Sábado 18 de enero de 2003
 

Develando el misterio gravitatorio

 

Por Jorge Guala Valverde

  Los recientes experimentos sobre propagación de perturbaciones gravitacionales, llevados a cabo por Sergei Kopeikin (Universidad de Missouri) y reportados en Astrophysics Journal, prometen ser la llave capaz de abrir la puerta hacia la comprensión íntima del fenómeno gravitatorio.
En pocos meses más se hará un exhaustivo análisis de las mediciones efectuadas con la ayuda de una red de radiotelescopios esparcidos por el globo.
Dicho análisis permitirá asegurar que el efecto medido es genuinamente gravitacional pues, como señalan observadores sagaces, los radiotelescopios detectan radiación electromagnética (fotones), no gravitacional, y aquélla viaja precisamente a 300.000 km/segundo.
Lo que se ha medido, en verdad, es una perturbación en las ondas electromagnéticas que, procedentes de un cuásar lejano, pasan por las proximidades de Júpiter.
Una vez asegurado el origen gravitacional de la perturbación detectada ya con muy buena aproximación experimental, se afinará el análisis con la finalidad de asegurar que es precisamente la interacción gravitacional (fuerza entre partículas) y no la radiación gravitacional la que se propaga a la velocidad de la luz.
De ser la última la que "viaja", de un cuerpo a otro, con la velocidad de la luz, se abre un fascinante escenario, que tendrá por principal estrella a la estructura misma del espacio.
Pues habrá que compatibilizar los recientes hallazgos con el enorme cúmulo de observación astronómica que, desde los tiempos de Newton, se entiende admitiendo que la fuerza gravitatoria es "sentida" por cada par de cuerpos (Sol-Plutón, a modo de ejemplo) sin retardo alguno.
Ya Laplace estimó que la velocidad de propagación de las fuerzas debía ser unos mil millones de veces superior que la de la luz. Tom van Flandern llevó, recientemente, dicho límite a 10.000 millones ("on-line" en Inet).
Sir Arthur Eddington puntualizó este hecho destacando que la luz emitida por el Sol exhibe el conocido efecto de "aberración" (lo vemos ahora donde ya no está (tiempo de "vuelo" de la luz para Sol-Tierra: ca. 8 minutos), fenómeno que no tiene lugar para la fuerza gravitatoria.
De otro modo, el movimiento planetario sería enteramente diferente del observado.
Sin lugar a dudas, si el agente responsable de la fuerza gravitatoria viaja con la velocidad de la luz y todos lo efectos observables en los movimientos planetarios muestran que no hay retardo de fuerzas, entonces habrá que buscar en la estructura misma del espacio (que hoy llamamos vacío) la razón de tan particular comportamiento de la naturaleza.
La experimentación reciente, y el riguroso análisis de su producido, nos conducen a un grado de entendimiento apenas sospechado hace pocas décadas.
     
     
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