Miércoles 22 de enero de 2003
 

Nazis en la Argentina

 

Por Héctor Ciapuscio

  Como en otros problemas oscuros del país frente a los cuales por distintos motivos los propios argentinos son renuentes o limitados para investigar, en el asunto del título lo mejor viene de personas formadas afuera. Buen ejemplo de ello son los tres libros sobre un mismo tema que están sobre mi escritorio. Dos de ellos tienen un mismo autor, Uki Goñi: "Perón y los alemanes. La verdad sobre el espionaje nazi y los fugitivos del Reich" (Sudamericana, 1998) y "La Auténtica Odessa. La fuga nazi a la Argentina de Perón" (Paidós, 2002), reciente traducción de "The Real Odessa. How Perón Brought the War Criminals in Argentina" que le publicó en Londres Grant Books meses atrás y sobre el cual diarios y revistas internacionales difundieron juicios entusiastas.
Goñi, nacido en Washington -hijo de un prestigioso diplomático argentino- y residente aquí desde 1975, es un periodista reconocido por su labor en pro de los derechos humanos. Su nuevo libro es un trabajo de 428 páginas con un impresionante aparato de citas documentales recogidas en seis años de investigación. Todo indica que concentrará interés público y hasta discusión política. Así, "Página 12" advirtió el 23 de diciembre que esa investigación ya está empezando a tener consecuencias. La relaciona con la demanda que formuló coincidentemente el infatigable Centro Wiesenthal a la SIDE y ministerios responsables para que liberen información escamoteada a la Comisión de Esclarecimiento de las Actividades Nazis en la Argentina por el gobierno menemista en 1996.
El título del libro -como el de la novela " The Odessa File" de Frederick Forsyth, bestseller en los "70- alude a una supuesta red clandestina de ex funcionarios nazis y miembros de la Gestapo conspirando luego de la derrota de Hitler bajo esa sigla para organizar el escape de sus miembros hacia países simpatizantes del nacionalsocialismo (y quizá para plantar fines ulteriores -un capullo extra alemán de un futuro IV Reich, según algunos).
Goñi investiga con infinita paciencia las rutas por las que se operó la fuga de centenares de personajes menores y mayores (como Mengele, Eichmann, Bohne, Schwammberger, Priebke) en el período 1946-1949, los canales que se les facilitaron, su instalación en el país y las complicidades necesarias. Estas últimas llegaron claramente hasta la Casa Rosada y el propio escritorio de Perón desde donde se operó, con la coordinación activa de su secretario germano-argentino "Rudi" Freude y la cooperación de empresarios alemanes, un plan de captación de ex nazis impedidos legalmente de abandonar Europa.
Es imposible abarcar en una nota un libro de semejante densidad. Pero podemos decir que un trabajo de denuncia, apasionante como es éste, no puede dejar de ser visto como apasionado. Dejando aparte la incuestionable probidad del autor, el texto no libera a quien lo lee de dudar sobre si refleja la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Yo tendría algunas observaciones para formularle. Una apuntaría a la credibilidad del título, a la fantástica organización "Odessa" y su plan para la Argentina. Creo que esta inmigración fue resultado de factores como la formación germanófila de la oficialidad castrense, su apuesta pro-Eje y antinorteamericana en tiempos de fervor nacionalista, la admiración de Perón por el genio técnico alemán y, entre otras cosas, su extraña convicción de que el tribunal de Nurenberg había cometido una injusticia con los encausados del Tercer Reich. (A propósito: ¿alguien supo alguna vez de un juicio suyo sobre Auschwitz?). Otra observación se referiría a la mezcla de dos temas diferentes: la política para reclutar alemanes, que es real (aunque la motivación sea discutible), y la política de rechazar judíos, que tiene matices y en todo caso viene de antes, de la década de los "30. Finalmente, la generalización del calificativo "criminales de guerra" aplicable a algunos, por cierto, pero no a casi todos como deja instalada la lectura.
En este último y otros aspectos aporta equilibrio el tercero de los libros aludidos al principio. Se trata de "La ruta de los nazis en tiempos de Perón" (Emecé, 2000) de Holgar Meding, actual profesor en la Universidad de Colonia, Alemania, quien se doctoró con ese trabajo de tesis en 1992. Estima que los catalogables como "criminales de guerra" fueron unos 50, sobre un total de 30/40.000 inmigrados, de algunas de cuyas actividades en el país da valiosa información. Meding asigna relevancia primordial a la intervención del Vaticano y varias comunidades católicas en el operativo (es una opinión que decididamente comparto), que él ve sobre todo con motivación humanitaria con respecto a sus connacionales: "Salvar cientos de personas que debían ser llevadas ante un tribunal o al menos verse expuestas a dificultades". Y, por último, relativiza la magnitud de la cosecha del gobierno haciendo hincapié en que su proyecto de aprovechar las capacidades técnicas de los alemanes disponibles luego del rastrillaje americano de talentos, no significó cifras ni de lejos comparables a los miles de científicos y "emigrantes privilegiados" que reclutaron los militares del Pentágono.
Volviendo a Uki Goñi y su nuevo libro, es bueno referir algunas opiniones suyas sobre la sociedad argentina, a objeto de reflexionar sobre un inusual enjuiciamiento. Halla que el silencio sobre experiencias como ésta revela a una sociedad que reiteradamente ha fallado en mirarse al espejo. Todo argentino, dice, lleva consigo una falsa versión de la historia del país, modelada a su conveniencia. Lo que ocurrió, por ejemplo, durante el Proceso habla también del profundo abismo que separaba aun a los miembros más cultos de su generación del resto de la humanidad. Ahora y por su lado, el colapso económico del 2002, consecuencia de la corrupción cuanto menos de los tres poderes del Estado, tiene asimismo su origen en el culto social del silencio, la ocultación y el olvido. Sostiene finalmente, de vuelta al tema específico de su libro -sobre el que siempre campea el Holocausto- que "de todos los silencios no hay ninguno más ensordecedor que el que rodea a Perón, a la Iglesia Católica y a los nazis que ayudaron a huir de la justicia". Vale la pena leerlo.
     
     
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