Domingo 26 de enero de 2003 | ||
El desafío del año |
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Héctor Mauriño
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Esta semana se conocieron más muestras elocuentes de los mecanismos que Sobisch privilegia para la información de sus actos de gobierno. La decisión de privar a este diario de la publicidad oficial es la contrapartida de una compleja maquinaria en la que se entrelazan la información pública con el culto al gobernador, su campaña política y las cuentas poco claras con la publicidad del Estado. Se conoció una conversación telefónica entre el director general de Información Pública, "Pancho" Salvatori, y el propietario de una radio de Cutral Co, en la que el funcionario ofrecía un incremento de la pauta publicitaria a cambio de que la emisora retransmitiera los informativos oficialistas. La charla muestra que al gobierno no le interesa informar sino hacerse propaganda, que no quiere periodistas sino voceros obedientes y que sabe cómo utilizar los recursos del Estado para lograrlo. También se conoció el contrato firmado hace seis meses entre el gobierno y la consultora Felipe Noguera. Algo que costó 220.000 pesos más viáticos. El pretexto, confuso, fue el "asesoramiento estratégico, investigación y diseño de acciones comunicacionales emergentes (...)". Pero no queda duda de que se trata de la imagen del gobernador y su campaña sufragados con dineros públicos. Se supo también que el gobierno, a pesar de contar con dos productoras oficiales de radio y televisión, tiene contratada a la empresa local Satélite para que compagine el "Panorama neuquino", un micro presentado con formato de informativo pero dedicado en realidad a propagandizar al gobierno. Nada de esto es nuevo. En su anterior gestión, Sobisch había contratado una costosa encuesta en coincidencia con la interna del MPN. Como el sondeo no apareció, la Justicia investigó a varios funcionarios. Pero luego de cuatro años la causa está a punto de ser archivada. Más cercana fue la contratación de la empresa lobbista estadounidense KNP Associates con el propósito de abrirle despachos al gobernador en Washington. El viaje fue planeado en el marco de la proyección nacional de Sobisch. Todo esto se suma a la ya conocida vinculación del gobierno con la consultora mendocina Corporativa y con la contratación, al menos durante un período, de la consultora porteña Mora y Araujo. Cuando se trata de su promoción personal Sobisch no mira en gastos, acaso porque los pagan los contribuyentes. En este contexto, la represalia contra "Río Negro" aparece como un esfuerzo supremo por acallar una de las pocas voces independientes que restan. Y el amparo presentado por este diario ante la Corte Suprema, como una batalla decisiva por la libertad de prensa en la provincia y un caso testigo. Pero además, y aunque Sobisch parece no advertirlo, su capricho autoritario no sólo perjudica a este diario y sus lectores, sino que amenaza con volverse contra él mismo. Porque su temeraria decisión ha sido conocida y repudiada en el país y el exterior; y también porque en el MPN comienzan a aparecer quienes no quieren verse involucrados en el bochorno. Jorge Sapag marcó distancia al señalar que "la publicidad de los actos de gobierno es uno de los pilares básicos del funcionamiento de una democracia republicana", y que la libertad de prensa debe ser "garantizada por el Estado". No fue la única diferencia planteada entre Sapag y Sobisch. El vicegobernador propuso que Ferreyra dé un paso al costado para zanjar la parálisis legislativa suscitada por el escándalo de las cámaras ocultas. Pero los sobischistas le contestaron con un desaire y esta actitud profundizó la fisura del oficialismo. Seis de los 16 diputados del bloque no se plegaron a esa política y al menos dos de ellos -Tobares y Guiñazú- se alinearon públicamente con Sapag. A esta altura de los acontecimientos pocos le auguran futuro a la fórmula Sobisch-Sapag. Se vuelve a hablar de "Tucho" Pérez como segundo y muchos piensan que de perder el MPN la elección municipal, surgiría una corriente interna liderada por la familia Sapag. Quien parece disfrutar de estos contrastes es Quiroga. Para su gente, Sobisch cometió dos errores: suponer que el "seguidismo" de "Pechi" culminaría en su afiliación al MPN; y ponerse al frente de la campaña de Brollo. "Si Pechi gana, le gana a Sobisch y si pierde, pierde con el "number one"", razonan cerca del intendente. Se entusiasman pensando que en el peor de los escenarios las encuestas le dan a Quiroga 15 puntos por encima de Brollo, y en el mejor, 30. Pero desde el punto de vista de Sobisch las cosas se deben ver diferentes. El gobernador sabe que el desafío principal que tiene por delante este año es la elección de capital. Si pierde -y aun si gana por estrecho margen- ya nada será igual para él, ni dentro ni fuera del MPN. Héctor Mauriño |
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