Río Negro Online / Opinión

Sábado 25 de enero de 2003

MAS INFORMACIÓN

La muerte de Agnelli, un símbolo empresario, conmueve a Italia

Agnelli: el fin de la dinastía en FIAT

Por Carola Frentzen

En medio de la peor crisis de su historia, la FIAT perdió ayer a Giovanni Agnelli, su patriarca y centro gravitacional en todas las grandes decisiones del mayor empleador privado de Italia.
Los negocios van mal, crecen los rumores y las desmentidas de una venta a la estadounidense General Motors. Mientras tanto, la compañía emblemática de Turín vende sistemáticamente partes de su negocio para llevar algo de liquidez a sus escuálidas cajas. La muerte de Agnelli, a los 81 años, arroja aún más incertidumbre sobre el futuro de FIAT. Esta empresa sigue siendo una pieza clave de la economía nacional, pero no la más rentable. En el momento cumbre de la crisis, sus deudas superan los 6.000 millones de euros (6.460 millones de dólares). Los planes de saneamiento aprobados prevén recortar 8.000 de los 200.000 empleos en el mundo.
Desde los años 80, Agnelli se dedicó a agrandar la compañía con la compra de marcas de lujo como Lancia, Alfa Romeo, Ferrari y Maserati. Cuando hace dos años el resto de la familia presionó para que FIAT vendiese su división de automóviles a DaimlerChrysler a fin de concentrarse en el sector energético y de seguros, el patriarca se negó rotundamente y sentenció que mientras él viviese, FIAT quedaría en manos italianas. El talento empresarial del "avvocato", como se lo llamaba por sus estudios de abogacía, siempre destacaba en tiempos difíciles.
En los "70, las Brigadas Rojas atacaron a FIAT como símbolo del gran capitalismo. Y entonces llegó el terremoto: para conseguir dinero fresco, Agnelli cedió al líder libio Muammar Al Gaddafi en 1976 el 9,09% de la empresa. Diez años después, recompró el paquete de Gaddafi, que entretanto había crecido al 15,19%. El libio ganó con la operación cerca de 1.600 millones de dólares.
Hasta su muerte, siguió siendo el presidente honorario de FIAT, continuó al frente del consorcio de accionistas y mantuvo su cargo de senador vitalicio en la Cámara alta italiana. (DPA)

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		Sábado 25 de enero de 2003
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		Por Carola Frentzen
		En medio de la peor crisis de su historia, la FIAT perdió ayer a Giovanni Agnelli, su patriarca y centro gravitacional en todas las grandes decisiones del mayor empleador privado de Italia. Los negocios van mal, crecen los rumores y las desmentidas de una venta a la estadounidense General Motors. Mientras tanto, la compañía emblemática de Turín vende sistemáticamente partes de su negocio para llevar algo de liquidez a sus escuálidas cajas. La muerte de Agnelli, a los 81 años, arroja aún más incertidumbre sobre el futuro de FIAT. Esta empresa sigue siendo una pieza clave de la economía nacional, pero no la más rentable. En el momento cumbre de la crisis, sus deudas superan los 6.000 millones de euros (6.460 millones de dólares). Los planes de saneamiento aprobados prevén recortar 8.000 de los 200.000 empleos en el mundo. Desde los años 80, Agnelli se dedicó a agrandar la compañía con la compra de marcas de lujo como Lancia, Alfa Romeo, Ferrari y Maserati. Cuando hace dos años el resto de la familia presionó para que FIAT vendiese su división de automóviles a DaimlerChrysler a fin de concentrarse en el sector energético y de seguros, el patriarca se negó rotundamente y sentenció que mientras él viviese, FIAT quedaría en manos italianas. El talento empresarial del "avvocato", como se lo llamaba por sus estudios de abogacía, siempre destacaba en tiempos difíciles. En los "70, las Brigadas Rojas atacaron a FIAT como símbolo del gran capitalismo. Y entonces llegó el terremoto: para conseguir dinero fresco, Agnelli cedió al líder libio Muammar Al Gaddafi en 1976 el 9,09% de la empresa. Diez años después, recompró el paquete de Gaddafi, que entretanto había crecido al 15,19%. El libio ganó con la operación cerca de 1.600 millones de dólares. Hasta su muerte, siguió siendo el presidente honorario de FIAT, continuó al frente del consorcio de accionistas y mantuvo su cargo de senador vitalicio en la Cámara alta italiana. (DPA)


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