Lunes 20 de enero de 2003

 

Patoteros de Bariloche fusilaron a un vecino

 

Primero apedrearon una despensa porque no les vendían alcohol. Un hombre intervino para ayudar al almacenero y su familia. Corrió a los revoltosos pero le pegaron tres tiros, uno en la cabeza.

 
La policía realizó varios allanamientos y se logró la detención de once sospechosos, entre ellos tres mujeres de corta edad.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Molestos porque el propietario de una despensa se negó a venderles vino durante la madrugada, varios patoteros le apedrearon la vivienda y lastimaron a su hija, y poco después fusilaron al vecino que salió en auxilio de la familia del comerciante.
Más tarde, la policía realizó tres allanamientos en un barrio cercano y detuvo a 11 sospechosos, entre los que hay tres mujeres y varios menores de edad, y estaría el autor material del homicidio.
El hecho se originó poco antes de las 5.30 de ayer en la esquina de Felipe Laguna y Padre Genghini, en el barrio Las Mutisias, ubicado en el Alto de la ciudad, luego que un numeroso grupo mixto de patoteros reaccionara con salvajismo ante la negativa de Carlos Euclides Araya a venderles bebidas alcohólicas.
Entre 12 y 15 jóvenes comenzaron a arrojar piedras de gran tamaño contra la vivienda de Araya y su despensa, ocasionando daños a las construcciones.
Mientras Araya pedía auxilio por teléfono a sus vecinos más cercanos, su hija y su yerno salieron de la vivienda para evitar que les destruyeran el portón y los vidrios de la casa. En esas circunstancias, la mujer recibió una tremenda pedrada en el rostro que le ocasionó la fractura de tres piezas dentales, y su esposo y otros vecinos, también arrojando piedras, lograron poner en fuga a los malvivientes.
Después de participar en la expulsión de los asaltantes, los vecinos Rolando Armando Barrios, de 48 años, y su sobrino, Marcos Javier Meliqueo, de 24 años, quisieron intensificar la represalia y los persiguieron tres cuadras, hasta la esquina de Soberanía Argentina y Sáenz Peña, donde los asaltantes se concentraron y se produjo el encuentro fatal.
Allí, según declaró a "Río Negro" un testigo presencial, mientras Barrios pedía que los patoteros dejaran las armas y les reclamaba la oportunidad de pelear mano a mano, uno de ellos le descerrajó tres disparos desde menos de dos metros de distancia, y lo mató en el acto.
Primero le habría acertado con dos balazos a ambos lados del tórax, y luego lo habría rematado con un tiro en la cabeza, que dio en su parietal derecho.
Meliqueo, mientras tanto, quien se negó a identificar al homicida aduciendo desconocimiento, resultó con dos balazos en ambos glúteos, presuntamente disparados mientras escapaba de la escena del crimen, y con la oreja izquierda destrozada, por una piedra o un puntapié.
Una de las primeras detenidas por la policía fue una joven de 19 años, sospechosa de ser integrante de la temible patota, que presentaba lesiones de arma blanca.
La joven habría declarado que las lesiones se las había ocasionado Barrios durante la riña, y lo acusó de portar un filoso machete, que sin embargo no fue entregado por los patoteros ni secuestrado por la policía.
Con las órdenes emitidas por el juez Miguel Angel Gaimaro Pozzi, la policía realizó varios allanamientos en el barrio Perito Moreno, aledaño a Las Mutisias, y detuvo a 11 sospechosos, entre los que hay tres mujeres, dos de ellas menores de edad.
La patota acusada por este homicidio es una más de las tantas que imponen su ley en los barrios del Alto, convirtiendo en rehenes a los honestos y trabajadores vecinos, y a sus familiares.
   
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