderada por Estados Unidos contra Irak, mientras la OTAN aplazó una decisión acerca de su apoyo a una posible operación militar.
El presidente francés, Jaques Chirac, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, reunidos en París, coincidieron en que los inspectores de armas de las Naciones Unidas necesitan más tiempo para determinar si Iraq tiene armamentos prohibidos.
"Se necesita más tiempo", dijo Chirac durante una entrevista conjunta con Schroeder concedida a la televisora France 2, agregando que Francia mantenía abiertas sus opciones sobre el tema de Irak y mantenía contacto diario con Alemania.
Por su parte Schroeder expresó su oposición a una guerra y dijo que trabajará para su desarme pacífico. "No me rendiré, sino que usaré todo mi poder para que eso (el desarme de Irak) suceda sin guerra", afirmó.
Alemania y Francia emitieron un comunicado en el que manifestaron su voluntad de adoptar "posturas comunes" de ahora en adelante y, en la medida de lo posible, también en el Consejo de Seguridad.
Sin embargo, Estados Unidos continuó con su discurso belicista, dejando claro que está preparado para ir a una guerra pronto por considerar que el presidente iraquí, Saddam Hussein, esconde armas de exterminio masivo.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, reaccionó con ira y frustración al frente franco-alemán. No sólo ha endurecido visiblemente el tono contra Irak, sino también su retórica en dirección a sus aliados y en referencia a las demandas de dar más tiempo a los inspectores de armas de la ONU -y con ello a Saddam- habló de la repetición de una "mala película".
Consideró que "ha llegado el momento de que su país le recuerde al mundo sus responsabilidades y de que el mandatario iraquí, Saddam Hussein, dé cuenta de sus acciones.
"Es tiempo de que nosotros le recordemos al mundo sus responsabilidades y es tiempo de que pidamos cuentas a Saddam", dijo Bush, quien remarcó que espera un desarme voluntario de Irak y que, en caso contrario, se recurrirá al uso de la fuerza.
El presidente iraquí es "un hombre peligroso con armas peligrosas (...) Por eso, el mundo le ha dicho que se desarme", agregó.
Pero no sólo Alemania, Francia, China y Rusia son partidarios a dar más tiempo a los inspectores, sino también la misma población estadounidense, tal como lo reveló una encuesta publicada hoy por el "Washington Post" y "ABCNews", que indica que el 70% prefiere extender el plazo de las inspecciones.
El jefe de los inspectores de Naciones Unidas, Hans Blix, reiteró que para realizar controles de armas efectivos en Irak hace falta de hecho más tiempo y enfatizó que son estos controles los que ofrecen la posibilidad de una solución pacífica al conflicto.
Para Blix, sólo el Consejo de Seguridad de la ONU puede decidir sobre el fin o la prolongación de las inspecciones de armas. Justamente éste es el denominador común entre la Unión Europea (UE) en lo que se refiere al conflicto de Irak: el reconocer la autoridad del Consejo.
El primer ministro británico, Tony Blair, sostiene, a tono con su alianza con Washington , que los miembros del Consejo de Seguridad no pueden "eludir" sus responsabilidades. Pero prefiere no entrar en colisión con sus socios de la UE.

Análisis: Pulseada final

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, reaccionó con ira y frustración al frente franco-alemán en contra de una guerra en Irak y el creciente rechazo en el extranjero a una acción bélica en este país del Golfo Pérsico.
Aunque el mandatario no nombró directamente en sus ataques al canciller alemán, Gerhard Schröder, en círculos de la Casa Blanca se asegura que su "no" a una guerra por resolución de la ONU lo ha "irritado".
"La final ha comenzado. Y eso concierne no sólo a Irak, sino también a los amigos de EE.UU.", dijo ayer el "Washington Post".
El rotativo no se refiere con estas palabras sólo al creciente tono "bélico" de Bush, sino también a una gran ofensiva de relaciones públicas iniciada por el gobierno norteamericano que, junto a Irak y a los aliados más reticentes, se dirige también a la propia población de EE.UU.
Y es que las últimas encuestas demuestran que la mayoría a favor de una guerra contra Irak comienza a flaquear y que la mayoría de los ciudadanos estadounidenses quiere lo mismo que Alemania, Francia, China y también Rusia: más tiempo para los inspectores de la ONU.
Los expertos cuentan con que la serie de discursos sobre "las mentiras de Saddam" intencionalmente pronunciados continuará.
El principal mensaje de la ofensiva es que el mundo tiene que tener claro que Estados Unidos, en caso necesario, también actuaría con sólo una pequeña "coalición de voluntarios".
La Casa Blanca considera que este "show de determinación" es la última gran oportunidad que le queda para hacer cambiar de opinión a los aliados rebeldes.El propio Bush recordó hace poco que también antes de la aprobación de la resolución 1441 en noviembre había malos presagios y que Estados Unidos estaba solo. Pero al final el voto fue unánime.
Pero ahora no era tan palpable una actuación militar, por lo que ahora Bush podría errar gravemente sus cálculos. Y corre peligro de meterse en una segunda Guerra del Golfo con el apoyo internacional más pequeño a una acción militar desde Vietnam. (Gabriele Chwallek /DPA)

   
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