Martes 7 de enero de 2003
 

La tragedia de la prensa venezolana

 

Por Fernando González Meléndez

  Hoy, cuando uno ve las noticias sobre Venezuela, sabemos que hay un paro cívico nacional, que hay una numerosa oposición democrática que pide la salida por los cauces legales del presidente Chávez, que hay manifestaciones multitudinarias, que en algunos casos terminan siendo agredidas por los seguidores del gobierno, o que no hay gasolina y alimentos. Pero muy pocas veces se comenta o se cuenta la realidad que viven los medios de comunicación en ese país.
Cuando estalló la huelga para exigir el adelantamiento de las elecciones, los medios de comunicación en masa se comprometieron en forma solidaria a no emitir publicidad durante la jornada de huelga. El hecho es que ha pasado un mes y los medios siguen con la misma medida, lo que les ocasiona pérdidas multimillonarias de ingresos, y por otro lado muchos de ellos padecen una situación de casi quiebra.
Cómo explicar el porqué de apoyar una huelga general, en donde se juegan su futuro, parece algo complejo. Pero hay una simple razón para todo ello. Desde hace un año, en Venezuela miles de empresas han cerrado sus puertas y las diversas cámaras de empresas regionales han pegado el grito en el cielo advirtiendo que si el gobierno sigue con su misma política económica, no quedará empresa en pie en poco tiempo. Así que la mayoría de las empresas han optado por hacer una huelga, sabiendo que si no la hacen, en dos meses no estarán en pie. Así que si el paro las conduce a la quiebra, de todas formas en dos meses muchas de ellas estarán con las puertas cerradas.
Dentro de esas empresas se encuentran los medios de comunicación social, que están haciendo un trabajo de titanes al tratar de informar a la población sobre lo que ocurre, sacando de donde no tienen para seguir subsistiendo sin los ingresos de la publicidad. Pero frente a este problema hay otro que ha afectado a los periodistas durante estos dos últimos años: la persecución del gobierno, en la que grupos chavistas, incentivados por el mismo presidente Chávez, se dedican a agredir a los comunicadores sociales.
El enfrentamiento del gobierno de Chávez con los medios de comunicación no es de ahora, sino de hace tiempo. El 17 de enero de 2000 la reportera Vanessa Davies, del diario "El Nacional", fue convocada por los servicios de inteligencia del gobierno, ya que en varios de sus reportajes la periodista había incluido testimonios que acusaban a dichos servicios y a la policía militar de haber realizado ejecuciones extrajudiciales. El 11 de abril de 2002 el periodista gráfico del diario "2001", Jorge Tortoza, falleció luego de haber sido alcanzado por un proyectil durante los sucesos que se produjeron en los alrededores del Palacio de Gobierno en Caracas. Otro de los tantos casos es el del camarógrafo de la televisora Radio Caracas Televisión, Antonio José Monroy, quien el 14 de agosto pasado recibió un impacto de bala en una de sus piernas, cuando cubría unos disturbios originados por los chavistas en Caracas. Situación similar padeció el camarógrafo de AP Mauricio Muñoz el 4 de noviembre, cuando recibió un proyectil en el pecho, también mientras cubría una manifestación en Caracas. Un mes después, en la capital, efectivos de la Guardia Nacional dispararon perdigones contra los reporteros y camarógrafos que cubrían una manifestación. En esos sucesos el técnico de microondas del canal CMT, José Avila, resultó herido de perdigones en el cuello y en el pecho, y el reportero de la televisora Venevisión, Luis Alfonso Fernández, así como la reportera de Globovisión, Aymara Lorenzo, fueron golpeados por los efectivos militares. Al igual que sus colegas en Caracas, los corresponsales de provincia han extremado las medidas de seguridad al momento de cubrir la noticia de una manifestación (chalecos antibalas, máscaras antigases).
Con este panorama, se entiende por qué todos los medios de comunicación de un país apoyan una huelga y que durante un mes no cobren sus espacios de publicidad. Ellos saben que se está jugando el futuro de un país y que, a pesar de todo, tienen que seguir en la lucha por consolidar la democracia y la libertad de expresión. Hay quien afirma que ésta es la tragedia de la prensa en Venezuela.


(*) Corresponsal del diario "Tal Cual", de Caracas, en Madrid, España.
     
     
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