Sábado 18 de enero de 2003
 

"El Estado tiene que construir ciudadanía"

 

Elisa Carrió se inició en la política hace una década y hoy es candidata a presidenta por el ARI. Comenzó a investigar la corrupción porque veía que era la contracara de la pobreza. Cree que el país puede salir de la crisis con un nuevo contrato moral y una redistribución más justa de la riqueza.

 
Elisa Carrió visitó emprendió su gira patagónica con su hijo menor
- Es una "rara avis" de la política, de genética radical que ama a Eva Perón, progresista pero católica... ¿cómo se define?
-(risas) Quizás tenga que ver con que soy una persona desprejuiciada, no me manejo con estereotipos. Soy de centroizquierda, de comunión diaria, me gustan las cosas sencillas y las sofisticadas, pero básicamente no tengo prejuicios hacia el otro, tengo un profundo reconocimiento del otro. No es fácil, la gente busca que encajes en algún estereotipo y yo no encajo en ninguno. Tengo la virtud de decir las cosas que en general no se dicen, además digo que soy la peor de todas, que soy débil, que creo en Dios, cosas que nadie reconoce. Soy honesta. Esto es lo que soy...
-¿Qué debilidades admite?
-Todas. Tengo todas las miserias que tiene cualquier ser humano.
-¿A qué le teme?
-No tengo miedo. Sartre dice que el miedo es siempre miedo a la muerte, pero yo no le tengo miedo a la muerte, tengo una fe enorme, lo cual no quiere decir que no tenga cuidado. Cuando creés que el camino es la victoria, es muy difícil que tenga miedo.
-Imagine que gana la elección presidencial con un 18%, ¿cómo cree que va a gobernar?
-Eso no es posible. Primero porque habrá segunda vuelta y después porque los caminos en la Argentina se van a clarificar en muy poco tiempo y nadie va a ganar con el 18%. Este espacio de fragmentación es una etapa que antecede siempre a etapas de acumulación y de coalición. El que gane será en base a una coalición mucho más amplia.
-Pero usted es reacia a alianzas y en una segunda vuelta es muy difícil que no se vea forzada a hacerlas...
-Nunca me voy a sentir forzada a hacer algo que no quiero. Hablamos de transitar un nuevo camino sin alianzas partidocráticas, sin acuerdos que acumulen votos pero no convicciones, sin financiamiento privado, casi te diría, de iglesia primitiva, lo haremos con palabras y sin recursos. Sabiendo que la victoria es el camino más que el resultado.
-¿A qué convicciones no está dispuesta a renunciar?
-Al criterio de República en sentido de mérito, transparencia, y división de poderes. A la independencia del Poder Judicial, a la construcción de la ciudadanía y sus principios esenciales, a la vinculación espuria con sectores privados del capitalismo "amigo por amigo", a que para ganar una elección te financien empresas que después te pueden condicionar una licitación...
-¿Por qué cree que ganará?
-Hay dos caminos en la Argentina. Uno muy enrarecido de la vieja política, de la pelea por el poder, de la feudalización; yo te diría que es un camino de las esquirlas del viejo régimen. Y otro sendero que es el que el país está recorriendo subterráneamente, que exige una autoridad, una autoridad moral. Este país necesita una autoridad moral y un proyecto nacional. Y yo creo poder asumir ese reto.
-¿Cuáles serían sus primeras medidas de gobierno?
-Convocaría a una consulta popular sobre la base de las propuestas de gobierno, de modo tal que ésa no sea la propuesta de un presidente electo sino la de la mayoría de un pueblo para los próximos quince años.
-¿¡Pero no estaba en contra de la reelección!?
-Creo que es un tiempo necesario para posibilitar la renovación de la Justicia y del Legislativo, lo puedo iniciar yo y lo puede continuar otro que crea en la conveniencia de emprender- con mucho coraje pero con mucho cuidado- la limpieza institucional que habilite la construcción de un nuevo país en base a la voluntad popular.
-En su programa habla de 4 objetivos básicos. ¿Cuáles son?
-Uno, construir la paz, que tiene que ver con la producción y distribución masiva de alimentos, pero no de cualquier alimento ni su distribución en cualquier lugar. Alimentar con la canasta básica tradicional, es decir leche, carne (no soja), frutas y verduras, y que cada uno pueda comer en su casa. Dos, construir la ciudadanía de la niñez, es decir, que las madres administren un seguro ciudadano de entre 80 y 100 pesos por niño, de modo tal que ella asegure la reconstrucción de la familia, la salud y la educación. Hacer que nuestros hijos vivan un país de ciudadanos, aunque ya no lo vivamos nosotros. Tres, generar empleo productivo y estable. Y cuatro, que la renta petrolera pueda ser controlada por la Argentina y que la tierra sea para los argentinos, lo cual no quiere decir que el extranjero que está hace muchos años no esté protegido, sino que se controle la venta indiscriminada a capitales extranjeros o nacionales desconocidos.
-La Argentina ha sido casi el único caso en el mundo que se desprendió de sus recursos estratégicos. ¿Qué medida tomaría al respecto en caso de ser gobierno?
-Lo que se ha hecho con los recursos estratégicos es escandaloso. Propongo volver a crear una empresa estatal sin perjuicio de la investigación que se haga con respecto a lo que se hizo con YPF. Que quede claro que no tenemos planteos expropiatorios. Pero sí intentaría tener el control del mercado energético y el control de la renta petrolera. Tenemos tres recursos estratégicos: el agua, la tierra y el petróleo. Y el país que no puede tener la mínima regulación sobre estos tres recursos, es un país esclavo, la Patagonia lo vive claramente.
-¿Qué le parece la propuesta del presidente Chávez a Lula, de crear un organismo supranacional para negociar regionalmente este recurso?
-En primer lugar Lula y Chávez no son lo mismo. Sí coincidimos todos en la necesidad de una fuerte integración continental que tenga un mercado integrado, una distribución del ingreso integrado (el ingreso ciudadano para la niñez -proyecto de Carrió- está siendo trabajado por el PT) y un manejo integral de sus recursos. Sobre todo por lo que viene en el mundo.
-¿Qué escenario imagina?
-Yo creo que América Latina va a ser el continente de la paz en un mundo en guerra. Y esto se va a desarrollar en el 2003 y nuestra posición geopolítica es extraordinaria porque vamos a estar como la Argentina del tiempo de entreguerras. Tenemos que aprovechar la integración regional sumada a una política de paz frente a un mundo en estado bélico.
-Habla de la necesidad de un cambio espiritual para salir de la crisis, de sellar un nuevo contrato moral, para luego emprender la refundación económica. Frente a las urgencias de una realidad, ¿no suena esto a exceso de pensamiento mágico?
-No hay pasos, la idea es hacer los cambios simultáneamente. Pero lo cierto es que si no hacemos un contrato moral, nos saquean de nuevo. Uno podría decir que no puede con los poderes establecidos, pero tengo la opción de crear una pluralidad de poderes democráticos que sí puedan. Vos podés optar como gobierno por dar poder a sectores plurales que unidos en consorcios de exportación, en cuentas productivas, en cooperativas. Países como Italia lo han hecho. Y esto no es pensamiento mágico, porque esto fue la Argentina, el país construido por nuestros abuelos, pequeños y medianos productores, comerciantes.
-Y con una burguesía nacional muy distinta a la brasileña
-Tenemos una alta burguesía nacional hoy reducida a 20 empresas que han sido cómplices de la exacción del país. Frente a esto hay que crear una burguesía nacional alternativa y me parece que hoy están dadas las condiciones para que ello ocurra.
-Habla de una nueva relación entre sociedad civil y Estado, ¿qué Estado imagina luego de las transformaciones que sufrió durante una década de neoliberalismo menemista?
-El Estado fue destruido por Menem y hay que reconstruirlo. Si tuviese en mis manos la transformación, imagino un Estado chico y muy fuerte. Fuerte en el sentido de construcción de ciudadanía para que los actores sociales tengan un enorme protagonismo. Si los ciudadanos se fortalecen, la República está protegida y se aleja la tentación autoritaria o clientelística. No soy estadocéntrica, creo que el papel del Estado es construir ciudadanía fuerte para controlar al Estado.
-¿Qué implica para usted cambiar de modelo?
-Comencé a investigar la corrupción porque es la contracara de la pobreza. La pobreza extrema de mi provincia tenía la contracara de la riqueza inmensa de oligopolios y gobernantes. Vos podés luchar contra la pobreza tratando de conseguir un Plan Jefes y Jefas o podés luchar intentando desmontar el régimen que genera la pobreza. Decidimos dar esta pelea. No estamos de acuerdo con un capitalismo que termina en comportamiento mafioso. Nuestro modelo de desarrollo es fuerte en el sentido de que partimos de un crecimiento con equidad, basado en la producción y no en la especulación. Se trata de una redistribución de la riqueza.

Susana Yappert
syappert@rionegro.com.ar

   
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